"Escúchame bien, Joan - habló Ramón al rato-. Nosotros somos como las gaviotas: solo necesitamos unas rocas y un pedazo de tierra para nuestro nido. Somos seres del ancho mar, de los vientos cambiantes, somos libres como ellas.
El chico se fijó en las ruidosas aves blancas y admiró de nuevo su vuelo.
-Ellas son libres desde que aprenden a volar - continuó-. Pero el hombre no. Nazcas libre o siervo, nadie te regala tu libertad: la debes conquistar tú cada día, con tu valor y con la fuerza de tu brazo. Un hombre es responsable de su libertad y la de su familia. Recuérdalo bien, hijo.
...
-Prométeme que serás libre."
Hoy he acabado de leer esta novela tan bonita, la empecé varias veces pero no conseguía sacar tiempo para acabarla o quizá esa era la excusa para leer varias veces el comienzo del libro, que me fascina y me emociona, las historias de padres e hijos me llegan al corazón. Me ha gustado mucho.
Anina.