miércoles, 9 de febrero de 2011

CIELO LIMPIO (CIFU)

Con estos días tan radiantes, con ese sol fresco que te pinta una sonrisa en la cara según te levantas, con los almendros a punto de explotar de nuevo a la vida, parece mentira que lo que esté sucediendo sea que el aire está más contaminado que nunca gracias a la “estabilidad” atmosférica que no renueva el aire. Parece como que las cañerías invisibles que trasladan la polución con viento fresco al vertedero atmosférico que creemos infinito, se han quedado atascadas por falta de movimiento, pero eso sí: con el aspecto lustroso y optimista de enaltecimiento prematuro de la primavera.
Y es que todo en estos días inciertos es metáfora cínica de la cruda realidad. Y digo esto porque estoy harto, porque estoy cabreado y porque estoy cansado de ver cómo tras esa transparencia infundada de las cosas, la cruda y sangrante realidad deja tras de sí un sangrante reguero de incongruencias intolerables. Desde los fastuosos sillones nacarados de la alta política, lo que está detrás es la incompetencia, la intolerancia y la avidez devoradora de dinero. Y desde luego la práctica más extendida es ver la paja en el ojo ajeno y nunca en el propio, como sucede por ejemplo en la situación generada recientemente con la presentación del nuevo partido abertzale “Sortu”, que acaba de presentar sus estatutos en el ministerio de interior, bajo el escepticismo general. Pero es que una cosa es que reine el escepticismo, y otra que en el juego político se pongan ahora unos como los salvadores de la democracia, y hablo del PP, que poco mira el pasado de sus integrantes de los que algunos han estado ejerciendo el régimen franquista y se incorporaron a la democracia olvidando automáticamente la sangre que derramaron y las torturas que cometieron. Es el día de hoy en el que ni han pedido perdón y en muchos aspectos no han alterado su modus operandi, con sus trapicheos bajo cuerda y sus festivales faraónicos al más puro estilo berlusconiano. Al menos la candidatura de “Sortu”, y a pesar de todos los escepticismos mencionados manifiesta el cese de las armas y el reconocimiento de las victimas de ambas partes.
Pero estas cosas son a lo que estamos acostumbrados. No pasa nada. Al fin y al cabo, cuando la fiera se vaya amansando las aspiraciones de unas siglas y otras de partido al final acabarán siendo convergentes en su propio ombligo y en su propia mafia interna, de tal manera que con el tiempo unos y otros acabaran haciendo negocios donde estuvieran implantados, porque eso es lo que acaban haciendo, ¿no?
Al menos el aspecto del cielo es de limpio.

Jesus Cifuentes