La semana que hemos pasado ha tenido bastante movimiento en lo que a generar noticias se refiere, sin ir más lejos solo el día de ayer ha tenido una colección de sobresaltos con todo el tema del atentado en la India con Esperanza Aguirre de por medio pillando cacho de la desventurada situación; luego el presidente del Gobierno con sus impresionantes medidas para capear la crisis, que ahora parece de repente que vamos a tener la fiesta de tirar la casa por la ventana fundiendo lo que no sabemos que guardan en el colchón; y cómo no, nuestro alcalde que ha sido cuestionado de nuevo a cuenta de los emolumentos tan monumentales que se acigüeta para sí, en este caso como representante de Caja Duero de la que se supone ya no es representante.
En fin. La realidad verdadera es que la vida no ceja un solo instante de generar noticias y realidades, tanto las que salen en los medios como las anónimas, que en muchas ocasiones son más sangrantes que los titulares de los periódicos. La vida está tan cargada de energía y de fuerza que provoca vértigo.
Pero son los medios los que tienen muchas veces la capacidad de hacer existir las cosas, las realidades que suceden, sean del pelaje que sean. Parece que la muerte a veces no es verdadera si no es publicada, si no es contada por la radio. Parece que el esfuerzo anónimo de cada individuo por seguir viviendo no existe si no cobra vida en las pantallas de la televisión.
Vivimos en un mundo en el que sabemos poco o nada de quien tenemos al lado porque el atropello constante en el que padecemos la vida en vez de saborearla no nos deja ver la realidad. El bosque no nos deja ver los árboles y la tormenta nos impide ver el agua, así caminamos muchas veces sin conciencia del privilegio de estar vivos en esta tierra que es un regalo constantemente maltratado por nuestra ceguera. Pero la vida es un manantial constante y cada vez mayor de sucesos, de noticias, de historia. Y la historia no se escribe solamente con los grandes titulares.
A ver qué sucede la semana que viene. El año se va acabando de nuevo sin decir esta boca es mía, y reclama a gritos que dejemos el manantial libre de basura.
En fin. La realidad verdadera es que la vida no ceja un solo instante de generar noticias y realidades, tanto las que salen en los medios como las anónimas, que en muchas ocasiones son más sangrantes que los titulares de los periódicos. La vida está tan cargada de energía y de fuerza que provoca vértigo.
Pero son los medios los que tienen muchas veces la capacidad de hacer existir las cosas, las realidades que suceden, sean del pelaje que sean. Parece que la muerte a veces no es verdadera si no es publicada, si no es contada por la radio. Parece que el esfuerzo anónimo de cada individuo por seguir viviendo no existe si no cobra vida en las pantallas de la televisión.
Vivimos en un mundo en el que sabemos poco o nada de quien tenemos al lado porque el atropello constante en el que padecemos la vida en vez de saborearla no nos deja ver la realidad. El bosque no nos deja ver los árboles y la tormenta nos impide ver el agua, así caminamos muchas veces sin conciencia del privilegio de estar vivos en esta tierra que es un regalo constantemente maltratado por nuestra ceguera. Pero la vida es un manantial constante y cada vez mayor de sucesos, de noticias, de historia. Y la historia no se escribe solamente con los grandes titulares.
A ver qué sucede la semana que viene. El año se va acabando de nuevo sin decir esta boca es mía, y reclama a gritos que dejemos el manantial libre de basura.
Jesús Cifuentes - El Norte de Castilla