domingo, 19 de septiembre de 2010

HASTA SIEMPRE, JOSE ANTONIO LABORDETA (NUNCA TE OLVIDARÉ)



El cantautor, político y escritor José Antonio Labordeta ha muerto este domingo en Zaragoza a la edad de 75 años tras una larga enfermedad, han informado fuentes del partido Chunta Aragonesista (CHA), con el que fue diputado en el Congreso durante dos legislaturas.
Con profunda tristeza te comunico que José Antonio Labordeta ha fallecido hace unos minutos
Labordeta ha fallecido en torno a las 01:00 horas de esta madrugada en el Hospital Miguel Servet de la capital aragonesa al que fue trasladado esta semana al agravarse su estado de salud, que lo tenía postrado en su casa desde hace varios meses.






"Con profunda tristeza te comunico que José Antonio Labordeta ha fallecido hace unos minutos", ha informado CHA mediante un mensaje telefónico de la muerte del cantautor y político, al que se le diagnosticó en 2006 un cáncer de próstata, cuando aún era diputado.






Desde octubre del año pasado su salud había empeorado y había tenido que ser hospitalizado en alguna ocasión, siempre arropado por su mujer y sus tres hijas.
Durante el tiempo que ha estado postrado en su casa, ha recibido la visita de sus muchos amigos, con los que comentaba la actualidad del país, asuntos de literatura, música o de fútbol, ya que era un fiel seguidor del Real Zaragoza, y hasta condecoraciones oficiales.

Último acto público

El último acto público que protagonizó se produjo el pasado día 6 de septiembre, cuando recibió en su casa a los ministros de Defensa, Carme Chacón, y Educación, Ángel Gabilondo, quienes le entregaron la Gran Cruz de la Orden Civil Alfonso X El Sabio.
Presentó su último libro, 'Regular, gracias a Dios', el pasado mes de mayo
Este reconocimiento se lo concedió el Gobierno de España, que también le otorgó la medalla al Trabajo, por su sabiduría, su pasión, sus convicciones y su defensa de la libertad y el pueblo.






La ministra Chacón destacó entonces que este tipo de reconocimientos dan prestigio a quien los recibe, pero hay veces que, por el contrario, el premiado "da prestigio a las distinciones", como es el caso de José Antonio Labordeta.






Una persona, dijo, que durante toda su trayectoria vital ha puesto voz a la bondad, a la justicia y a la libertad, primero cantando, después "con la mochila a cuestas" y luego en la tribuna del Congreso "con momentos memorables de poesía o con una voz más popular".
Labordeta presentó en mayo pasado el último libro que escribió, con el título Regular, gracias a Dios, una obra marcada por el cáncer de próstata que le detectaron en 2006, en el que expresa su gratitud a su familia, a los amigos y los sanitarios que le han atendido en esta etapa.
Tengo una mujer que funciona de maravilla, tres hijas, dos nietas, una morena y otra rubia, un yerno que canta muy bien y no cambiaría nada
Es un libro escrito "a tajos", dijo en un encuentro con los medios de comunicación, tras volver a su casa después de un tratamiento médico en el Hospital Miguel Servet de Zaragoza, a cuyo personal se lo dedicó, por la dureza que le supuso escribir entre cada estancia clínica.






Su convivencia con el cáncer, "un mazazo que le dan a uno en la cabeza", dijo en una entrevista con Efe, está insertada en cada capítulo de este libro, porque Labordeta cree que la gente debería hablar de sus problemas, algunos "dramas muy gordos" al lado de los cuales el suyo "no es nada".






Pero Labordeta, que era catedrático de filosofía, estaba contento con su vida. "Tengo una mujer que funciona de maravilla, tres hijas, dos nietas, una morena y otra rubia, un yerno que canta muy bien y no cambiaría nada. Tengo muchos amigos, estoy muy contento con lo que me ha tocado", dijo.






Aún pretendía escribir un nuevo libro de tema policiaco, pero se lo ha impedido el agravamiento de su salud en los últimos meses, en los que ha expresado su gratitud por las muchas muestras de cariño y reconocimientos de todo tipo que ha recibido, incluido un homenaje de sus amigos del mundo de la música en el Teatro Principal de Zaragoza, en el que participaron Miguel Ríos, Víctor Manuel, Ana Belén, Rosana o Carmen París.






Entre otros, el ser pregonero de las Fiestas del Pilar del pasado año, cuando miles de personas congregados en la plaza cantaron con él su "Canto a la libertad", su composición más reconocida, un himno de la transición democrática que interpretó con su guitarra en toda España.

Será incinerado el martes

La capilla ardiente de José Antonio Labordeta quedará instalada a las 18:00 horas en el Palacio de la Aljafería, sede de las Cortes de Aragón.






Según fuentes de Chunta Aragonesista (CHA), el partido por el fue elegido diputado al Congreso durante dos legislaturas (2000-2008), la capilla ardiente permanecerá abierta al público este domingo y el lunes.






El martes, día 21, está previsto que sea incinerado en un acto con su familia y estrictamente privado.

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MAYA LARRAÑETA. 19.09.2010 - 09.16 h
José Antonio Labordeta era un hombre lúcido y sentimental. Con una enorme inteligencia y un gran sentido del humor. De todas las cosas que hizo, que fueron muchísimas, lo que más le define es su condición de poeta. Precisamente por eso empezó a cantar. Creía que la poesía estaba cargada de futuro, como decía Gabriel Celaya, y él supo ver que podía ser un arma contra el franquismo.
Labordeta era un hombre absolutamente tímido, incapaz de salir en público a decir dos palabras. Sabiendo bastante poco de guitarra y de música, se lanzó a cantar lo que escribía, para que llegara el mensaje. Entonces era un sencillo profesor de Literatura en Teruel, de chicos como Federico Jiménez Losantos, por ejemplo, y se apuntó a la canción de autor, en la línea de la canción protesta de los catalanes, la Nova Cancó.
Cuando solo tenía 35 años se ganó el apodo del 'abuelo' por los consejos que ya daba
Su primer concierto en Teruel fue tal éxito que repitió y repitió citas en parques, asociaciones vecinales y fiestas en las que siempre había dos policías en la puerta vigilando quién entraba. De ahí surgieron temas como el Canto a la libertad que le convertirían en algo que nunca pensó ser, un abanderado de la democracia, un ídolo de la gente de izquierdas que quería cambiar las cosas.
Además de sentimental, José Antonio era lúcido y aprovechó esa publicidad incipiente para darle voz a su tierra, a Aragón. Él era muy local. Era un personaje de mochila, de ir de pueblo en pueblo, paso a paso. Era un tipo muy práctico al que le interesaba lo concreto y lo real, pero por dentro, en literatura, era de poesía.
Para los jóvenes de la Zaragoza de los setenta, Labordeta era el padre, el abuelo (apodo que se ganó cuando sólo tenía 35 años). Y es que era un hombre de consejos, de refranes, de mucha sabiduría popular. Y, a la vez, de mucha retranca. Era un ‘somarda’, como se dice allí a los que tienen un humor cínico, pero humano. Los que se ríen de las cosas y no de las personas.
Otra de sus características era que miraba las cosas desde la barrera, que no se sentía protagonista. No pensó nunca que se dedicaría a la política de forma profesional, pero le preocupaban tanto los problemas concretos que, al final, siempre se embarcaba en proyectos políticos, como la revista Andalán, el Partido Socialista de Aragón y, posteriormente, la Chunta.
Tenía un pronto muy fuerte y poca paciencia, pero siempre recurría al humor para solucionar problemas
Labordeta era también un hombre que no tenía enemigos, porque era imposible enemistarse con él. Con su sentido de la realidad y del humor y con su entrañabilidad conseguía acercar a los que había abroncado. Sí, tenía un pronto muy fuerte y era de poca paciencia, algo muy de pueblo, pero se daba cuenta de que no podía perder algo tan valioso como un amigo y recurría al humor y a sus guiños hábiles para hacer que las cosas volvieran a su cauce.
En la memoria colectiva quedará como el hombre de la mochila, por su programa de TVE. Ahí tuvo el valor de hacer que lo sencillo llegara a ser de interés general. Un país en la mochila era una muestra de una televisión muy distinta a la actual, que no buscaba el espectáculo sino dar a conocer la realidad.
En su viaje por el país, estuvo junto a personas de las de verdad, buscando lo eterno, lo que no cambiaba en España facilmente, huyendo de modas. Y eso llegó a la gente. A esa misma gente a la que le conmovía también que fuera capaz de decir las cosas claras donde fuera -en el Congreso de los Diputados- y a quien fuera -como cuando le dijo a Aznar en un debate sobre la guerra en Irak "váyase usted a la mierda"-.
Su condición de poeta es precisamente lo que le permitía conectar con lo que la gente estaba pensando y ser su voz. Y, encima, no era un hombre que se engreía. Él no se creía su personaje, seguía considerándose un hombre desmedido y salido de sus casillas, ese poeta, ese escritor en alpargatas al que le gustaba ir de pueblo en pueblo con su mujer, Juana, y pasar el rato con sus tres hijas y con sus amigos.

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Políticos de todas las ideologías, ministros y sindicalistas han expresado este domingo su lamento por el fallecimiento de José Antonio Labordeta. El ministro de Educación, Angel Gabilondo, ha destacado que es "extraordinario encontrarse con hombres y mujeres de verdad que sienten y viven lo que hacen".



En declaraciones a la Ser, Gabilondo ha subrayado que el profesor y cantautor aragonés estaba "lleno de vida". "El problema es que tenía una sensibilidad sin sensiblería, era el antiñoño, un hombre lleno de frescura, de valores y de compromiso", ha recalcado.
Una de las reacciones más sentidas ha sido la del que fue su partido, Chunta Aragonesista, que ha expresado su "profunda tristeza"
Por su parte, la presidenta del Partido Popular de Aragón, Luisa Fernanda Rudi, ha dicho que con su muerte se pierde "una de las figuras relevantes de la cultura aragonesa". Rudi afirma en un comunicado que Labordeta demostró ser durante muchos años "una de las voces más respetadas y reconocidas en el ámbito cultural".
Desde el PSOE se ha destacado que Labordeta fue un hombre comprometido con "todas las causas" justas, y han lamentado profundamente su fallecimiento.
Una de las reacciones más sentidas ha sido la del que fue su partido, Chunta Aragonesista (CHA), que ha expresado su "profunda tristeza" por el fallecimiento de "nuestro compañero"y ha transmitido "nuestro apoyo y cariño" a su familia en estos momentos "tan difíciles".
Referencia para Aragón y la libertad
También el secretario general de UGT, Cándido Méndez, se ha unido a las condolecias. Para Méndez es "una gran pérdida para Aragón, pero también para toda España". En declaraciones a los medios de comunicación con motivo de su asistencia al XII Día del Afiliado de UGT Méndez ha dedicado sus primeras palabras a mostrar su "pesar y condolencia por la muerte de este gran poeta aragonés".
El Gobierno aragonés, a propuesta de su presidente Marcelino Iglesias, ha decidido conceder a José Antonio Labordeta la Medalla de Aragón, la máxima distinción que otorga la Comunidad Autónoma.
El presidente de Aragón ha destacado que, en estos momentos, "quiero recordar muy especialmente a una persona que ha sido una referencia para Aragón y, sobre todo, para los que amamos la libertad  y la democracia". Por su parte, el Ayuntamiento de Zaragoza ha decretado tres días de luto oficial.

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Gavá (Barcelona), 19 sep (EFE).- La ministra de Defensa, Carme Chacón, ha elogiado hoy la vida y la trayectoria de José Antonio Labordeta y ha destacado que fue una persona honesta e íntegra hasta el final.
Chacón ha ensalzado a Labordeta en declaraciones a los periodistas en Gavá (Barcelona), donde ha asistido a la Fiesta de la Rosa organizada por el PSC encabezada por el jefe del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y el presidente de la Generalitat de Cataluña, José Montilla.
La titular de Defensa, que tuvo una profunda amistad con Labordeta, ha subrayado que aunque ejerció de cantautor, poeta, político y novelista, fue mucho más que todo eso.
Chacón ha destacado que "José Antonio fue una persona honesta e íntegra hasta el final" y ha recordado que hace sólo unos días, cuando junto al ministro de Educación, Ángel Gabilondo, le entregó en su domicilio la Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio, se le veía animoso junto a sus nietas y el resto de su familia.
"Le dabas la mano, le mirabas a los ojos y te dabas cuenta de que iba a dar una lección de dignidad hasta el final", ha explicado la ministra antes de precisar que Labordeta no quería dar lecciones a nadie.
La ministra ha sentenciado que el que fuera parlamentario va a ser una persona a la que se va a echar mucho de menos.

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El canto, un himno 
HERALDO.es. Zaragoza
La muerte de José Antonio Labordeta ha calado hondo en los sentimientos de los aragoneses y ha reabierto un viejo debate. Muchos ciudadanos piden que ‘El canto a la libertad’ se convierta en el himno oficial de Aragón. En HERALDO.es se están recibiendo decenas de comentarios en este sentido.

“Como homenaje, ‘El canto a la libertad’ debería ser himno oficial de Aragón”, propone Alberto. “Sería un detalle, ya que en vida no se hizo, que el ‘Canto a la libertad’ lo oficializasen como himno de Aragón y quitasen el actual, desconocido y falto de arraigo en el pueblo aragonés”, afirma Daverock.

“Hasta siempre, abuelo. Únicamente espero y deseo que esos políticos que hoy tanto te admirarán y harán gala de su amistad contigo como homenaje y reconocimiento hagan oficial lo que desde siempre ha sido popular. Ese himno que tú compusiste y que todos conocemos y cantamos debería pasar a ser el que nos represente en todo el mundo. Gracias por todo profesor”, dice Miguel Ángel.

Los mensajes de condolencia de los lectores destacan su compromiso con Aragón. “Os invito a todos los aragoneses a poner la bandera de Aragón en vuestras ventanas y balcones en honor de este Grande de Aragón que nos ha querido tanto. ¡Gracias por tantos conciertos y tanto Aragón en tus canciones!”, apunta Pablo.

“Adiós, hasta siempre, José Antonio. Jamás olvidaré tu voz, tus canciones, tus poemas y tus memorias siempre me acompañaran. Descanse en paz, un buen hombre, íntegro y comprometido. Un abrazo a toda la familia a todos los amigos y a todos los aragoneses que hoy estamos un poco más solos”, subraya Mª Dolores.

“Se ha marchado la figura actual más representativa de Aragón, la que nos hacía sentir orgullosos de pertenecer a esta tierra, de gente honesta, sencilla, ‘suaves como la arcilla, y duros como el roquedal’. Hoy es un día muy triste”, apunta Adrián.

Muchos antiguos alumnos suyos están recordando su faceta de profesor. “Descanse en paz este poliédrico personaje deliberadamente complejo por la simpleza de su carácter íntegro y directo. Los que amamos Zaragoza (Aragón), la verdad, desfilamos por las aulas del mítico Santo Tomás de Aquino… jamás te olvidaremos”, asegura Cinaam.

Y entre las decenas de mensajes, también llegan palabras de condolencia de fuera de Aragón. Ciudadanos de otras Comunidades españolas recuerdan con cariño a Labordeta, así como aragoneses residentes en otras partes de España e incluso el extranjero. “Desde Hungría siento con emoción la pérdida. Cuando suena el Canto a la libertad tan lejos pero con tanta fuerza, te hace sentir tus raíces. Ánimo a todos y en especial a su familia”, apunta Carlos.

“Aquí llega la despedida”. No pensaba que estas palabras en su boca un día como el de hoy fuesen capaces de emocionarme tanto. Gracias, profesor”, dice Miguel.

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OBITUARIO

Amigo Labordeta

JULIÁN CASANOVA 19/09/2010

En los últimos años, José Antonio Labordeta y yo compartimos opiniones, conversaciones y debates en la radio. Hablábamos del Partido Popular, de Obama, de la crisis, de la corrupción o de los libros y canciones que nos gustaban. Labordeta hacía y decía tantas cosas que resultaba difícil de clasificar. Para la gente que nos escuchaba, José Antonio Labordeta era político, cantautor, escritor, el hombre de la mochila, el hombre justo, el abuelo, el que mandó a la mierda a los señores diputados de la derecha que no le dejaban hablar.

Labordeta era de ese clase de gente que creía que el futuro sería mejor que el presente. A las personas que creen eso se les llama utópicas, pero en realidad lo que hacen es atacar la hipocresía, la estupidez y expresar la insatisfacción frente al privilegio.
Labordeta usaba la vida cotidiana, los problemas de la gente que pasa por la calle, para iluminar el debate político. Frente a quienes creen que los hombres y mujeres estamos sujetos a poderes tan grandes que es mejor no tocarlos, José Antonio apelaba a la dignidad, la nuestra, la de los humanos, para saber dónde comienza lo intolerable. Como nació en una República y creció en la España de Franco, nunca le gustaron esos cerdos de Rebelión en la granja de George Orwell, escrita, recordemos, en 1945, que creaban una dictadura sobre los otros animales, mucho peor que lo que habían conocido.
Todos queríamos conservar a Labordeta. Los humanos se pasaron el siglo XX buscando en algo en que creer. Y algunos se lo tomaron tan en serio que mataron en nombre de cosas tan abstractas como la religión, la ideología, la patria o el rey. Si hablabas unos minutos con Labordeta, te dabas cuenta que tampoco era para tanto. Necesitamos gente que piense y sienta. Ojalá pudiera seguir hablando con él en la radio. Hasta siempre, José Antonio.

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Hasta siempre, compañero y amigo

NIEVES IBEAS 19/09/2010
Nos hemos quedado huérfanos. Aragón ha perdido a uno de sus mejores hijos; todos los aragoneses y aragonesas, sin excepción, a uno de las personas que más hizo por la dignificación y la recuperación de las libertades del país. Y los aragonesistas, especialmente, al abuelo, al padre, al hermano mayor, al colega, al hombre que desde finales de los años sesenta supo despertar la conciencia aragonesista que yacía dormida y entroncarla con los movimientos aragonesistas anteriores a la guerra civil. Y todo eso lo hizo apenas sin proponérselo, sin voluntad de impartir doctrina, sin dogmatismos, sólo con su ejemplo y su conducta. Por eso le quería y le quiere gente de toda condición, no sólo sus correligionarios. Él sabía muy bien que la verdad no es patrimonio de nadie, huyó del sectarismo como de la peste y tuvo amistades de todas las ideologías y en todo el espectro político.
A Labordeta nunca le gustó en realidad la práctica diaria de la política, pues él era ante todo un poeta, un escritor. Y para dar a conocer sus versos comenzó a musicarlos y se hizo cantante. Fue entonces la voz de Aragón, la voz del Aragón desheredado, preterido y olvidado. Estuvo siempre a la izquierda, apoyando a la izquierda, comprometido con ella, pero su corazón era aragonesista (como lo fue el de su padre don Miguel Labordeta Palacios) y por eso sólo tuvo dos partidos, los dos aragonesistas y de izquierdas: primero, el Partido Socialista de Aragón y, después, Chunta Aragonesista, donde militó desde los años noventa hasta su muerte. Y fue el mejor diputado aragonesista que Aragón pudo soñar, el hombre gracias al cual Aragón existió en el Parlamento de Madrid durante dos legislaturas, con un entusiasmo difícil de igualar. Todo un orgullo para los hombres y mujeres de CHA.
Escribió montones de libros, editó periódicos y revistas, grabó muchos discos, enseñó historia por los institutos de Aragón, hizo programas de televisión de gran éxito, recorrió Aragón y España cantando a su país, al amor y a la libertad, defendió la dignidad de los aragoneses y aragonesas en el Congreso..., hizo tantas cosas que es hoy imposible recordarlas todas. Pero pese a toda esa labor ingente, lo mejor de Labordeta estaba en sí mismo. Fue un buen hijo, un hermano ejemplar (nadie hizo más que él por mantener viva la memoria de su hermano, el poeta Miguel Labordeta), un marido enamorado y un gran padre y abuelo. Fue el mejor amigo, leal y generoso, humilde, sencillo y bondadoso. No conoció la envidia y nunca supo lo que era el rencor, por eso repartió afecto y lo recogió a manos llenas. Y, eso sí, tuvo un gran sentido del humor y fue, como buen aragonés, un somarda impenitente hasta el final.
José Antonio Labordeta ha sido uno de los aragoneses más importantes de todos los tiempos y un ejemplo permanente de amor y compromiso con el País. Ahora, sólo nos queda recordarlo siempre, imitar su ejemplo y mostrar al mundo el legítimo orgullo de que haya sido nuestro compañero y amigo.
Hasta siempre, José Antonio
Nieves Ibeas es presidenta de CHA

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Con la muerte de Labordeta se pierde una de las voces esenciales de la canción de autor española, la nacida en los albores de la democracia. Juan Puchades recuerda en este texto de urgencia a Labordeta, el ciudadano José Antonio Labordeta.

Texto: JUAN PUCHADES.


“Habrá un día
en que todos
al levantar la vista,
veremos una tierra
que ponga libertad”.
“Canto a libertad”
José Antonio Labordeta.

De tanto en tanto, nuestro común amigo Joaquín Carbonell, siempre discreto y respondiendo sólo a mis preguntas, me contaba por mail como iba la cosa. Y la cosa no iba bien. Aunque él, Carbo, era optimista. Hace unas semanas dejé de preguntar, los homenajes y las distinciones contra el reloj eran suficiente respuesta. José Antonio Labordeta parecía estar irremediablemente mal. Anoche, de madrugada, llegaba la noticia. No por esperada, menos desoladora.
Labordeta era un hombre relativamente joven –75 años, que hoy no son nada– y absolutamente lúcido. Una de las mentes más preclaras que hemos tenido la oportunidad de disfrutar en este país en los últimos tiempos. Tiempos de mierda, cabría añadir. Tiempos en los que la ciudadanía permite que nuestros gobiernos –manejados por los espurios traje-corbata– recorten gastos en investigación –en la lucha contra el cáncer, por ejemplo y sin ir muy lejos, que tantas vidas cercena–, mientras salen al rescate de la banca como si tal cosa, como si fuera lo más natural. Mientras, dejan que la hambruna y la pobreza aniquilen vidas y esperanzas. Como si tal cosa, sí. Labordeta, el hombre pegado a una boina, era de los que alzaban la voz, de los que no callaban, y entendió que el Congreso era el lugar donde debía hablar y defender los intereses de su tierra; así que hacía allí que se fue, cambiando de vida, una vez más. Su “a la mierda”, en medio de una réplica al vergonzante Álvaréz Cascos –¡que ahora quiere regresar a la política!–, fue algo inédito. Un a la mierda que sonaba a gloria celestial, que podía ser coreado cual gol de tu equipo favorito. Por fin alguien los enviaba, a la cara, al sitio de donde nunca tendrían que haber salido, la misma mierda que inunda sus sumideros cerebrales.
Y los mandaba a la mierda una persona tan culta e ilustrada como absolutamente cercana. Un ciudadano con los pies en el suelo, próximo a la gente, a eso que se conoce como el pueblo; nosotros mismos. Un hombre, intelectual y humanamente inquieto, que antes de llegar a la política se reinventó varias veces: profesor de bachillerato, escritor, cantautor e incluso presentador de televisión en aquella serie documental, dignísima y sumamente entretenida, sobre la España menos fotográfica y que lo convirtió en una persona popularísima, destapándolo como un comunicador distinto, original, alguien absolutamente encantador y, de nuevo, próximo. Pero “Un país en la mochila”, y los pocos libros suyos que he leído, siempre me ha parecido que conformaban un todo con la obra del cantautor José Antonio Labordeta. Toda su creación está engarzada por el aliento del que ama los paisajes y las gentes de su tierra, aspira a un mundo mejor, cree en las personas, en la solidaridad, en la libertad, en el respeto, en el amor… Conceptos que hoy parecen olvidados y que se antojan ideario de una izquierda trasnochada. La izquierda en la que él creía, tan alejada de la que representa el noqueado y posibilista Zapatero –¿si permanecía despierto en sus últimas horas, qué pensó Labordeta del alineamiento de éste junto a Sarkozy en las expulsiones a los gitanos, de nuevo perseguidos, como durante el nazismo?–, una izquierda que, probablemente, se ha extinguido para siempre. Y con él, con Labordeta, se va uno de sus últimos representantes.
Su obra musical –recogida el grueso de ella, convenientemente remasterizada, en el estuche “Cantar y no callar” (Fonomusic/DRO, 2004)– deberá ser analizada en el futuro, con calma y sin la proximidad del dolor de su muerte –¿te atreves, Carbo, tú que la conoces como pocos?–, y estudiar su evolución musical y poética, siempre con Aragón presente, testimonio de un tiempo y de un país. Reflejo del pensamiento de un creador que fue, esencialmente, un ciudadano ejemplar.

Hasta siempre, José Antonio. Hasta siempre, “abuelo”.

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Hoy es un día muy triste para mí, se ha ido Labordeta, aquel  "abuelito" al que vi cantando cuando yo era pequeñita en un pub de Dehesas, aún me acuerdo. 
Un hombre entrañable, un hombre que por su naturalidad, por su integridad, por su manera de luchar por lo que creía... va a ser recordado siempre. 
Siempre dije que ojalá hubiera más políticos como él, que ojalá hubiera más cantautores como él, que ojalá hubiera más hombres como él, porque si los hubiera, el mundo sería mejor, mucho mejor.
Queda todo su trabajo y un recuerdo imborrable, yo nunca te olvidaré, hasta siempre "abuelo"!
Anina