Artículo publicado por Vicenç Navarro en la columna “Pensamiento Crítico” en el diario PÚBLICO, 4 de septiembre de 2012
Este artículo señala que el desempleo real es mucho mayor que el que indican las cifras oficiales, debido en parte a la metodología de cómo se define desempleo en España. El artículo subraya la necesidad de que el Estado intervenga activamente para resolver el problema humano, social y económico más grave que tiene el país.
La manera como se calcula la tasa de desempleo es mirando cuánta gente desea trabajar y no encuentra trabajo. El porcentaje que este número representa sobre el primero se llama tasa de desempleo. Se dice que en España es ya casi el 23% (lo cual quiere decir que el 23% de la población que quiere trabajar no encuentra trabajo) y no se descarta que se aumente el año próximo a un 26% (e incluso algunas instituciones más pesimistas hablan del 29%).
El problema con esta tasa de desempleo es que es un indicador muy sencillo que no refleja suficientemente la naturaleza del problema del desempleo. Tal tasa incluye a la gente que ha estado buscando trabajo activamente en las últimas cuatro semanas. Pero hay muchísima gente que ya ha abandonado el intento de encontrar trabajo, pues lo han estado buscando por mucho tiempo sin encontrarlo. Tales cifras no son siempre fáciles de encontrar. Y tal número no aparece reflejado en las cifras de la tasa de desempleo.
Otro problema es que encontrar trabajo no dice nada sobre el tipo de trabajo que la persona ha encontrado. En realidad, puede que una persona tenga un trabajo parcial, por solo unas horas, cuando verdaderamente le hubiera gustado trabajar a tiempo completo. O puede tenerlo por un periodo muy corto, cuando le hubiera gustado tener un trabajo por un periodo más largo o indefinido. La tasa de desempleo no nos dice nada del tipo de empleo que el trabajador ha conseguido. Estas situaciones, de abandono de búsqueda de trabajo o de tener un trabajo muy temporal, son situaciones muy generalizadas que la tasa de desempleo no clarifica.
En EEUU, la agencia estatal equivalente al Ministerio de Trabajo del gobierno español recoge cifras creíbles de la situación del mercado de trabajo y calcula que la tasa de desempleo que incluye a las personas que desean trabajo pero que, al no encontrarlo, se han desmotivado y han dejado de buscarlo, así como a las personas que están trabajando parcialmente, por no encontrar trabajo a tiempo completo, es un 16%, un porcentaje que es casi el doble de la tasa de desempleo oficial (9%). En España, aplicando el mismo criterio, la tasa de desempleo sería mucho mayor. Y podría casi doblar el porcentaje de personas desempleadas.
Otro indicador también importante es el que recoge el porcentaje de la población que está trabajando. En este caso, el denominador es toda la población que podría trabajar. La importancia de este indicador es que nos orienta hacia saber cuanta gente está empleada, tanto a nivel de toda la población, como entre las mujeres y entre los jóvenes. Este indicador nos informa de cuanta población está creando riqueza, está contribuyendo a la seguridad social y está pagando impuestos. Muestra también la capacidad de producir puestos de trabajo en una sociedad. Gran parte de la mayor riqueza que tienen los países nórdicos escandinavos sobre los países del sur de Europa se debe a que el porcentaje de la población adulta que trabaja es mucho mayor en aquellos países que en éstos y ello como consecuencia de la mayor integración de la mujer al mercado de trabajo, mediante una red de servicios públicos que permiten y facilitan tal integración.
¿Por qué el desempleo en España es elevado?
Las causas son varias. Pero una de las más importantes es que la economía está en baja forma. En realidad, en España, la economía, medida por el tamaño del PIB, está decreciendo en lugar de creciendo. No hay suficiente demanda de bienes y servicios, con lo cual, las empresas han dejado de producir. Y, si pueden, han estado despidiendo a más y más trabajadores aumentando con ello el desempleo. Este aumento del desempleo contribuye, a su vez, a que disminuya más y más la demanda, generándose así un círculo vicioso, en el que España está metida.
Este aumento del desempleo afecta también a la población empleada, temerosa de que pueda también perder el trabajo, lo cual hace que acepte rebajas de salario que contribuyen también a que disminuya la demanda. Esto es también lo que está ocurriendo en España donde los salarios están bajando y bajando dificultando con ello la recuperación económica que requiere un aumento y no un descenso de la demanda.
Otro factor que contribuye al descenso de los salarios es la respuesta de los empresarios a la crisis que además de reducir el número de trabajadores y disminuir salarios exportan también parte de la producción a otros países que tienen menores costes salariales y peores condiciones de trabajo.
¿Qué debería hacer el gobierno?
La respuesta es clara: crear empleo a fin de recuperar la demanda. Debería hacer lo opuesto a lo que está haciendo. Hoy está destruyendo puestos de trabajo en el sector público y facilitando que tal destrucción ocurra también en el sector privado. Y sus sucesivas reformas laborales tienen como objetivo disminuir los salarios, en parte mediante el crecimiento del desempleo. Esto raramente se dice pero es obvio que es lo que tales reformas deseaban pues no podían llevar a otro resultado que al que han llegado: el bajón salarial. Es lo que llaman “devaluación doméstica”, es decir que los salarios bajen, en teoría para hacer “al país más competitivo”. Lo que están logrando es acentuar más y más la recesión, como consecuencia del descenso de la demanda.
El gobierno puede facilitar la creación de empleo de muchas maneras. Una de ellas es invirtiendo en sectores que necesitan mucho empleo. Y entre ellos, los más deficitarios son los servicios públicos del estado del bienestar, tales como sanidad, educación, escuelas de infancia, servicios domiciliarios, servicios sociales y otros. En España, sólo un adulto de cada diez trabaja en tales servicios. En Suecia, en cambio, es uno de cada cuatro. Si en España tuviéramos uno de cada cuatro habrían 5 millones más de puestos de trabajo, (con lo cual, se eliminaría el desempleo). No existe plena conciencia en el establishment político y mediático del país del enorme déficit de personal en tales servicios, en parte porque tales establishments no utilizan los servicios públicos. Utilizan más los servicios privados y no son conscientes (no lo viven en su propia carne) de las enormes insuficiencias que tienen tales servicios públicos, insuficiencias que están acentuándose con los recortes de gasto en tales servicios, los cuales tienen un papel esencial en garantizar el bienestar y calidad de vida de las clases populares.
Tampoco la estructura de poder, la mayoría hombres (y algunas mujeres) de la burguesía, pequeña burguesía, y de la clase media de renta alta profesional, son conscientes del enorme impacto positivo que tales inversiones sociales tienen sobre la economía española, aumentando su productividad. El único sector que ven que tiene utilidad económica es la educación sin cerciorarse de que los otros servicios públicos del estado del bienestar (desde la sanidad a las escuelas de infancia) tienen un enorme valor no solo humano y social (aumentando la cohesión social) sino también económico. El Estado puede obtener los ingresos que permitirían financiar tales inversiones, tal como hemos señalado Juan Torres, Alberto Garzón y yo, en Hay Alternativas. Propuestas para crear empleo y bienestar social en España. Otro sector que genera gran cantidad de empleo son las inversiones verdes. Está bien documentado que estos sectores crean gran número de empleos, sobre todo en España donde tal sector está todavía poco desarrollado.
Otra medida que el estado podría tomar para facilitar la creación de empleo es garantizar el crédito, a base primero de establecer bancos públicos y cooperativas de crédito, en lugar de las excesivas ayudas que se han dado a la banca privada que han tenido resultados muy insuficientes para cubrir las necesidades de las pequeñas y medianas empresas, así como de las familias súper endeudadas. Tal medida debería ir acompañada de medidas más contundentes para estimular el mercado inmobiliario (hoy paralizado por el sector bancario), gravando enormemente las casas vacías, impidiendo su existencia.
Ni que decir tiene que tales medidas serían facilitadas, con otro marco europeo diferente al existente. Por ejemplo, facilitaría la recuperación económica que el Banco Central Europeo fuera un Banco Central, que como otros bancos centrales tuviera como misión no solo controlar la inflación sino también estimular el crecimiento económico, mediante la bajada de intereses que facilitaría el acceso al crédito, y que comprara deuda pública de los Estados, impidiendo que los mercados financieros especularan sobre los intereses de su deuda pública. Pero la ausencia de tales cambios, no debería paralizar al gobierno y éste tendría que tomar las medidas brevemente citadas en este artículo y expandidas en otros escritos (ver Lo que España necesita que hemos escrito Juan Torres, Alberto Garzón y yo).