lunes, 1 de diciembre de 2008

¿POR QUÉ DEBERÍA IMPORTARNOS EL CAMBIO CLIMÁTICO?

El cambio climático se debe a la emisión de gases de efecto invernadero por el uso de combustibles fósiles.
Más allá de la teoría, repetida hasta la saciedad por expertos y políticos, el fenómeno conlleva una serie de consecuencias irreversibles en la vida cotidiana, desde la escasez de agua y de alimento hasta otras menos conocidas como el incremento de las facturas de suministro de agua, luz y electricidad, la subida de las primas de seguros, o el aumento de las enfermedades tropicales.

A pesar de las teorías escépticas, alentadas por personajes como el presidente checo Vaclav Klaus, prestigiosos expertos mundiales del clima como Brian Fagan, profesor emérito de la Universidad de California (EEUU), hablan de un "largo verano". En los últimos 420.000 años se han sucedido cuatro eras glaciares, de 100.000 años de duración cada una, con interludios cálidos entre una y otra. Desde hace 15.000 años vivimos el último de estos interludios, en el que ha surgido una novedad: el calentamiento global antropogénico, es decir, producido por la actividad humana.

Algunos de los efectos del fenómeno son ya visibles, pero en general se trata de un problema a largo plazo. Por eso muchos países son reticentes a comprometerse y adoptar medidas para reducir sus emisiones de dióxido de carbono en la atmósfera. Y es que, aunque éstas se estabilizaran, la temperatura aún tardaría unos cuantos siglos en hacerlo. A Fagan le gusta decir que el calentamiento del planeta "es como una enfermedad crónica: no se puede curar, pero debemos aprender a vivir con ella".

Los efectos sobre los ciudadanos son tanto directos como indirectos Para Miquel Àngel Rodríguez, investigador del Laboratorio del Clima del Parque Científico de Barcelona, el problema del cambio climático se ha enfocado habitualmente desde el análisis de un efecto sectorial concreto. Por ejemplo, "hay gente que, para ganarse la vida, realiza actividades que dependen de los factores ambientales, como un agricultor, que vive del agua, o un hotelero, cuyo negocio depende del buen tiempo".

Hay, además, un efecto indirecto sobre el ciudadano que ejerce una actividad que, en principio, no parece ligada a factores ambientales. "Si la actividad económica del agricultor deja de ser rentable", prosigue Rodríguez, "dejará de producir, y el ciudadano se encontrará con productos que vienen de fuera, lo cual acabará repercutiendo en su bolsillo".

El cambio climático, en definitiva, puede afectar, ya sea directa o indirectamente, al tipo de vida de cualquier ciudadano. Éstas son algunas de las 10 principales consecuencias del calentamiento.

Las diez razones para tenerlo en cuenta

1. Clima

Huracanes, incendios, sequías, tormentas, olas de calor... La década pasada fue la más cálida de los últimos 1.300 años. En 2003, una ola de calor costó la vida a más de 30.000 personas en Europa. Y la temperatura irá ascendiendo, hasta en seis grados a finales de siglo. Según informes de la ONU, el aumento del nivel del mar, sobre todo cuando se derritan los polos, provocará fuertes trombas de agua, afectando a dos millones y medio de personas al año para el 2080.

Hace unos meses, un estudio publicado en Nature probaba que los ciclones son más feroces ahora que hace 25 años. Cuando el agua se caliente un solo grado más, los huracanes de mayor nivel crecerán un 31%. “El gran cambio en la vida cotidiana de los ciudadanos será que tendrán que integrar las informaciones climáticas de su región y gestionar sus decisiones en función de éstas, a corto y medio plazo”, explica Rodríguez.

2. Consumo

La tendencia climática actual, según cuenta Rodríguez, comportará problemas con el suministro de agua y electricidad. “El ciudadano se verá sometido a riesgos que antes no tenía: no podrá prever cuándo se producirá la próxima sequía u ola de calor que provoque un pico de consumo energético y, por tanto, una caída del sistema eléctrico”, explica.

La producción hidroeléctrica en los países mediterráneos disminuirá, al menos, un 25% en los próximos años, pero nuestra demanda será cada vez mayor. Las compañías tendrán que abonar impuestos por las emisiones provocadas por el petróleo, que será más caro.

Como consecuencia, el ciudadano pagará más por las facturas de suministro de agua, gas y electricidad. Y tendrá que plantearse de forma responsable cómo mejorar el consumo dentro de casa para disminuir la contribución a la emisión de gases de efecto invernadero.

3. Economía

Los costes socioeconómicos ocasionados por las inclemencias meteorológicas y las variaciones del clima se han cuadruplicado en los últimos 40 años, según un estudio del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). A los efectos derivados de la pérdida de vidas humanas se sumarán los efectos sobre la economía, sobre todo en los países pobres. A escala global, se calcula que las pérdidas económicas asociadas a desastres naturales han pasado de 131.000 millones de dólares en la década 1970-1980 a 629.000 millones de dólares en los años noventa.

Como consecuencia, se augura una corrección al alza de las primas de seguros o bien que algunos riesgos pasen a considerarse de nuevo como no asegurables, comportando el retiro de la cobertura. En la actualidad, las compañías de seguros sólo pagan un 5% de las pérdidas económicas en Asia y América del Sur y del 10% en África.

4. Alimentos

El investigador del Instituto de Ciencias del Mar de Barcelona Francesc Piferrer publicó este verano un estudio que afirmaba que la temperatura a la que están sometidos los peces durante su desarrollo temprano es lo que determina si será macho o hembra. Carlos Duarte apuesta por la acuicultura cuando llegue el momento en el que no podamos vivir del mar.

Pero la producción de carne también puede peligrar. El biólogo recuerda cuántos litros de agua se necesitan para producir un filete: “¡7.000 litros, una piscina entera!”. Algo totalmente insostenible teniendo en cuenta la escasez de agua.

El vegetarianismo no será una cuestión ideológica, sino una necesidad. Miquel Àngel Rodríguez piensa que en el llamado primer mundo no habrá problemas de abastecimiento de alimentos, porque los traeremos de fuera, aunque a un precio elevado.

5. Especies

Los informes del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de la ONU (IPCC) ofrecen cifras desalentadoras: entre el 20% y el 30% de las especies animales y vegetales del planeta se extinguirá irremediablemente si el calentamiento prosigue al ritmo actual. Si están en lo cierto, dentro de 50 años se habrán perdido alrededor de 1,5 millones de especies. Hay cifras aún más pesimistas. El abogado especializado en temas de medio ambiente Sergio Bulat afirma en su libro Planeta frito (Ediciones Urano) que se perderá un 60% de especies en determinadas áreas montañosas para el año 2080.

Hay casos conocidos de especies amenazadas, como el de los pandas o los elefantes, pero también lo están muchos microorganismos que no vemos pero que proporcionan servicios como la limpieza del aire o del agua, un servicio que tendrán que compensarse con trabajo humano y mucho dinero.

6. Agua

“El futuro de la población humana está vinculado la disponibilidad del agua, y cada vez lo estará más”. Lo dice el biólogo galardonado con el Premio Nacional de Investigación Carlos Duarte, que el año pasado participó en la primera expedición española al Ártico. En septiembre pasado se perdió el equivalente al hielo ártico que se ha fundido en los últimos 15 años.

No hace falta ir tan lejos. Una investigación de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología señala que los glaciares de los Pirineos, los únicos activos de todo el país, desaparecerán antes de 2050 debido al aumento progresivo de la temperatura, un total de 0,9 grados desde 1890 hasta ahora. La consecuencia del deshielo de los glaciares de montaña, que son una de las principales reservas de agua dulce, es que más de mil millones de personas padecerán restricciones en todo el mundo; no sólo en África o Asia, sino también en los países mediterráneos.

7. Demografía

Según un estudio del Georgia Institute of Technology y de la Universidad de Hong Kong, existe una conexión entre los cambios en la temperatura y las guerras porque esos cambios afectarán a la disponibilidad del agua, la extensión de los cultivos y la fertilidad de los terrenos. Los más perjudicados serán, como es habitual, los países más subdesarrollados, que no tienen medios para adaptarse a esta nueva realidad.

La situación, sin embargo, afectará también a los desarrollados. “Llegarán refugiados, no sólo económicos y ambientales, sino también por distintos conflictos bélicos”, afirma Miquel Àngel Rodríguez. La presión demográfica será brutal y agravará la brecha entre ricos y pobres. “Otra de las consecuencias”, prosigue el investigador del Laboratori de Recerca del Clima, “es que el mundo será más inestable desde el punto de vista político”.

8. Transporte

El Gobierno español está intentando reducir los mayores focos de emisión de CO2, que se encuentran en el sector energético y en el de los transportes. El primero de ellos ya ha entrado en el mercado de derechos de emisión: cada empresa paga su trozo de tarta en función de lo que consuma.

En el caso del transporte, una de las soluciones es reducir el privado mediante el carsharing (“coche compartido”), un sistema de movilidad basado en una flota de coches compartida por muchos ciudadanos. La consejera de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León, María Jesús Ruiz, presentó recientemente cifras reveladoras. “Los vehículos privados cuentan con un ratio de ocupación de 1,2 personas por coche. Si aumentase un 10%”, hasta las 1,32 personas, en una ciudad de 250.000 habitantes, “se reduciría el número de vehículos en 16.250, las emisiones de CO2 en 21 toneladas y el espacio ocupado en 50.000 metros cuadrados”.

9. Turismo

La vida cotidiana de los que se dedican al sector turístico y de ocio puede verse afectada de forma indirecta por el cambio climático. Los expertos reconocen que la mayor parte de la actividad turística en España, por ejemplo, depende de si hace o no buen tiempo en verano. Si el tiempo en Europa se vuelve mucho más benigno por el aumento de las temperaturas, será más complicado que la gente venga a España.

Por otra parte, “si en el futuro hay menor disponibilidad de agua”, explica Miquel Àngel Rodríguez, “el factor que antes se sacrificará será el ocio, y el último, el uso doméstico”. Llegará un momento en el que la escasez de agua será muy elevada, pero la demanda lo será también. Y entonces será el ocio el que se verá alterado: balnearios, lugares públicos con grandes fuentes, parques acuáticos y de ocio... “Este efecto se notará en los precios, que subirán, y en la calidad de vida de las personas”, añade.

10. Infecciones

Trastornos respiratorios y digestivos, alergias, enfermedades tropicales... Expertos como el doctor Rogelio López Vélez, responsable de la Unidad Médica Tropical y Parasitología Clínica del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, alertan de que la salud humana es extremadamente sensible al clima, sobre todo en el caso de enfermedades de las que son portadores los mosquitos: chikungunya, dengue, malaria o cólera, entre las más conocidas.

Miquel Àngel Rodríguez, del Laboratorio del Clima del Parque Científico de Barcelona, advierte de que estas enfermedades exóticas no son debidas al cambio climático en Europa, aunque sí en África. “Las enfermedades tropicales emergentes hoy en día están relacionadas con el tráfico mundial de viajeros y de mercancías. En el futuro, cuando el cambio climático sea mucho más marcado, sí puede ser que proliferen ciertos organismos”, dice.

NAVIDAD MÁS ECOLÓGICA Y SOLIDARIA

Durante todo el año, y especialmente en fechas señaladas como las fiestas navideñas, los ciudadanos y ciudadanas se lanzan a las calles a comprar, atendiendo a los mensajes lanzados por unas campañas publicitarias que comienzan con más de un mes de antelación del inicio de las fiestas.
Pero este consumismo sin sentido promueve un modelo insostenible ambiental y socialmente. Ambientalmente porque si el modelo de consumo de los países del norte se extendiera por todo el mundo, serían necesarios 3 planetas (con sus materias primas, fuentes energéticas...) para atender la demanda. Y socialmente porque sólo un 12% de la gente que vive en Norteamérica y Europa occidental es responsable del 60% de ese consumo, mientras que los que viven en el sudeste asiático o en el África subsahariana representan sólo un 3,2%. (’Informe sobre el estado del mundo’ Instituto Worldwatch, 2004)

Por eso Ecologistas en Acción quiere proponer una serie de alternativas para celebrar estas fiestas de un modo más sostenible, sin olvidar que el mensaje principal que la asociación ecologista quiere poner de manifiesto es que es imprescindible una reducción en el consumo si se quiere poner freno al deterioro ambiental y social.

Consejos antes de comprar un regalo

Antes de comprar un regalo, reflexiona...

• Lo primero que hay que hacer antes de comprar algo es reflexionar sobre si realmente se necesita.

• Una vez que se ha decidido adquirir el producto, es muy importante intentar averiguar cómo ha sido fabricado, si en su proceso de producción se ha perjudicado al medio ambiente o a algún ser humano.

• También hay que pensar cómo repercute su utilización en el medio ambiente.

• Es importante tener en cuenta que siempre va a ser más sostenible comprar aquello que hayan sido producido lo más localmente posible.

Ahorro energético

Ya nadie duda de que el uso energético está produciendo graves problemas ambientales. Se puede ahorrar energía poniendo en práctica los siguientes consejos:

• Reducir al máximo la utilización del coche y usar el transporte colectivo (el coche se utiliza, en la mayoría de los casos, para trayectos que se podrían realizar a pie en menos de tres cuartos de hora).

• Reducir la compra de productos superfluos e innecesarios, pues para su fabricación hace falta energía.

• Conectar los aparatos a la red en vez de usar pilas.

• Desconectar los aparatos eléctricos cuando no estén funcionando.

• Utilizar electrodomésticos eficientes y prescindir de aquellos que sean innecesarios (para abrir una lata o cepillarse los dientes no hace falta un aparato eléctrico).

• La temperatura de la vivienda debe mantenerse acorde con la época del año (no es necesario llevar un jersey en verano y manga corta en invierno).

• Usar bombillas de bajo consumo.

• Consumir productos locales es otra manera de ahorrar energía, toda aquella que se emplea en su traslado.

Disminución de los residuos

Los envases y embalajes son un problema serio para el medio ambiente. Un 40% de la basura doméstica son residuos orgánicos, del resto, un 80% lo constituyen envases. Este porcentaje crece sin cesar y se dispara en Navidad. Para fabricarlos se destruyen recursos naturales, se contamina el agua y la atmósfera. Tanto en su fabricación como en su reciclaje se consumen grandes cantidades de energía y cuando se convierten en residuos tienen un notable impacto ambiental, tanto si se depositan en vertederos como, sobre todo, si se incineran.

Mientras que el resto del año cada persona genera un kilo y medio de basuras al día (hace 30 años no se llegaba ni a medio kilo), en estas fechas son dos kilos; y la mitad son envoltorios y embalajes.

Se puede reducir la cantidad de residuos generados poniendo en práctica los siguientes consejos:

• Cada vez que se compre algo es importante pensar cuántos residuos genera aquello que consumimos.

• Evitar los productos de “usar y tirar”.

• Rechazar las bolsas de plástico que dan en los comercios y llevar bolsas de tela o el clásico carrito de la compra.

• Hacer un ejercicio de imaginación, muchas de las cosas que se tiran a la basura se pueden reparar, reutilizar o reciclar.

• Evitar las latas, y rechazar los alimentos con muchos envases. Las fiambreras o los tarros de cristal son una alternativa mucho más saludable y ecológica para guardar los alimentos que tapándolos con plástico o aluminio.

• Comprar el contenido y no el envase. Muchas veces se paga más por los envoltorios que se tiran directamente a la basura que por el contenido.

• Elegir productos con envases retornables o reutilizables.

• Evitar utilizar productos de limpieza que se han venido utilizando tradicionalmente, como la lejía o el amoniaco, que aparte de producir residuos tóxicos son perjudiciales para la salud. El jabón, el vinagre o el limón son alternativas más ecológicas e igual de eficaces en la limpieza.

• Al recibir regalos, no tirar el papel, se puede guardar para otras ocasiones.

• En Navidad se reciben muchas tarjetas de felicitación, en vez de tirarlas se pueden reutilizar.

• Reciclar un regalo que ya se tenga en casa.

Ahorro de agua

El agua limpia es un recurso cada vez más escaso y, a pesar de que es esencial para la vida, se malgasta, derrocha y contamina a un ritmo vertiginoso. A continuación se proponen una serie de consejos para ahorrar agua:

• Colocar dispositivos de ahorro de agua en los grifos.

• Meter botellas en las cisternas de modo que al tirar de la cadena el volumen de agua que salga sea menor.

• Disminuir el consumo lo máximo posible (ducharse en vez de bañarse, cerrar el grifo cuando no sea necesario, recoger el agua fría que sale de la ducha hasta que se pone caliente...)

• No jugar a deportes que contribuyan al despilfarro de agua, como el golf.

Alimentación más ecológica y saludable

Cuando cada año se incrementa el número de personas desnutridas en cuatro millones (según la FAO), en estas fechas se tiran hasta un 40% de los alimentos producidos, debido a descartes por exigencias estéticas del mercado, los fallos en la distribución de tan grandes volúmenes, etcétera. Por eso es importante tener en cuenta los siguientes consejos:

• Preparar la comida que se vaya a consumir, y guardar la que sobre para otra ocasión.

• Recuperar la cocina tradicional, y cuidar la alimentación evitando la comida basura o precocinada, que implica más envasado y consumo de energía.

• Consumir productos frescos y de temporada o menos elaborados. Resultan más ecológicos, más sabrosos y más saludables.

• Consumir productos que se hayan producido lo más localmente posible.

• No consumir algunos alimentos intrínsecamente ligados a la navidad, como los langostinos, porque están siendo criados en muchos casos en los humedales costeros tropicales, produciendo graves daños para las economías locales y para la biodiversidad.

Unos regalos navideños diferentes

En Navidad, los mensajes publicitarios van empapados se sentimientos entrañables en defensa de valores familiares y de elogio de la solidaridad. Sin embargo, la canalización de todos estos sentimientos va siempre encaminada a la consecución de un claro objetivo: incrementar las ventas bajo un asumido despilfarro navideño, sin tener en cuenta sus repercusiones sociales y ambientales.

Por ello proponemos que en vez de dedicar tiempo a estar en interminables colas en centros comerciales, se dedique ese tiempo a pensar en unos regalos diferentes. Y que se sea crítico con la publicidad y no creamos ciegamente los sueños que nos vende.

Echar la vista atrás para ver que, no hace tanto tiempo, éramos felices celebrando la navidad de otro modo, puede ayudar a ver que hay otros modelos diferentes al consumo desenfrenado.

En los juguetes

El bombardeo publicitario que empieza más de un mes antes de que llegue la navidad no olvida a los más pequeños de la casa, y crea para ellos un montón de anuncios de juguetes. Según la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes (AEFJ) en estas fechas se compran el 75% de los juguetes que se venden cada año.

Muchos padres y madres, sometidos a la presión de sus hijos e hijas, acaban por convencerse de que para demostrar lo mucho que les quieren les tienen que comprar más regalos, y terminan sometiéndose a la dictadura de la publicidad olvidando alternativas de consumo más justas social y ambientalmente. Aquí mostramos algunas de ellas:

• Buscar juguetes de artesanía local.

• No comprar juguetes sobre embalados.

• Asegurar que son juguetes no sexistas ni bélicos.

• Buscar aquellos que estimulen la creatividad.

• No comprar juguetes que usen pilas.

• Asegurar que son adecuados a cada tipo de edad.

• Mirar que sean de materiales naturales y biodegradables.

• Asegurar que se esté pagando el producto, y no su publicidad.

• Además, lo más importante es que es posible jugar sin juguetes.

Árboles de navidad y otros adornos

Los abetos y otras pináceas se han convertido en un objeto de consumo de usar y tirar, que va del monte o el vivero al vertedero después de pasar la navidad en una casa. Llama la atención que haya viveros dedicados exclusivamente a la producción de árboles que van a la basura (alrededor de 2.000.000 al año), en un país erosionado y con graves riesgos de desertificación.

Otros adornos navideños suponen también enormes impactos. La utilización ornamental de los acebos en Navidad ha conducido a que se encuentren en grave peligro de desaparición, con los graves daños que esto supone para el ecosistema en el que se desarrollan. Esto mismo ocurre con los musgos, que se utilizan como adorno en belenes.

Por último, la fiebre consumista ha llegado a otras especies vegetales, como los ruscos o el muérdago, que están siendo recolectadas de forma insostenible.

Dónde comprar

A veces pensamos que los únicos lugares donde se puede comprar son las grandes superficies, sin embargo este modelo es muy costoso ambiental y socialmente.

Por eso proponemos una serie de alternativas:

• Comprar en tiendas del barrio y en los mercados tradicionales.

• Comprar productos de agricultura ecológica. Estos productos, además de ser más sanos, son ambientalmente sostenibles, ya que en su producción no se utilizan pesticidas ni fertilizantes artificiales.

• Comprar en tiendas de comercio justo. En ellas se pueden obtener productos con garantías de que han sido producidos de manera ecológica y que se ha pagado un sueldo digno a los productores.

• Formar parte de cooperativas de consumidores. En ellas los consumidores se ponen en contacto directo con los productores, eliminando de este modo los intermediarios. Todo lo que se consume es de agricultura ecológica.

• Participar en cooperativas de trueque. Ecologistas en Acción quiere hacer un llamamiento para recuperar la creatividad a la hora de celebrar estas fiestas, una creatividad que nos ayude, en definitiva, a no pasar la navidad persiguiendo los inalcanzables sueños que proponen los anuncios, sino que nos muestre un camino más certero de conseguir nuestros deseos, y que tenga como punto de partida una forma de celebración más justa social y ambientalmente.

fuente: www.ecologistasenaccion.org