Artículo publicado por Vicenç Navarro en el diario PÚBLICO, 19 de julio de 2012
Este artículo critica la
aceptación de gran parte de los partidos socialdemócratas y de los
partidos verdes de la Unión Europea del Pacto Fiscal y de las políticas
del Pacto de Estabilidad en momentos de gran recesión. El artículo
señala que tales políticas están condenando a las economías de los
países periféricos de la Eurozona a una continua recesión que no podrá
resolverse a través de las políticas de crecimiento que se están
aprobando y que son, a todas luces, insuficientes.
Alemania
ocupa el centro de la economía de la Eurozona, y de ahí la importancia
de lo que ocurre en aquel país. En varios artículos he mostrado como las
políticas neoliberales promovidas en la Eurozona y en la Unión Europea
por el gobierno de la canciller Angela Merkel están dañando
considerablemente el bienestar y calidad de vida de las clases populares
de la Eurozona (y muy en particular de sus países periféricos),
incluyendo, por cierto, las clases populares de Alemania. La reducción
de los déficits y de la deuda pública (para respetar el Pacto de
Estabilidad que obliga a los Estados a tener un déficit público inferior
a un 3% del PIB y una deuda pública por debajo del 60% del PIB) en
momentos de recesión asume que ésta, la recesión, viene causada por no
haber respetado tal Pacto de Estabilidad. Se asume en esta postura que
los países en dificultades tienen un gasto público excesivo, cuando en
realidad, los países que hoy se encuentran en una situación económica
más vulnerable, como son los países periféricos de la Eurozona tienen un
gasto público por habitante muy inferior al promedio de los países de
la Eurozona. Todos estos países periféricos tienen un Estado pobre,
financiado regresivamente, con escasa sensibilidad social y poco
desarrollado (como lo muestra el bajo porcentaje de su población adulta
que trabaja en los servicios públicos como sanidad, educación, servicios
sociales, escuelas de infancia –mal llamadas guarderías- servicios
domiciliarios a las personas con dependencias, y un largo etcétera).
Esta situación empeorará todavía más cuando la propuesta de Pacto
Fiscal (que obliga a los Estados a tener un déficit público
prácticamente cero) se apruebe por todos los Estados miembros de la
Unión Europea, tal como está exigiendo el gobierno Merkel. El argumento
que sustenta la necesidad de este Pacto es que los Estados de la Unión
Europea –como ocurre con los Estados de EEUU-, deben tener una
disciplina fiscal, que evite la europeización de la deuda de cada Estado
(los famosos eurobonos), pues, de no ser así, los países considerados
excesivamente laxos en sus políticas presupuestarias –como se asume son
los países periféricos citados anteriormente- requerirían subsidios y
ayudas constantes que tendrían que ser financiados por los países más
disciplinados, como se asume es Alemania. En palabras del Ministro de
Finanzas alemán Wolfgang Schäuble, la solidaridad –que él llama
“extrema”- es ineficiente para todo el sistema.
A esta argumentación se añade otra que considera que tal austeridad
fiscal –que exige el Pacto Fiscal- es necesaria para alcanzar lo que el
gobierno Merkel llama la Europa política, es decir, el desarrollo de
unas instituciones europeas que gobiernen la Eurozona y la Unión
Europea. La unidad política –poco desarrollada en la UE- exige una
política fiscal disciplinada que no permita “abusos” de solidaridad
interestatal.
Este argumento se presenta en algunos círculos como un debate entre
la idea federal, supuestamente (y erróneamente) atribuida al gobierno
Merkel y un nacionalismo continuado, todavía existente en la postura
francesa. Ello explica la situación paradójica de que algunos
socialistas españoles han declarado su apoyo a las posturas del gobierno
Merkel, de las que, por cierto, se están derivando políticas públicas
que están dañando enormemente a las clases populares españolas.
Todos estos argumentos tienen errores conceptuales graves. En primer
lugar, tanto el establishment financiero como el establishment
exportador alemanes han sido los poderes fácticos dentro de la Eurozona
que más se han beneficiado de la creación del euro y de la existencia de
la enorme crisis de los países periféricos, incluyendo de la mal
llamada “crisis de la deuda pública”. La gran banca alemana está
experimentando enormes beneficios, aprovechándose del flujo de capitales
de la periferia al centro. Y los bonos públicos del Estado alemán son
hoy los más seguros en el mundo (como lo son los bonos públicos del
Estado de EEUU). Por extraño que parezca, hoy los Estados periféricos
están subsidiando al Estado alemán, no al revés, como el gobierno Merkel
y los medios de comunicación y persuasión alemanes están acentuando. La
imagen que tales medios alemanes están promoviendo es la de que el
ciudadano alemán está subsidiando al trabajador sobreprotegido y vago
griego (o español). Tal imagen no se corresponde con la realidad. El
trabajador griego (y español) trabaja más horas que el trabajador
alemán, y el sistema de protección social alemán está más desarrollado y
mejor financiado que el sistema de protección social griego (y
español).
El otro gran error en estos argumentos es ignorar o desconocer la
historia de los Estados federales, incluyendo el de EEUU (al cual muchos
federalistas europeos hacen referencia). Lo que el gobierno Merkel está
proponiendo es semejante al establecimiento de unos EEUU en la UE,
comenzando por el tejado en lugar de hacerlo por los cimientos. Exigir a
los Estados un déficit cero sin que exista un gobierno federal con un
Banco Central que proteja a los Estados frente a la especulación de los
mercados financieros y sin un gobierno federal que ayude a los Estados
distribuyendo recursos dentro del país, es condenar a los Estados a una
situación imposible, como están viviendo ahora. Lo lógico y lo que la
historia muestra es que la estructura federal se establece antes (los
cimientos), y luego se exige la disciplina fiscal. Exigir lo contrario
es imposibilitar que los Estados salgan de su crisis, beneficiando al
centro a costa de la periferia, que es lo que está ocurriendo.
El apoyo de partidos socialdemócratas y verdes al Pacto Fiscal
Es sorprendente que los partidos socialdemócratas y los partidos
verdes, tanto en Alemania como en otros países de la Eurozona, hayan
aprobado el Pacto Fiscal y acepten llevar a cabo las instrucciones del
Pacto de Estabilidad en momentos de crisis. Intentar paliar el impacto
devastador del Pacto Fiscal y del Pacto de Estabilidad con un Pacto de
Crecimiento es intentar ocultar este enorme daño. El Pacto de
Crecimiento (que baraja unas cifras muy insuficientes, el 1% del PIB de
la Eurozona) no compensará ni el Pacto Fiscal ni el Pacto de
Estabilidad (la cantidad que le correspondería a España es una cantidad
claramente insuficiente: 10.000 millones de euros). La reducción de
fondos que estos Pactos exigen es muchas veces superior al minúsculo
añadido de recursos que se propone en el Pacto de Crecimiento.
Particularmente lamentable es el apoyo de los partidos
socialdemócratas y verdes alemanes al Pacto Fiscal, lo cual han hecho
con fines electoralistas, consecuencia de la campaña exitosa de los
medios alemanes, de presentar un hartazgo del pueblo alemán en su
supuesta ayuda a los posibles vagos y excesivamente protegidos de la
periferia. Ahora bien, como ha señalado la Izquierda alemana –Die Linke-
tal promoción de un nacionalismo alemán ¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬chauvinista ignora
que la clase trabajadora alemana ha sido una víctima de las políticas de
austeridad llevadas a cabo por el gobierno Merkel, e iniciadas por la
coalición socialdemócrata-verde que gobernó antes que la Sra. Merkel.
Die Linke sostiene, con razón, que un trabajador alemán tiene más en
común con el trabajador griego o español que con el establishment
bancario y/o exportador de Alemania. Si los salarios alemanes hubieran
subido al nivel que les correspondía por su productividad, tal como
había propuesto en su día su Ministro de Finanzas, Oskar Lafontaine, la
demanda doméstica alemana hubiera crecido estimulando su economía y, con
ello, la economía europea. El canciller Schröder, sin embargo, no
aceptó esa medida y cuando gobernó Alemania llevó a cabo, en su lugar,
sus reformas neoliberales, incluyendo las políticas de austeridad que,
continuadas por Merkel, nos están llevando al desastre. (Gerard Schröder
es hoy uno de los gestores mejor pagados en Alemania en el sector
exportador). De ahí que se requiera una movilización de las bases de
aquellos partidos en contra de sus equipos de dirección cómplices de
unas políticas públicas que están dañando a sus electorados
tradicionales.