Hace unos días nos hemos enterado de que Barclays ha venido manipulando desde 2005 a 2009 los tipos de interés aplicables a las hipotecas que concedía y que ha aceptado una multa de 340 millones de euros por esa razón y para evitar penas mayores.
Parece mucho dinero pero en realidad supone una pequeñísima parte de los beneficios que ha obtenido en la etapa en la que ha cometido esa irregularidad. Exactamente el 4,93% de los 9.124 millones de euros que ganó en ese mismo periodo. Le compensa, pues, haber sido descubierta y pagar la multa.
Y eso es lo que igualmente ocurre con un buen número de grandes empresas que han sido condenadas en los últimos años por cometer abusos o delitos de diferente naturaleza. Las autoridades les ponen multas pero son muy pequeñas en relación con el beneficio que obtienen y eso, en lugar de detener el crimen que económico que cometen, lo incentiva.
En una interesante web titulada Information Is Beautiful, editada por David McCandless, se presentan ejemplos de todo ello, mostrando que, salvos casos muy excepcionales, las penas impuestas son muy pequeñas en relación con los beneficios y, en definitiva, que a las grandes corporaciones les interesa delinquir.