Después de ver cómo transcurren los acontecimientos con la catástrofe de Grecia sobrevenida por la crisis global, lo único que me queda claro es que cada sector hace de ello una lectura distinta según sea su conveniencia, o sea, que más de lo mismo. Porque aparte de lo obvio, el falseamiento con que el gobierno griego ha manejado las cifras de su deuda pública que llega al 129%, lo que es insólito es que los organismos europeos no se estuvieran dando cuenta hasta hace un cuarto de hora ¿Cómo es esto posible, en un momento en el que los índices económicos que gobiernan el mundo tienen una onda expansiva tan brutal? ¡Si estamos en un momento en el que se te caduca un yogur en la nevera y se genera una crisis en el sector lácteo!
El caso es que Grecia, una de las cunas del pensamiento de “la vieja europa”, se va a ver envuelta en una situación insostenible al más puro estilo “deuda externa sangrante” como la que mantienen muchos países latinoamericanos y africanos con USA y Europa, de esas que no se acaban nunca de pagar, y que para pagarlas lo que se hace es endeudarse más y más pidiendo eternos préstamos a los acreedores, que sobre todo alimentan la maquinaria militar en las zonas de eterno conflicto.
No es el caso, el griego, pero allí los sindicatos de momento tienen un peso parecido al que tenían aquí antes de convertirse en extremidades de los gobiernos y la patronal, con más conciencia de clase en vez de ser leves parapetos de las fantasías económico-sexuales del empresariado, que aprovechando esta marejada se están frotando las manos con las posibilidades que se les ocurren haciendo recortes cada vez más abusivos y abaratando los despidos y los salarios al más puro estilo negrero, pero eso es otra historia.
La cosa es que si el fantasma de la crisis se extiende a esos niveles a nuestro país, me gustaría ver por un agujerito cómo encajaríamos la reducción de las pensiones, el recorte de los sueldos de los funcionarios, la desaparición de las dos pagas extras, el aumento de los impuestos sobre tabaco, alcohol, los productos de lujo y la gasolina, ya efectivas esta semana, el incremento del IVA a partir del 1 de julio en dos puntos, del 21 al 23%, así como aumentar el número de despidos mensuales del 2% actual al 4% en las empresas del sector privado y liberalizar los despidos, como ha hecho Grecia a cambio de los 110.000 millones que le “presta” europa por “apretarse la soga del cuello”. ¿Sería cosa como para quedarse con los brazos cruzados, mientras el mamoneo continuo de los infinitos Gürtel que en el mundo son, la evasión de capital a paraísos fiscales o el gañanismo absoluto de la clase política continúan campando a sus anchas insultando la decencia del común de los mortales? De momento la nube de la voracidad ya se ha cobrado tres víctimas inocentes, asesinadas en esencia por el capital.Jesús H. Cifuentes - el norte de castilla-
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