viernes, 30 de octubre de 2009

GILA (CIFU)

A veces, sobrevolar la vida a vista de pájaro puede ofrecer una mayor perspectiva de la realidad objetiva, a pesar de que esa nueva perspectiva nos pueda llevar a contemplar ésta como a un bicho raro, desconocido, con un nuevo perfil de hermosura distinto al cotidiano. Así vemos la diferencia entre contemplar en el horizonte nuestros campos de cereales en mayo o verlos desde el aire, con todas esas gradaciones de color que parecen fotos del 'Hubble', las mejores orquestaciones de color que ofrece el universo.
Así es cómo, quitándole lírica al asunto, la empresa que lidera Juan Manuel Gutiérrez, bautizada con gran acierto 'Lynce', en la última gran manifestación celebrada en Madrid en contra del aborto, un zepelín sobrevoló las miles de cabezas que eran exactamente 55.316, en contra de los 'millones' que siempre defiende la organización. Desde el aire hacían fotos con cámaras digitales de alta definición, con las que un programa informático asigna un número a cada persona que allí se encuentra. No son las estimaciones por metro cuadrado tradicionalmente contradictorias e hinchadas, sino los tipos contados uno a uno.
Parece ser que la coreografía estimada de nuestra historia como manifestantes, por la parte que concierne a la zona estadística, la hubiera escrito Gila, en un alarde de rotura mandibular. Cuando uno se entera de estas cosas parece que se desinfla el respeto por las ideas que las personas defienden en las manifestaciones, y es que la realidad, como les decía antes, para ser verdadera requiere una primera mirada a vista de pájaro, para desde la distancia poder contemplar los posibles artificios que ha preparado el engaño y el aparato político para vendernos su moto.
Si te pones a tontear con el mundo desde lo que nos acerca Internet, a uno le llegan las noticias de las cosas de forma que tienen esa visión de pájaro. De repente, Camilo Sexto actuó en el Madison Square Garden de Nueva York en el año 1981 y lo debe de haber hecho de nuevo hace poco abarrotando el aforo; el Mariquelo de Salamanca que sube todos los 31 de noviembre a la torre de campanas de la Catedral, verá recortada su ascensión este año por «motivos de seguridad en el trabajo». Hay otras realidades pero, entre que no las vemos y que quienes nos las cuentan ofrecen la versión de su ombligo, vivimos en un chiste del gran Gila.
Jesús Cifuentes - el norte de castilla-