Declaración de econoNuestra
La nacionalización parcial de Bankia, intervención de hecho de la
entidad, llevada a cabo por el gobierno del Partido Popular, es un hito
importante, y no el último, en el desarrollo de la grave crisis en la
que está instalado el sistema bancario.La
forma en la que se ha realizado la intervención es tanto un reflejo de
las contradicciones que recorren al PP, como de la falta de
profesionalidad de sus dirigentes, en un tema en el que deberían tener
interés en aparecer como gente capaz. Un suceso tan relevante como la
nacionalización de una entidad sistémica, señalada públicamente como tal
por el FMI, ha sido ejecutado con improvisación, filtraciones y
titubeos. Fácilmente se podría haber disparado el pánico de los
depositantes, con lo que alguna modalidad de “corralito” habría sido una
realidad en nuestras tierras.
Las contradicciones del PP se pueden resumir en lo siguiente: “No
salen las cuentas”. Los rescates, éste y los próximos, se llevan por
delante las más optimistas previsiones sobre el cumplimiento de los
objetivos de déficit público. Las cifras que están en juego superan, en
orden de magnitud, los bestiales recortes anunciados y aprobados. Por
mucho que se empeñen en repetir que esto no va a costar nada, las
cuentas no salen. La economía española está inmersa en un bucle
contractivo de tal magnitud, que hace perecederas al instante cualquier
cifra estimada sobre el volumen de las pérdidas de las entidades
financieras. El volumen de los activos que en los bancos no generan
rendimientos, total o parcialmente, va a seguir creciendo, porque el
efecto contractivo de los recortes solo se ha manifestado de forma
incipiente. Es decir, la necesidad de provisiones y el reconocimiento de
pérdidas van a continuar.
La crisis bancaria surgió de la mezcla de los errores de gestión de
los directivos bancarios, junto con los intereses mutuos de
enriquecimiento no sostenible de dichos directivos y de los empresarios
tóxicos (no son los activos los tóxicos, sino los empresarios y los
banqueros), pero, posteriormente, las denominadas políticas de
austeridad agravaron la crisis bancaria inicial y la convierten en
irresoluble. La crisis de las subprime en Estados Unidos aceleró la
explosión de la burbuja financiera en España, porque los bancos y las
cajas de ahorro se financiaban mediante las titulizaciones de los
préstamos hipotecarios, titulizaciones que colocaban en Europa y la
financiación interbancaria de bancos no españoles. Ambas vías de
financiación colapsaron en agosto de 2007, por lo que bancos y cajas
adoptaron duras restricciones a la concesión de créditos, y la actividad
económica se paralizó bruscamente con la inmediata subida del paro. En
esos momentos algunas cajas de ahorro ya exhibían una situación
patrimonial cercana a la necesidad de intervención. Era el caso
especialmente, de Caja Madrid, Bancaja y CAM. Pero la falta de una
política de fuerte estímulo de la economía, por parte de los gobiernos
europeos y, posteriormente, las políticas neoliberales de brutales
recortes, han exacerbado la crisis económica, convirtiéndola en gran
recesión, lo que ha amplificado y extendido la crisis bancaria al
conjunto del sector. Por otra parte, la denominada crisis de la deuda
soberana ha sido la consecuencia de la crisis económica, provocando la
enorme caída de los ingresos fiscales, y el deterioro de los bancos y
cajas, dado que, como ha ocurrido, el gobierno terminaría rescatando a
las entidades con problemas
1.- La formación de la burbuja
Desde el inicio del euro el crédito concedido, en España, por los
bancos y cajas de ahorro, pasó de representar el 88% del PIB, en el año
2000, al 171% en el año 2008. Además, la cartera que más creció fue la
de construcción y vivienda. El parque de viviendas nuevas, en el año
2000, ascendió a 334.000 unidades, mientras que en 2007 alcanzó las
734.000 unidades. El precio medio de la vivienda se duplicó en el mismo
período. Además, el inicio del crecimiento de la construcción de
viviendas se inició unos años antes de la creación del euro como divisa.
El resultado de estas cifras es que en 2007 la exposición al riesgo
de impago de promotores y compradores de vivienda era descomunal. El
crédito también se dirigió a grandes y medianas empresas industriales y
de servicios. Pero existen diferencias significativas con el riesgo
inmobiliario.
La mayoría de los promotores inmobiliarios arriesgan muy poco capital
en sus negocios. La práctica habitual, consentida por los bancos y
cajas de ahorro, es la concesión de un alto porcentaje de financiación
sobre el total del proyecto, con el argumento de que habitualmente los
préstamos serán subrogados a los compradores finales de las viviendas.
Pero hay otras razones, especialmente en las cajas de ahorro, y son los
vínculos políticos y económicos que se establecen entre el núcleo
directivo, el consejo de administración, formado por políticos, y los
empresarios, promotores inmobiliarios.
En el caso de que la promoción fracase, total o parcialmente, es
prácticamente imposible recuperar la inversión, o en cualquier caso, las
pérdidas serán cuantiosas. Además, las entidades financieras
financiaron la compra de suelo, incluso no urbanizado, basándose en
precios determinados por los precios de los inmuebles que en muchos
casos no se llegaron a construir.
Los productos no vendidos no son exportables y solo pueden
deteriorarse. El parque actual de viviendas en manos de las cajas de
ahorro y bancos los han convertido en las mayores inmobiliarias. Pero
con la particularidad de que son activos que solo generan costes.
La formación de la burbuja era ya bastante evidente en 2002. El Banco
de España, con Caruana nombrado por el PP, como gobernador, no
acometió ninguna labor preventiva, y la supervisión prudencial brilló
por su ausencia, Miguel Angel Fernández Ordoñez (MAFO), nombrado por el
PSOE también se abstuvo de intervenir, y la burbuja explotó.
¿Se podía haber abortado la burbuja inmobiliaria? Greenspan declaró
que no era posible utilizando los tipos de interés, y ese argumento se
ha repetido por nuestros lares, teniendo en cuenta además, que el Banco
de España no tenía ya el control de los tipos de interés. Sin embargo,
la forma de impedir la formación de la burbuja, o frenarla en sus
comienzos, habría sido mediante la exigencia de provisiones específicas
adicionales, tanto por incremento de la cartera de promotores, como por
exceso de concentración del crédito promotor. Dictar esas medidas sí
estaba al alcance del Banco de España, pero no lo hizo. La provisión
estadística o anticíclica, algo tenía en cuenta el crecimiento del
crédito, pero era muy favorable al crédito hipotecario, por el efecto de
las garantías. En definitiva, el Banco de España falló en la regulación
prudencial, sea por razones de falta de voluntad política y
responsabilizarse de abortar el crecimiento, o bien sea por
incomprensión de la situación, o por ambas cosas.
2.- La crisis de Bankia
En la crisis de Bankia confluyen dos cajas de ahorro, Caja Madrid y
Bancaja, pero en el análisis también podemos incluir a la CAM, cuya
crisis estalló antes. Entre las tres han acumulado un terrorífico
volumen de créditos ligados al negocio inmobiliario. Comparten ciertas
características comunes, que les confiere cierta singularidad dentro del
sistema bancario español. Estas tres cajas han estado gobernadas por el
Partido Popular en el período en el que se incuba la burbuja
inmobiliaria. La cartera de préstamos de las tres entidades ha acumulado
una gran concentración de préstamos a promotores inmobiliarios, con los
que los miembros de los consejos de administración tenían fuertes
vínculos, o incluso se llegaban a sentar en los consejos como
empresarios independientes. En el caso de la Comunidad Valenciana,
Bancaja y CAM financiaron todo tipo de proyectos faraónicos, que
resultaron, en gran parte, inversiones fallidas. Las tres cajas tomaron
grandes participaciones industriales, con el fin de sentar en los
consejos de administración de las grandes empresas españolas a los
presidentes y otros destacados miembros de las cajas. El principal
mérito de Miguel Blesa, catorce años presidente de Caja Madrid, fue el
ser amigo de Aznar, y en el caso de José Luis Oliva, el haber sido
presidente de la Generalitat Valenciana, le convertía en un reputado
banquero. Los sueldos conocidos de los presidentes de las cajas se
igualaron con los de los bancos privados, al mismo tiempo que las
remuneraciones de los consejeros también alcanzaban cifras escandalosas.
Así se conseguía el gobierno corporativo “perfecto”, en el que los
intereses de los consejeros estaban adecuadamente alineados con los
intereses de los presidentes: enriquecerse todos. El núcleo directivo no
podía estar al margen de la bonanza y, además de retribuciones y fondos
de pensiones millonarias, se les premiaba con puestos en consejos de
administración de empresas participadas, muchas de ellas compartidas con
promotores inmobiliarios. Así se cocinaron las condiciones ideales para
la tormenta perfecta. Todos los implicados tenían intereses en el
negocio, y éste estaba basado en aumentar el balance, generar beneficios
a corto plazo, porque si la situación cambiaba, ya tenían sus cláusulas
de protección, en forma de fondos de pensiones y salida de la entidad
con indemnizaciones millonarias.
3.- El Banco de España
El Banco de España no tuvo voluntad en poner fin a la burbuja
inmobiliaria, y una vez desatada la crisis financiera, actuó con
criterios nacionalistas y corporativistas, defendiendo las maravillas de
la regulación anticíclica y la solvencia de las entidades españolas.
Es cierto que en Europa los bancos centrales actuaron con criterios
similares al Banco de España, lo que dio lugar a una serie de pruebas de
estrés condicionadas por los intereses de cada ente regulador, y
consiguiendo más desconfianza que otra cosa, cuando una vez pasadas la
pruebas seguían manifestándose graves problemas de liquidez y solvencia,
sin necesidad de que se dieran las condiciones extremas planteadas en
las pruebas de estrés. También es cierto que la regulación anticíclica
era una medida positiva, pero muy parcial e incompleta, y no la medicina
adecuada ante una crisis sistémica.
Con la llegada de MAFO el gobernador intentó paliar sus carencias de
conocimiento de los problemas de los bancos, con los ataques cotidianos
contra los intereses de los trabajadores. Mientras tanto, el Banco de
España dedicó grandes recursos a validar, y a convalidar, modelos de
riesgo de crédito construidos por las entidades, en el marco de Basilea
II, para cumplir con los requerimientos de recursos propios, modelos que
han sido barridos por la eclosión de la crisis bancaria. Es difícil
encontrar una prueba empírica más contundente, para testificar el
fracaso. Mientras los técnicos del Banco de España, han dedicado
ingentes recursos públicos para comprobar la supuesta validez de las
bases de datos, los sistemas de rating y las estimaciones de
probabilidades de default , la solvencia de las entidades se disolvía
como un azucarillo en el café para todos de Basilea II. Sin embargo,
todavía no hemos visto ninguna reflexión crítica, emanada desde el Banco
de España, sobre las causas de la crisis bancaria y el fracaso de la
regulación tecnocrática y favorable a las entidades que son las reglas
de Basilea.
4.- EL Banco Central Europeo (BCE)
El BCE es uno de lo grandes problemas de la crisis. El poder político
y económico, favorable a los intereses de los empresarios y banqueros,
han dotado al BCE de un estatuto de independencia de los gobiernos,
mientras que los gobiernos resultan dependientes del BCE. Esta situación
insólita, que invalida los más elementales principios de la democracia
formal, ha convertido al BCE en el tirano de Europa. Derribar esta
tiranía es uno de los principales objetivos para poder avanzar en una
salida de la crisis. Draghi, igual que Trichet, impone condiciones a los
gobiernos. Modula las inyecciones de liquidez, para que el sistema no
se hunda, pero utiliza su inmenso poder como arma de chantaje. Las dos
últimas inyecciones de más de un billón de euros, no han sido gratis.
Sin esas inyecciones muchos bancos no podían hacer frente a sus
necesidades de liquidez ante los vencimientos de deuda emitida, ni
tampoco podrán haber seguido acudiendo a las subastas de deuda pública
en España e Italia. Pero el BCE impone condiciones de forma autoritaria y
exige más sacrificios, más recortes y más austeridad. Su ideología
fundamentalista, y su estatuto de independencia, en línea con las
fuerzas conservadoras, es uno de los principales obstáculos para una
salida de la crisis.
5.- Las nacionalizaciones para socializar pérdidas y privatizar beneficios
Los gobiernos de derecha son enemigos de lo público salvo cuando
tienen que utilizar los recursos públicos a favor de los intereses
privados. Esto se vuelve a repetir con la nacionalización de Bankia y
los apoyos públicos ya concedidos, más los próximos que están por venir.
Por más que el ministro Luis de Guindos repita que lo que está haciendo
es un magnífico negocio para los contribuyentes, las terribles
consecuencias de la crisis y de las políticas de recortes son
irreversibles (Los costes de la reforma financiera).
Con la creación de los “bancos malos” el gobierno
ha abierto otra vía de necesidad de apoyos de recursos públicos. Después
de tanto “esquema de protección de activos”, FROB, cocos, el problema
elemental es que las cajas y los bancos han sufrido, y van a sufrir,
enormes pérdidas, y “alguien” tiene que hacerse cargo de ellas. Hay que
reponer capital a las entidades o dejarlas caer y, en ambos casos, las
pérdidas se socializan, porque el capital solo procede de los recursos
públicos, sea en forma de emisiones de deuda pública, emisiones del
FROB, o futuros rescates procedentes de Bruselas, que también habrá que
pagar. Pero esto son los costes directos, porque los costes indirectos
del estancamiento y retroceso económico, por muchos años, es
inconmensurable.
6.- Perspectivas
Con la intervención de Bankia se ha producido una escalada en la
evolución de la crisis bancaria, que se acelera por momentos. Desde
todos los ámbitos se reclama saber cual es el “verdadero valor de los
activos tóxicos”, para lo cuál el gobierno ha exigido la actuación de
expertos independientes que valorarán no solo las carteras dañadas, sino
todos los activos bancarios. La petición de expertos independientes
deja por los suelos al Banco de España que es el responsable directo de
evaluar la salud de las entidades bancarias. Pero, en cualquier caso, se
trata de un esfuerzo inútil. El resultado del trabajo de los
evaluadores independientes será más zozobra. Es una muestra de que los
más elementales principios económicos se desconocen. Realizarán
estimaciones que a los pocos meses quedarán obsoletas, porque en un
escenario tan abierto como el actual las variables fundamentales están
en la política. Solo un cambio de rumbo profundo en las políticas de
recortes puede salvar la situación. El efecto de los recortes anunciados
por el gobierno sobre la morosidad, debido al aumento del paro y el
deterioro del tejido empresarial, elevará las cifras de morosidad a
niveles insostenibles. La posible salida del Grecia del euro tendrá
consecuencias y los costes de la deuda pública pueden alcanzar niveles
imposibles de financiar. Valorar los activos bancarios en estas
circunstancias es un ejercicio inútil. Los bancos solo tienen solución
si se crea un escenario en el que los créditos solventes crezcan más
deprisa que la morosidad, porque además, en ese escenario, muchos
deudores recuperarían la capacidad de pago. Todo lo que no sea eso, es
avanzar hacia el desastre.