jueves, 19 de marzo de 2009

Los aparatos que consumen energía apagados aumentan la factura y el impacto medioambiental

Televisiones de plasma, ordenadores, videoconsolas, microondas... Los expertos los llaman "vampiros eléctricos" porque son aparatos que consumen energía las 24 horas del día aunque estén apagados.

Además, son cada vez más frecuentes en los hogares: se estima que el número de grandes y pequeños aparatos electrónicos casi se ha triplicado en los hogares en las últimas tres décadas. Por ello, saber cómo desactivarlos del todo no sólo reducirá la factura eléctrica, sino también las emisiones de dióxido de carbono, causantes del cambio climático, y otros impactos medioambientales derivados de la producción eléctrica.

El consumo oculto de los "vampiros eléctricos" se debe normalmente a un dispositivo conocido como "stand by", que sirve al electrodoméstico para encenderse más deprisa, detectar un mando a distancia en cualquier momento o realizar algún tipo de orden programada. En otras ocasiones, los aparatos vienen provistos de relojes, luces o paneles informativos digitales que están activados constantemente, y que, por tanto, necesitan también electricidad.

En su día, estos sistemas pudieron parecer buena idea, ya que permitían tener los aparatos preparados para ciertas acciones sin necesidad de que estuvieran encendidos del todo. Sin embargo, en la actualidad se han convertido en un derroche energético injustificado la mayor parte de las veces, mucho más teniendo en cuenta que el ahorro energético y el respeto al medio ambiente son cada vez más valorados.

Los expertos recuerdan que, aunque su consumo pueda parecer bajo, la suma de los cada vez más numerosos "vampiros" puede suponer al cabo del año un importante gasto eléctrico. Por ejemplo, un informe del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley de Estados Unidos (EE.UU.) indica que en dicho país requieren el 10% del gasto eléctrico en los hogares. Por su parte, el Departamento de Energía estadounidense ha calculado que suponen para este país un gasto de unos 3.000 millones de euros al año. Otros estudios estiman que, dependiendo del número de aparatos conectados, la factura puede aumentar entre un 5 y un 20%.

Asimismo, algunos aparatos de reciente introducción en los hogares han disparado el consumo energético. Por ejemplo, un estudio de la Organización de Consumidores australiana señala algunos casos especialmente llamativos: un televisor de plasma de 50 pulgadas puede consumir 822 kilovatios/hora (kw/h), mientras que un televisor LCD del mismo tamaño se mueve por los 350 kw/h y un televisor de tubo catódico por los 322 kw/h. O el caso de las actuales consolas de videojuegos, cuyo uso continuado puede gastar unos 120 euros al año, según esta asociación.

Por su parte, desde el Departamento de Energía de EE.UU. subrayan que los descodificadores de televisión digital o las grabadoras digitales de video, de reciente entrada en los hogares, son también otros grandes "vampiros eléctricos".

Cómo acabar con los "vampiros eléctricos"

La forma más evidente de desconectar por completo estos aparatos es desenchufándolos de la red eléctrica. Sin embargo, los consumidores suelen tener varios "vampiros" y utilizarlos frecuentemente, por lo que puede resultar bastante incómodo. Para facilitar este trabajo, se pueden utilizar regletas de enchufes en función del número de dispositivos. Con este sistema, los expertos recuerdan que además del consumo eléctrico, se evita el recalentamiento de los aparatos y se les protege de posibles sobrecargas. Ahora bien, lo que no se debe hacer es enchufar una de estas regletas a otra regleta, porque entonces sí puede haber riesgo de sobrecarga. En cuanto a encender y desconectar continuamente los aparatos, los expertos recuerdan que un uso normal de los mismos no acorta su vida.

Los aparatos recargables son otros "vampiros" a los que hay que combatir. Los expertos recomiendan retirarlos cuando estén cargados, incluso a mitad de carga si se necesitan, sin temor a que se estropeen o reduzcan su vida útil. También se pueden desconectar del todo los aparatos antiguos que ya no se utilizan pero que siguen consumiendo energía. Hay otros aparatos más eficientes e indicados para dar la hora.

El consumo energético del ordenador también puede reducirse: si no se va a utilizar en unas horas, se puede activar el modo de hibernación, que consume menos. Otra forma sencilla de reducir el gasto energético de un PC es apagando su monitor, ya que los salvapantallas no reducen la cantidad de energía utilizada.

Asimismo, los consumidores también pueden influir en los fabricantes de estos productos mediante sus decisiones de compra o haciéndoles llegar sus recomendaciones. Por ejemplo, se puede dar preferencia a los aparatos que no lleven sistemas de "stand by" o similares, o que cuenten con una eficiencia energética lo más alta posible.

En este sentido, la industria tecnológica está empezando a tomar buena nota de que los consumidores demandan productos más eficientes energéticamente y respetuosos con el medio ambiente. Así se pudo comprobar por ejemplo en el Consumer Electronics Show (CES), la mayor feria de productos tecnológicos de consumo del mundo, que se celebró a principios de año en Las Vegas.

Por ejemplo, Sony anunciaba su nueva serie de televisores "Eco", que cuenta entre otros dispositivos con un "stand by" que no consume energía. Por su parte, la empresa iGo presentaba un aparato antivampiros eléctricos. El dispositivo lleva ocho enchufes que cortan la corriente cuando el aparato pasa a algún modo "stand by" o cuando es un aparato recargable que ha llenado su batería al 100%.

Cuánto gastan los electrodomésticos más vampiros

El Departamento de Energía de Estados Unidos apuntaba en un informe los principales "vampiros eléctricos" de los hogares por su consumo anual en kw/h y el gasto ocasionado a los consumidores (suponiendo una tarifa de 8,48 céntimos de euro por kw/h). El estudio diferencia entre dos modos de "stand by". En el activo, el aparato realiza alguna tarea, como por ejemplo un vídeo programado para grabar a una hora concreta. En el pasivo, el aparato está desconectado pero con algún componente en funcionamiento, como por ejemplo un reloj.

flickr - Alex Fernández Muerza - www.consumer.es - EROSKI

El agua en recipientes de plástico está teniendo un impacto ambiental inmenso

Cada año se producen miles de millones de kilos de plástico en todo el mundo, y apenas si se reciclará la mitad. El resto termina en vertederos, en ríos y en el océano.

Nuestro hábito de embotellar el agua en recipientes de plástico está teniendo un impacto ambiental inmenso en nuestro planeta. Y no sólo hablamos de la etapa en que las botellas terminan en la basura, sino de la energía que se consume en todo el proceso desde su fabricación hasta nuestras manos.

Cada año se producen miles de millones de kilos de plástico en todo el mundo, y apenas si se reciclará la mitad. El resto termina en vertederos, en ríos y en el océano. El plástico tarda cientos de años en degradarse, pero no desaparece nunca del medio ambiente. Un ejemplo es el famoso Parche de Basura del Océano Pacífico.

Un estudio reciente publicado en Environmental Research Letters ha evaluado cuanta energía consume la industria del agua embotellada. Han estimado que se requirió el equivalente a entre 32 y 54 millones de barriles de petróleo para producir tan sólo el agua embotellada en plástico de Estados Unidos durante 2007. Esto es un tercio de la energía que Estado Unidos consume en un año.

En 2007 se vendieron 200 mil millones de botellas de plástico de un litro de agua en todo el mundo, la mayor parte en Estados Unidos y Europa. En USA fueron 33 mil millones de litros. Un promedio de 110 litros de agua por persona.

Y estamos hablando de países que están bien económicamente, y pueden tener un servicio de agua corriente potable. No hablamos de países que ni siquiera tienen ese servicio, donde se entendería el consumo de agua embotellada.

Es una moda que ha ido incrementando desde 2001, sólo en USA el consumo de agua embotellada ha aumentado un 70 por ciento desde ese año. Más que la cerveza o la leche.

El uso de energía en la producción del agua embotellada se divide en cuatro partes. La utilizada en la fabricación del plástico y su conversión en botellas, el tratamiento del agua, el llenado de las botellas, y finalmente el transporte.

La mayoría de las botellas de plástico se fabrican a base de Tereftalato de Polietileno. Los investigadores calcularon que en todo el mundo se usaron 3 millones de toneladas de este tipo de plástico tan sólo en 2007. La energía utilizada para ello fue de 50 mil millones de barriles de petróleo.

Por suerte ya hay empresas que usan un plástico más liviano, que reduce en un 30 por ciento la cantidad de plástico necesario, por lo tanto también reducen el uso de energía y la cantidad de residuos generados. Es un avance, pero apenas algunas empresas lo hacen.

El número que decíamos al principio, entre 32 y 54 millones de barriles de petróleo usados en Estados Unidos para la producción total dl agua embotellada, varía de acuerdo a dónde haya que transportar esas botellas una vez que fueron hechas y llenadas.

En Estados Unidos eso cuesta 2000 veces más que el agua corriente potable. Justamente es un país en el que el agua corriente es tan potable como la embotellada, que no se confundan, no es agua mineral, sino agua potable tratada, igualmente tratada que la del grifo.