Artículo publicado por Vicenç Navarro en el diario digital EL PLURAL, 26 de marzo de 2012
Este artículo señala que el hecho de que la economía estadounidense se esté recuperando más rápidamente que la economía de la Eurozona se debe a la práctica inexistencia de un gobierno federal en la última zona que tenga como objetivo el estimular el crecimiento económico y la creación de empleo tal como existe en EEUU y la redistribución de recursos entre países (a fin de facilitar la corrección de los enormes desequilibrios generados por los mercados financieros).
La enorme recesión que la Eurozona está sufriendo muestra las grandes deficiencias existentes en tal zona monetaria, consecuencia de la manera como se concibió y como se creó. Una unidad monetaria no se puede establecer sin una gobernanza fiscal y económica. Las deficiencias han transformado la Eurozona en una entidad que sería comparable a que en EEUU, con una moneda común, el dólar, no existiera un gobierno central que, entre otras funciones, tuviera la responsabilidad de redistribuir los recursos del país para paliar las grandes desigualdades entre sus Estados, consecuencia del enorme desequilibrio que crean los mercados financieros. La enorme acumulación de capital financiero en Alemania (resultado, en parte, del descenso de las rentas del trabajo en aquel país, como documento en mi artículo “El problema de la Eurozona no está en la periferia, sino en el centro: Alemania”. Sistema Digital. 09.03.12) que, al exportarse, ha posibilitado la aparición de burbujas inmobiliarias (entre otras burbujas) en los países periféricos de la Eurozona, incluida España. Pero además de crear las burbujas especulativas, tal transferencia de fondos del centro a la periferia ha desequilibrado la balanza de pagos de estos últimos países, contribuyendo al crecimiento de las desigualdades entre los países centrales y los países periféricos. Por otra parte, las políticas promovidas por la canciller Merkel y realizadas por el gobierno Rajoy, enfatizando la austeridad de gasto público social y el descenso de los salarios como medida de salir de la crisis, están, además de empeorando la recesión actual, aumentando todavía más las desigualdades entre el centro y la periferia. La evidencia existente de que ello está ocurriendo es ya abrumadora.
¿Cuál es la alternativa?
La solución se puede ver fácilmente en la otra zona monetaria existente en el mundo, la zona dólar en EEUU. En aquella dólar zona, el gobierno federal interviene para redistribuir los recursos entre
los Estados. Y esta redistribución que transfiere fondos federales de
los Estados más ricos a los más pobres es muy sustancial, muy superior a la existente en la Eurozona (donde no existe una estructura federal) y también superior a la existente dentro del Estado español.
Así, de cada dólar que New Mexico aporta al gobierno federal, éste le transfiere 2,03 dólares. Lo mismo ocurre en el resto de los Estados más empobrecidos. Por cada dólar que aportado al gobierno Federal, Mississipi recibe 2,02 dólares, Luisiana 1,78 dólares, West Virginia 1,76 dólares, North Dakota 1,68 dólares, Kentucky y Virginia 1,51 dólares y Montana 1,47 dólares.
Por el contrario, los Estados más ricos reciben del Estado federal menos de lo que aportan. Por cada dólar que New York paga al gobierno federal, recibe 79 céntimos. Un tanto semejante ocurre con California 0.78 dólares, Colorado 0,81 dólares, Connecticut 0,69 dólares, New Jersey 0,61 dólares, Nevada 0,65 dólares, y así un largo número de Estados. Es más, el Federal Reserve Board (el banco central estadounidense) tiene como objetivo no sólo controlar la inflación, sino también estimular la economía y el crecimiento económico, lo cual explica que la economía estadounidense se esté recuperando mucho más rápidamente que la europea. Por cierto, el gobierno federal representa el 19% del PIB, mientras que el gobierno europeo, la Comisión Europea, tiene un presupuesto que representa sólo el 1,23% del PIB de la Eurozona.
Estos factores contribuyen a que las diferencias de desempleo entre Estados sean mucho menores en EEUU (Nevada 12,7%, el más bajo North Dakota 3,2%) que en la Eurozona (en febrero de 2012, España 22,9%, Holanda 4,9%).
El gobierno federal de EEUU estimula el crecimiento económico y la creación de empleo a través de distintas intervenciones públicas que van desde las políticas del Banco Central (el Federal Reserve Board) a las políticas redistributivas que favorecen la demanda agregada que estimula economía. Ninguna de estas políticas existe en la Eurozona. De ahí su estancamiento. Y ahí están los datos que lo muestran claramente. Ignorar tales datos y enfatizar las políticas de austeridad es un profundo error.
Dos últimas notas. Una es que esta situación se sustenta en EEUU, en parte, en una mayor movilidad territorial, principalmente laboral, relacionada, en parte, con el hecho que el porcentaje de la población que vive en alquiler es mucho más elevada en EEUU que en los países de la Eurozona. Es incoherente que el Partido Popular esté estimulando la propiedad de la vivienda y a la vez exija mayor flexibilidad laboral, que incluye flexibilidad territorial.
Las políticas adoptadas por el gobierno Rajoy favoreciendo la propiedad de la vivienda, además de desviar recursos hacia tal sector (que originó la crisis especulativa), empobreciendo otros sectores más necesarios y productivos, contribuye a la rigidez del mercado laboral, pues una de las causas de escasa movilidad de la población de un territorio a otro en España es un excesivo porcentaje de la población que vive en propiedad (aunque endeudado), en lugar de alquiler. Es un ejemplo más de la negatividad de sus intervenciones públicas.
La otra observación es que el mayor acto redistributivo existente en la Unión Europea lo realiza el Banco Central Europeo, el cual, dirigido por el Sr. Mario Draghi, ha transferido grandes cantidades de dinero a la banca europea para ayudarla. Hay que entender que la expresión “ayudar a Grecia o a su Estado” es ayudar a la banca. De cada euro aportado bajo tal argumento, sólo 19 céntimos van a ayudar al gobierno griego. El resto va a la banca. La redistribución es enormemente regresiva. Y sus cantidades son enormes. La llamada ayuda a los Estados es minúscula en comparación. Y ahí está parte del problema.