Despierta,
arranca las cortinas y vístete de calle,
que la vida te cubra como el agua fría la cara.
Ahora que mil corazones no resueltos,
cansados de tanta derrota,
agitan sus alas y gritan desde los acantilados,
ahora que las pieles brillan en las plazas
y la tarde arde sobre las espaldas de quienes preguntan,
has de despertar.
Despierta,
se la zarza incendiada que indica el camino,
que la vida es eterna en cinco minutos
y todo empieza y todo acaba en ti.
Basta de tristezas,
a veces la victoria puede ser hermosa,
como lo es la sonrisa última del que se despide,
como el monólogo secreto del niño que juega,
como el pequeño milagro que encierra el relámpago de tu carcajada.
Despierta,
te espera paciendo en el asfalto
una reata de pegasos,
nuevas constelaciones iluminan
la ruta de los navegantes extraviados
y los dormidos se levantan de las cunetas.
Despierta y trae la llama,
somos la herida abierta.
Todo empieza y todo acaba en ti.
Despierta, arranca las cortinas y vístete de calle...