domingo, 19 de abril de 2009

Solartia pone en marcha una planta de biodiesel en Los Arcos (Navarra)

La nueva planta de abanderada por Solartia en Los Arcos, la segunda en Navarra tras la de EHN en Caparroso, acaba de comenzar su producción en serie tras superar con éxito la fase de pruebas iniciada en febrero.
De esta manera, se convierte también en la primera empresa industrial que arranca en ese polígono.

Tras una inversión de 12 millones de euros, un periodo de obras de año y medio y una plantilla compuesta por 14 personas, la planta está preparada para producir anualmente 32 millones de litros de biodiésel.

Lo primero que llama la atención en las instalaciones es su reducido tamaño, fruto de la aplicación de una novedosa tecnología austriaca que destaca por su versatilidad. "A diferencia de las plantas convencionales en las que se trabaja a gran escala con grandes volúmenes en periodos ininterrumpidos, nosotros podemos fabricar prácticamente litro a litro", explica José Emilio Mendívil Olite, presidente de la empresa Solartia.

Crecimiento modular

Por ello, sobre una parcela de 16.000 m2 la actual fábrica sólo ocupa 6.000, aunque se pueden aumentar de forma modular, replicando las instalaciones si fuese necesario. El secreto está en las llamadas CPU (Control Processing Units), que en la actualidad son cuatro. Funcionan de forma totalmente independiente, de manera que pueden estar en marcha las cuatro a la vez, una o varias, dependiendo de los pedidos.

La tecnología elegida tiene otra gran ventaja y es que permite fabricar biodiésel a partir de virtualmente cualquier materia prima, tanto los habituales aceites de palma, colza o soja, entre otros, hasta el aceite usado doméstico.

De hecho, también puede fabricar el llamado biodiésel de segunda generación, producido a partir de plantas no cultivadas como la jatrofa o las microalgas, cuya ventaja es que no interfiere en el comercio de alimentos de primera necesidad en el Tercer Mundo. Ahora Solartia trabaja básicamente con aceite de soja importado y aceite de cocina usado.

El procedimiento de fabricación es en esencia sencillo. Para producir biodiésel lo que se hace es mezclar un aceite con una sustancia llamada metóxido, que a su vez es la unión de un alcohol, el metanol, con potasio.

A partir de ahí y a una elevada presión se produce una reacción que se denomina transesterificación, de manera que se rompen las moléculas de los ingredientes iniciales, que se transforman en biodiésel y glicerina mezclada con metóxido. Debido a la diferencia de densidad los dos compuestos principales salen de la CPU por separado. Además, la glicerina se comercializa independientemente y el metóxido vuelve a reutilizarse.

Consciente de los muchos mitos, prejuicios y miedos que hay en torno al biodiésel, Mendívil cree que sólo hay una salida. "El secreto está en un control estricto y exhaustivo en los parámetros de calidad del biodiésel". Es un producto relativamente sencillo de fabricar, pero hay que asegurarse de que cumple todos los requisitos, y de hecho la planta de Solartia ha adoptado la certificación UNE-EN 14214 como garantía. "Lo que nos distingue verdaderamente es que el sistema es tan versátil que podemos mezclar materias primas diversas hasta conseguir un "mix", una mezcla propia, que después se testa meticulosamente en el laboratorio", añade Mendívil.

De momento, un grupo de gasolineras de Levante están siendo las primeras en adoptar este segundo biodiésel navarro que aún no puede adquirirse en el mercado local.

R. Aramendía - www.diariodenavarra.es

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