domingo, 14 de diciembre de 2008

Conservar la vida en las montañas

El entorno natural de montaña y las personas que lo habitan se encuentran en una situación cada vez más delicada. Para recordar este hecho, Naciones Unidas celebra hoy, desde 2002, el Día Internacional de las Montañas.
Los expertos recuerdan que la fragilidad de estos ecosistemas montañosos está viéndose afectada por los principales problemas medioambientales, como la deforestación, la contaminación o el cambio climático, y piden soluciones concretas para conservar su biodiversidad y el desarrollo sostenible de sus habitantes.

Los ecosistemas montañosos cubren alrededor de la cuarta parte de la superficie del planeta y sirven de hogar a unos 270 millones de personas. En este sentido, las montañas albergan gran parte de la biodiversidad más importante y amenazada del mundo, y no sólo son fuente de recursos para sus pobladores, sino para las comunidades que habitan en sus alrededores.

Según Naciones Unidas, el impacto medioambiental producido por el ser humano repercute de manera especial en este entorno natural. El crecimiento demográfico en las regiones montañosas, el impacto del aumento de la producción cárnica y láctea, la expansión de los pastizales y el exceso de pastoreo han contribuido a incrementar la deforestación, la degradación de las cuencas hidrográficas, las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y la pérdida de biodiversidad.

El cambio en el uso de la tierra, la lluvia ácida o el calentamiento global están provocando un efecto negativo de manera más rápida y acusada que en las tierras bajas

El agua es otro de los recursos que está siendo gravemente amenazado en la montaña. Los lagos, ríos y arroyos son muy vulnerables a los cambios ambientales, como la deforestación y la contaminación. Y no es un problema que afecte sólo a sus habitantes, sino también al resto del mundo: al menos la mitad del agua dulce de superficie del planeta proviene de las montañas. Además, dado que la población de peces de estos entornos acuáticos de altura es limitada, el riesgo de sobreexplotación es aun mayor.

Por otra parte, problemas como el cambio en el uso de la tierra, la lluvia ácida o el calentamiento global están provocando un efecto negativo de manera más rápida y acusada que en los ecosistemas de las tierras bajas, debido a su especial sensibilidad. A este respecto, cabe recordar que los bosques tropicales de montaña son los que están sufriendo la mayor pérdida con respecto al resto de bosques en el mundo.

En concreto, la mala utilización de los fertilizantes químicos en muchas regiones montañosas ha disminuido la fertilidad del suelo y ha implicado un aumento de los GEI y de la contaminación del agua de las capas freáticas (los acuíferos más superficiales).

Los expertos recuerdan que los ecosistemas montañosos constituyen un claro bioindicador de las transformaciones y los efectos negativos producidos en el medio ambiente. Sin embargo, se han desarrollado pocos estudios al respecto, en parte debido a las dificultades de trabajar en dichas zonas.

Por ello, los especialistas reclaman mayores esfuerzos para estudiar y proteger los ecosistemas de montaña, sobre todo para predecir los cambios globales en el medio ambiente. Por ejemplo, los investigadores del programa de Monitorización de los Ecosistemas Terrestres (TEMS en sus siglas inglesas) tratan de recabar información relevante sobre los cambios producidos en las montañas.

Habitantes también en peligro

La protección del medio natural pasa también por garantizar la sostenibilidad del desarrollo de sus habitantes. En el caso de las personas que viven en las montañas se trata de una medida particularmente acuciante: la Organización de las Naciones Unidas para la agricultura y la alimentación (FAO) indica 22 países, muchos de ellos con una numerosa población de montaña, en una situación muy delicada debida a los altos niveles de hambre crónica y a la dependencia de los productos alimenticios y petroleros. Se estima que casi las tres cuartas partes de la población de montaña sufren de inseguridad alimentaria.

Casi las tres cuartas partes de la población de montaña sufren de inseguridad alimentaria

La FAO alerta de las altas tasas de falta de micronutrientes de la población de las montañas, uno de los factores que contribuye a que en estas regiones la mortalidad infantil sea considerablemente más alta. Asimismo, sus responsables advierten de que la presión cada vez mayor por los recursos de montaña, como por ejemplo el agua, es una fuente futura de conflictos. Un claro indicador es por ejemplo la disminución de la biodiversidad doméstica, en un entorno en el que sus habitantes han vivido tradicionalmente de especies adaptadas a las duras condiciones de montaña, lo que también contribuye a la inseguridad alimentaria y la malnutrición.

Para combatir este problema, los expertos de la FAO proponen diversas medidas, que se han concretado en proyectos de desarrollo sostenible en varias regiones del mundo:

Promover entre la población de montaña la utilización de métodos asequibles y ambientalmente correctos para conservar la biodiversidad y las especies autóctonas que les sirven de alimento.

Aplicar políticas específicas para las regiones montañosas que tengan en cuenta la fragilidad del medio ambiente y las necesidades de las montañas, así como los intereses y las prioridades de la población local.

Organizaciones para preservar las montañas

La ONU ha constituido diversos comités y grupos de trabajo para celebrar el Año Internacional de las Montañas. Para ello cuenta con la FAO, que se encarga de dirigir y coordinar el evento, o con la Alianza para las Montañas, una coalición de voluntarios dedicados a proteger los ecosistemas de montaña en todo el mundo y a elevar el nivel de vida de sus pobladores.

En España, las organizaciones ecologistas y las asociaciones de montaña también suelen desarrollar diversos actos para promover la conciencia de los ciudadanos. Por ejemplo, Ecologistas en Acción ha aprovechado este día para denunciar el proceso de degradación de la mayoría de las áreas de montaña españolas, debido a los proyectos urbanísticos relacionados con las estaciones de esquí.


fuente: ALEX FERNÁNDEZ MUERZA - www.consumer.es - Eroski