POR FIN! Después de siglos de existencia humana, la avanzadilla científica del Vaticano pone las cosas en su sitio. Después de haber 'crucificado' a Galileo y haber negado por activa y por pasiva las teorías de la evolución de Darwin, esa sucursal empresarial llamada Iglesia SA, finalmente han admitido el teorema gallego por excelencia, por el cual nadie ha visto a las meigas, pero haberlas haylas, aplicándolo en este caso a los extraterrestres.Parece ser que el Vaticano tiene entre sus filas a diversos prelados especializados en distintas disciplinas, y uno de ellos, José Gabriel Funes (desconozco si es familia de Luis de Funes), de origen argentino, ha publicado en 'L'Osservatore Romano', órgano de prensa de la Santa Sede que «Así como existe una multiplicidad de criaturas en la Tierra, podrían existir otros seres, también inteligentes, creados por Dios. Esto no contrasta con nuestra fe, porque no podemos poner límites a la libertad creadora de Dios».«¿Por qué no podemos hablar de un 'hermano extraterrestre', que formaría 'parte de la creación'?», se pregunta Funes. Según Funes, «puede ser que vivan en pleno amor con el creador». Desde luego que haberlos los habrá. Está claro que somos una mota de polvo en la inmensidad del universo, pero me cuesta imaginar una Santa Sede sideral. Sería terrible que tuvieran superpoderes tecnológicos por los que pudieran ir convirtiendo a toda la galaxia incluso contra su voluntad. Millones y millones de seres raros, casándose, bautizándose y haciendo la primera comunión, recibiendo la extremaunción por un ejército de curas marcianos. No puedo imaginarme el papamóvil intergaláctico que llevase el grito de totus tuus de planeta en planeta, levantando los fervores de todo tipo de seres con el aspecto más imprevisible y punki que George Lucas pudiera imaginar. Por cierto que el creador de la saga 'La guerra de las galaxias' no tuvo en cuenta esta faceta futurista-religiosa en sus distintos episodios de la película. Si desarrolló todo un filón, se le escapó otro delante de sus morros que ahora, la Santa Sede puede acigüetarse con toda una nueva serie de artículos de merchandising. Según el prelado el ser humano dentro del universo se explica a través de «la parábola de la oveja perdida, que el pastor sale a buscar dejando noventa y nueve en el redil. Si en este universo hay cien ovejas -los distintos tipos de criaturas- puede ser que nosotros, el género humano, seamos precisamente la oveja perdida, que ha necesitado de Jesús para la salvación». Desde luego que somos ovejas perdidas, y tal y como está el panorama sideral y terráqueo, no hacemos más que balar y perder bocados.
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