Cuando escribo esto termino de ver la primera intervención española en Sudáfrica, palmando por un gol ante los suizos. Pero si hubiera sido el caso de no haber visto el partido, estaría dando por sentada la victoria dado que la presión mediática que está circulando por los cuatro costados del territorio patrio es de un optimismo sin fisuras, que da por sentenciada la victoria antes de que se produzca.
Si no hubiera visto el partido estaría como el señor con boina del anuncio aquel de un coche que era capaz de llegar a lugares “remotos” en los que el tiempo y la información no se había movido, y el hombre se preguntaba qué opinaba franco de alguna cuestión, porque no se había enterado de que había palmado, como la selección española de Del Bosque.
El optimismo y la actitud positiva ante las cosas son beneficiosos y hacen a la postre que los deseos se conviertan en realidad, ¡pero cuidado! La realidad real está de por medio, y no puede uno pensar que por mucho que se anhelen los deseos y el viento sea favorable, se vayan a cumplir. De hecho la lotería no suele tocar a quien más desea que le toque, sino sencillamente a quien el azar le ha concedido la bondadosa fortuna de tener el boleto agraciado.
Y es que a veces en este país repleto de personas que “somos la hostia”, pensamos con la gallardía correspondiente que los obstáculos son cosa de otros, que el universo del pringue no va con nuestra vidas y que por ser español la vida es business class. “¿Desde cuando un español necesita pasaporte?”, cantaban los de “Académica palanca”, resumiendo todo un espíritu beligerante y gallardo que condensaba lo más íntimo del Capitán Trueno o Roberto Alcázar y su lazarillo Pedrín.
Con este resultado de palmar por un gol nos hemos quedado “como la que se tragó el cazo”, que dice mi madre, pero es que llevamos palmando en este país por uno cero o por goleada desde hace tanto tiempo y en tantos ámbitos realmente importantes y lejanos al fútbol, que parece mentira que podamos vivir con ese cazo cruzado en el esófago, como si no pasase nada.
El teatrillo en el que hemos aterrizado los canteranos de la roja se nos desmorona. De hecho es toda una coña eso de “la roja” con la memoria histórica tan olvidada y los Garzones tan perseguidos por la santa inquisición judicial amarilla, pero que pa’lante más chulos que un pincel, aunque nos quiten el 5% de nuestro sueldo o de nuestra propia identidad, siempre habrá tiempo para el cachondeo y la caña fresca, dónde va a parar?
¿Desde cuando un español necesita pasaporte?
Jesús H. Cifuentes - el norte de castilla-