C omo siempre que entramos en la época estival, la prensa es un reflejo oculto de la modorra global. Quiero decir que las cosas siguen pasando con el mismo volumen cruento que siempre, pero el verano pone gafas de sol a la realidad y nos la devuelve con el dolor como solapado, como si le hubieran quitado un 33% de mierda a las basuras que habitualmente comemos para hacerlas más apetitosas. Así, la prensa adelgaza, como si la cosa fuera de tener buen tipo para lucir al sol veraniego sin complejos.
Los suplementos son el reflejo de lo que en esta época del año nos preocupamos de la realidad, o mejor dicho, de lo que nos preocupamos menos de ella, dado que habitualmente tampoco es algo que parezca preocuparnos. En verano, nos preocupa de forma suplementaria. Es por ello sin duda un buen momento para la clase política, que con el sopor y la siesta nos pillan con una modorra suplementaria en la que metérnosla doblada es un deporte en el que ganar se hace bastante más fácil. Así es cómo esa máxima eterna por la que la zorra se disfraza con piel de cordero cobra sin duda un sentido mayor. Por ejemplo: la OTAN ha decidido contratar a Michael Stopford para mejorar la «estrategia de comunicación» de la Alianza. La cosa no tendría ninguna guasa si no fuera porque el tal Stopford hasta la fecha trabajaba en imagen para la Coca-Cola, esa multinacional que está tan a favor de la gente y su felicidad. La Coca-Cola es una marca que tengo asociada a esa popular canción en las parroquias de mi época que decía «viva la gente, la hay donde quiera que vas. Viva la gente, es lo que nos gusta más». Después el tema seguía metiendo en el mismo saco a un policía y a un carpintero. Y es que a mí siempre me ha puesto un poco de los nervios esa actitud 'we are the world' en la que es lo mismo un roto y un descosido, porque estoy completamente a favor de 'la gente', pero no de toda la gente. Me consta que no te puedes fiar de la misma manera de todo el mundo, como si esto fuera un jardín de flores. Entre tantas flores hay un montón de capullos que se ocupan de aguar la fiesta. No tienen más que ver la ironía del intercambio entre el Líbano e Israel de cadáveres por prisioneros.
Jesús Cifuentes - El norte de castilla