Con el nuevo año y la ley antitabaco recién estrenada respiramos todos mejor, incluso los fumadores, entre los que desgraciadamente me encuentro, dado que de momento estoy incapacitado para cortar con ese placer que acorta la existencia, refugiándome en el pensamiento mágico por el cual gente como Santiago Carrillo llega echando humo a una vejez larga e iluminada, sin que el uso del tabaco haya causado mella en su calidad de vida.
Los que no somos tan superhéroes como él echamos humo por otras circunstancias, entre las que se encuentran sobre todo el inalterable orden de la majadería global que gobierna el mundo, bajo el omnipresente desequilibrio que nos regala la banca, esa vieja enemiga que siempre gana.
A un año vista del terremoto que asoló Haití con 222.570 muertos y 300.572 heridos, y la gran apisonadora que les pasó por encima destruyendo todas las infraestructuras y lugares con techo, solo un 5% de los escombros que se generaron han sido retirados. Imagínense vivir en un basurero gigantesco en el que nada funciona y del que en ningún lugar te puedes refugiar. Ese debe ser el pensamiento imaginario más cercano de quien vive en una inmensa escombrera de la que no hay modo de escapar. Y es que mientras no se quiten de en medio los escombros, difícilmente se podrá construir un nuevo proyecto de vida. Toda una metáfora literaria hecha físicamente realidad. Qué putada.
Y por supuesto, la ayuda prometida, pasado el rigor de los titulares de urgencia cuando la tierra tembló, llega tarde mal y nunca, como viene siendo la promesa “fiel” que sale de los países del lado del desarrollo. Sobre vuestros escombros, vamos a verter otra montaña de escombros distintos que juntan el dinero, la desorganización y el desengaño. Vamos a mandar una montaña de videoconsolas para que los niños desnutridos no lo pasen tan mal en su desoída espera.
Y efectivamente las cuentas no salen. Ni de lo prometido ni de lo que es deuda. Solamente salen las cuentas de la basura y el escombro que lo envuelve todo en Haití, en Sierra Leona, en Gaza, en el Sáhara, en Guatemala, en Tijuana, en Túnez, en Argelia, en Irak, en tu ciudad, en Estados Unidos……
Ya ven cómo somos. Pues los yanquis aún más. Después de la matanza del otro día en Tucson , en el estado de Arizona (donde la famosa canción de los Beatles “Get back”) en la que un demente iluminado llamado Jared Lee Loughner se cargó a seis personas con una pipa modelo Glock, las ventas de ese modelo de arma y de las pistolas en general se han disparado en un 60%, así como la opinión sobre la permisividad de su uso.
Me voy a fumar a la calle.
Jesús Cifuentes