La Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) ha planteado un modelo de agricultura que bien puede ser el estandarte en la lucha contra el cambio climático por parte de un sector agrario dinámico. Se trata de la Agricultura 'Socioconsciente'.
Los estudios científicos y las hipótesis que se barajan afirman que el proceso de transformación atmosférica proseguirá todo este siglo, acelerando el cambio climático a nivel mundial. Por este motivo, el sector agrario debe comenzar a adaptarse a las transformaciones y alteraciones que tendrán lugar. De ello depende la continuidad de la actividad agraria.
Y no hay que irse muy lejos para darse cuenta de que las consecuencias que puede tener el cambio climático para la actividad agrícola y ganadera ya se han empezado a sufrir. El descenso de las lluvias o temporales devastadores que inundan los cultivos, el aumento de la temperatura, el incremento de las plagas/enfermedades y el aumento de la aridez, que son ya noticia habitual en los informativos, disparan las dificultades para la producción agrícola y ganadera. Como consecuencia directa, el cambio climático influye en la producción alimentaria, el acceso al agua y la salud, a escala mundial y en la UE.
Ante la magnitud de lo que se viene encima, la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos -COAG- ha planteado un modelo de agricultura que bien puede ser el estandarte en la lucha contra el cambio climático por parte de un sector agrario dinámico. Se trata de la Agricultura 'Socioconsciente'.
Para COAG, el cambio climático no es una cuestión más de política medioambiental, sino que entraña también enormes consecuencias de carácter económico, social y cultural que afectarán al desarrollo de toda la humanidad. Precisamente, el modelo de agricultura social y sostenible basada en explotaciones con baja utilización de insumos que siempre ha defendido COAG, ofrece un gran potencial para mitigar los efectos del cambio climático.
Y es que, las prácticas agrícolas sostenibles reducen de manera significativa la emisión de gases de efecto invernadero, y además, se pueden tomar medidas de pequeña escala que pueden ser aplicadas a nivel de explotaciones individuales de forma general, ayudando a reducir las emisiones a la atmósfera de CO2 y N2O, principalmente.
Estas medidas son: las técnicas de mínimo laboreo o reducido, el aprovechamiento de tierras, una utilización racional y eficiente de los fertilizantes, el uso de cultivos de raíz profunda, los diferentes tipos de retirada de tierras, la conversión de tierras cultivables en zonas verdes (incluidos cultivos en franja), la mejora de las rotaciones, el establecimiento de cubiertas vegetales, un buen mantenimiento de terrazas e, incluso, los métodos de producción ecológica.
De igual forma, las técnicas aplicadas en la agricultura de conservación contribuyen a la fijación de los mencionados compuestos en el suelo, evitando su salida a la atmósfera y contribuyendo además a una mayor retención de agua y a una menor erosión del mismo.
Por tanto, conviene tener presente que los espacios agrícolas ofrecen un gran potencial para paliar los efectos de los gases de efecto invernadero debido a su capacidad de absorción de CO2. El secuestro de carbono por parte de los suelos agrícolas es un factor esencial a tener en cuenta en el diseño de futuras estrategias.
Tan importante como la mitigación del cambio climático, es la adaptación a sus consecuencias, es decir, el desarrollo de medidas con el objetivo de reducir el impacto que sobre las producciones pueda tener un determinado riesgo.
El cuarto informe del IPCC (Panel Intergubernamental de Cambio Climático de la ONU) reconoce que algunos tipos de adaptación están ya ocurriendo. En el citado informe, se señala la necesidad de extender determinadas medidas de adaptación por todos los países y sectores con el objetivo de reducir la vulnerabilidad de las producciones, definida en función de la naturaleza, la magnitud y la frecuencia de una variación climática a la que se encuentra expuesto un cultivo determinado, así como la sensibilidad y la capacidad de éste para adaptarse a sus efectos.
En dicho informe, se pone de manifiesto que, de alguna manera, todas las regiones europeas se verán afectadas negativamente por los efectos del cambio climático durante las próximas décadas. Aunque las principales políticas adoptadas por los gobiernos se han centrado principalmente en reducir las emisiones de gases de invernadero para controlar la progresión del cambio climático, la agricultura y la ganadería suponen una baza muy importante, que no pueden ser ignoradas en las políticas estatales ni europeas sobre el cambio climático.
En este sentido, la Comisión Europea ha puesto en marcha en los últimos años una serie de proyectos de investigación sobre el cambio climático y la agricultura en los que COAG está colaborando.
Dado el desconocimiento existente en muchos casos sobre la naturaleza del cambio climático y sus consecuencias, así como el continuo "bombardeo" de noticias, COAG cree que resulta de gran importancia transmitir e informar a todas las personas relacionadas con el sector agrario la capacidad que la actividad agraria tiene para mitigar el cambio climático, así como la necesidad de adaptarse a sus efectos.
Por este motivo, ha puesto en marcha un programa de comunicación para fomentar la sensibilización en el sector agrario acerca del cambio climático y sus efectos, ofreciendo a agricultores y ganaderos información sobre el cambio climático, medidas concretas de adaptación de la producción y cómo mitigar los efectos del mismo con una agricultura sostenible.
fuente: www.diariodejerez.es