Estamos con lo de Madoff entusiasmados. Las posibilidades que ofrece esta nueva era que se nos regala cada día son tan insondables que los guionistas tienen gracias a la realidad un filón infinito. Y es que nadie podría imaginar de Cristóbal Colón, el 'inventor' de América, padre de la criatura de la versión moderna, que lo que fuese a hacer acto seguido fuera devorar su propio descubrimiento, como Saturno a su hijo. Pero si lo pensamos dos veces eso fue lo que hizo en realidad.
Madoff es el padre del 'índice Nasdaq', que cualquier ajeno a la economía científica como yo, sabe que es un índice que nos señala con el dedo y nos jode las cuentas domésticas por las cuales tres y dos son cinco menos una que se lleva el banco. Pero si es que te quedas mirando la foto del tipo en los periódicos y no se ve al protagonista de una estafa de más de 50.000 millones de dólares: se ve a un actor de 'Los Soprano' que encarna en la vida real a su personaje. Todos lo veíamos en la serie disfrutando de sus atrocidades, cuando de repente se convierte en real, y nos asustamos de lo que antes nos hacía cosquillas. Este payo ha conseguido dejar con cara de haba a más de una cuñada que lo conocía «de toda la vida»; justo en este momento de crisis sandunguera, cuando los ricos están preocupándose por cómo mantener la joda sobre el populacho. Así es que te encuentras a la mañana siguiente con Madoff y le dices: «Hombre, Madoff, qué extraño por aquí como siempre, te hacía en la cárcel». Y dice él: «Si en la cárcel estuve, pero es que tuve que salir a hacer unas gestiones. Al precio que nos sale salir de aquí a 'nosotros', no entiendo a los que se quedan. Bueno chato. Çiao»
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