La astenia primaveral que ataca a los humanos y los sume en un estado de agotamiento y fatiga intelectual, en un decaimiento más o menos afilado del ánimo, en algunos casos como el mío se adelanta al otoño y te dejan el espíritu como si hubieran llenado el cuerpo de pecados agobiantes, de deudas insalvables y de fantasmas que se instalan en cada mañana de tu día, y da lo mismo la belleza del entorno, la cadencia del color de las hojas, o lo reposado del momento. Todo es una prisión de muros infranqueables, de la que sólo el amor y la sonrisa de los que te rodean te hacen volver a la tierra.
Quizá la tan trillada crisis tenga un punto de esta situación irracional, porque de lo que estoy hablando es de un estado de ánimo que de razonable tiene poco, y que no sabiendo por dónde atacar, te puede sumir en la ruina, al menos de momento. Y es que los movimientos de la economía tienen poco de razonables y mucho de locura. La economía es un espacio en el que los rumores y algunos movimientos hechos en falso pueden generar toda una tendencia, y hacer subir o bajar de la noche a la mañana cualquier activo de forma despendolada, con el consiguiente enriquecimiento o empobrecimiento de una buena cuadrilla de personas. Si a esto unimos el común desconocimiento y desinterés de los mortales por esta ¿disciplina?, tenemos el caldo de cultivo perfecto para que cualquier cosa sea creíble y asumible en términos económicos, teniendo de nuevo para variar a toda la masa social siguiendo la zanahoria que nos ponen delante, comulgando con ruedas de molino.
Calculo que no tardando las cúpulas del poder afilarán sus cuchillos sonrientes para aplicar el hachazo, traducido en todo tipo de recortes sociales y salariales, dada la seriedad con que la sociedad ha encajado esa gran mentira de la crisis, y parece estar dispuesta a colaborar apretándose el cinturón.
Los que manejan las fortunas acabarán de sobrevolar la crisis con algún que otro cero más a la derecha de sus cuentas corrientes, a base de hacer como los buitres: sobrevolar sobre la desgracia ajena, hasta que sin peligro puedan bajar a la tierra para nutrirse de ella.
Quizá la tan trillada crisis tenga un punto de esta situación irracional, porque de lo que estoy hablando es de un estado de ánimo que de razonable tiene poco, y que no sabiendo por dónde atacar, te puede sumir en la ruina, al menos de momento. Y es que los movimientos de la economía tienen poco de razonables y mucho de locura. La economía es un espacio en el que los rumores y algunos movimientos hechos en falso pueden generar toda una tendencia, y hacer subir o bajar de la noche a la mañana cualquier activo de forma despendolada, con el consiguiente enriquecimiento o empobrecimiento de una buena cuadrilla de personas. Si a esto unimos el común desconocimiento y desinterés de los mortales por esta ¿disciplina?, tenemos el caldo de cultivo perfecto para que cualquier cosa sea creíble y asumible en términos económicos, teniendo de nuevo para variar a toda la masa social siguiendo la zanahoria que nos ponen delante, comulgando con ruedas de molino.
Calculo que no tardando las cúpulas del poder afilarán sus cuchillos sonrientes para aplicar el hachazo, traducido en todo tipo de recortes sociales y salariales, dada la seriedad con que la sociedad ha encajado esa gran mentira de la crisis, y parece estar dispuesta a colaborar apretándose el cinturón.
Los que manejan las fortunas acabarán de sobrevolar la crisis con algún que otro cero más a la derecha de sus cuentas corrientes, a base de hacer como los buitres: sobrevolar sobre la desgracia ajena, hasta que sin peligro puedan bajar a la tierra para nutrirse de ella.
Jesús Cifuentes - El norte de Castilla