Investigadores del campus participan en un ambicioso proyecto nacional para reducir el impacto ambiental de los vehículos aligerando su estructura.
Reducir el impacto ambiental de los coches mediante el aligeramiento de su estructura, pero sin comprometer la comodidad ni la seguridad de los pasajeros. Este es el principal objetivo de un ambicioso programa nacional de investigación en el que participan los miembros del grupo de polímeros del campus de Ferrol y que está liderado por la Universidad de Mondragón, bajo la coordinación del profesor Germán Castillo. En líneas generales, el trabajo persigue reducir las emisiones de CO2 de los automóviles mediante la sustitución de hasta un 50% de las piezas de acero por otras fabricadas con composites de carbono de bajo coste, un material mucho más ligero, que permitiría rebajar considerablemente el consumo de combustible.
La aportación ferrolana a este proyecto -en el que participan un total de 30 universidades, centros tecnológicos y empresas de toda España- se centra en buscar posibles soluciones de reciclado para estas nuevas piezas de fibra de carbono y resinas, una vez hayan cumplido su ciclo de vida en el vehículo. María José Abad, investigadora del grupo de polímeros, explica que, hasta el momento, los miembros de su equipo han comprobado que los composites de carbono se podrían reutilizar para fabricar tuberías de desagüe o tuberías de agua. «Lo ideal -explica la profesora- sería que las piezas se pudiesen procesar para utilizarlas otra vez en la fabricación de nuevos vehículos, pero, por el momento, eso nos parece algo complicado, porque la industria del automóvil es muy exigente y no suele ser muy receptiva a la utilización de materiales reciclados».
En cualquier caso, la profesora advierte de que la investigación está dando sus primeros pasos -comenzó en el 2007 y se prolongará hasta el 2011-, por lo que todavía quedan muchas otras opciones por explorar. De entrada, lo que sí está claro es que con las composiciones de fibra de carbono y resinas se puede obtener un material de mucha más calidad que el que se consigue actualmente a partir del reciclado de las defensas y de otras piezas del automóvil, lo que se traducirá en productos de mayor valor añadido y en una ampliación del abanico de aplicaciones.
Según explica María José Abad, los composites de carbono -que ya se utilizan en la fabricación de aviones y palas de aerogeneradores- poseen propiedades mecánicas muy valiosas, como la resistencia y la rigidez, además de tener una gran capacidad aislante. ¿Por qué, entonces, no se había planteado su uso en la industria automovilística hasta ahora? «Básicamente -apunta la profesora-, por su elevado coste; se trata de un material muy caro, pero precisamente la principal novedad de este proyecto radica en la búsqueda de composites de carbono de bajo coste, de forma que su utilización resulte rentable para la industria».
Además del grupo de polímeros de la Universidade da Coruña (UDC), en el subproyecto sobre las posibles aplicaciones de estas piezas una vez recicladas también participa la Universidad Jaume I de Castellón, el Centro Tecnológico del País Vasco (Gaiker), la firma vasca FPK, y la empresa VFUS-Armonía de As Somozas, que se dedica a recuperar y reciclar vehículos fuera de uso.
fuente: B. Antón - www.lavozdegalicia.es
Reducir el impacto ambiental de los coches mediante el aligeramiento de su estructura, pero sin comprometer la comodidad ni la seguridad de los pasajeros. Este es el principal objetivo de un ambicioso programa nacional de investigación en el que participan los miembros del grupo de polímeros del campus de Ferrol y que está liderado por la Universidad de Mondragón, bajo la coordinación del profesor Germán Castillo. En líneas generales, el trabajo persigue reducir las emisiones de CO2 de los automóviles mediante la sustitución de hasta un 50% de las piezas de acero por otras fabricadas con composites de carbono de bajo coste, un material mucho más ligero, que permitiría rebajar considerablemente el consumo de combustible.
La aportación ferrolana a este proyecto -en el que participan un total de 30 universidades, centros tecnológicos y empresas de toda España- se centra en buscar posibles soluciones de reciclado para estas nuevas piezas de fibra de carbono y resinas, una vez hayan cumplido su ciclo de vida en el vehículo. María José Abad, investigadora del grupo de polímeros, explica que, hasta el momento, los miembros de su equipo han comprobado que los composites de carbono se podrían reutilizar para fabricar tuberías de desagüe o tuberías de agua. «Lo ideal -explica la profesora- sería que las piezas se pudiesen procesar para utilizarlas otra vez en la fabricación de nuevos vehículos, pero, por el momento, eso nos parece algo complicado, porque la industria del automóvil es muy exigente y no suele ser muy receptiva a la utilización de materiales reciclados».
En cualquier caso, la profesora advierte de que la investigación está dando sus primeros pasos -comenzó en el 2007 y se prolongará hasta el 2011-, por lo que todavía quedan muchas otras opciones por explorar. De entrada, lo que sí está claro es que con las composiciones de fibra de carbono y resinas se puede obtener un material de mucha más calidad que el que se consigue actualmente a partir del reciclado de las defensas y de otras piezas del automóvil, lo que se traducirá en productos de mayor valor añadido y en una ampliación del abanico de aplicaciones.
Según explica María José Abad, los composites de carbono -que ya se utilizan en la fabricación de aviones y palas de aerogeneradores- poseen propiedades mecánicas muy valiosas, como la resistencia y la rigidez, además de tener una gran capacidad aislante. ¿Por qué, entonces, no se había planteado su uso en la industria automovilística hasta ahora? «Básicamente -apunta la profesora-, por su elevado coste; se trata de un material muy caro, pero precisamente la principal novedad de este proyecto radica en la búsqueda de composites de carbono de bajo coste, de forma que su utilización resulte rentable para la industria».
Además del grupo de polímeros de la Universidade da Coruña (UDC), en el subproyecto sobre las posibles aplicaciones de estas piezas una vez recicladas también participa la Universidad Jaume I de Castellón, el Centro Tecnológico del País Vasco (Gaiker), la firma vasca FPK, y la empresa VFUS-Armonía de As Somozas, que se dedica a recuperar y reciclar vehículos fuera de uso.
fuente: B. Antón - www.lavozdegalicia.es