¿No te parece extraordinario que personas corrientes, como tú y como yo, tengamos el poder de salvar vidas, cambiar legislaciones, poner bajo control el comercio de armas, hacer que la justicia sea universal?
Y si conseguimos todo esto, no es porque seamos excepcionales, sino porque juntos tenemos poder: lograr mediante la denuncia y la presión que cualquier gobierno o institución del mundo, por muy poderosa que sea, respete la dignidad humana. Y créeme cuando te digo que esto es algo realmente extraordinario.
Fijate: sólo en el último año hemos contribuido a salvar la vida de Percy Walton (enfermo mental condenado a pena de muerte en EE.UU.) y de Perwiz Kambakhsh (joven afgano condenado a ser ejecutado por blasfemia) entre otros; también hemos conseguido la liberación de varios defensores de derechos humanos marroquíes críticos con la monarquía y de Brígida Asongsua en Guinea Ecuatorial. Además, gracias a ti y a todas las personas que luchamos contigo, Irán ha anunciado la suspensión las lapidaciones en su país, la Asamblea General de las Naciones Unidas ha aprobado una moratoria de las ejecuciones en todo el mundo y la elaboración de un Tratado Internacional sobre Comercio de Armas.
Todos estos logros pudieron parecer inalcanzables, pero hoy son una realidad. Y podría seguir con esta enumeración, pero ahora lo importante es que seamos conscientes de todo lo que podemos conseguir sin más armas que nuestra determinación y nuestra esperanza.
Mientras siga habiendo abusos e injusticias, seguiremos con nuestra labor. Porque, además de justa, nuestra lucha es eficaz: somos independientes, política y económicamente, de gobiernos y partidos políticos. Sólo así podemos hacer posible lo que a menudo puede parecer imposible.
Así que gracias. Gracias por no conformarte, gracias por no callarte, gracias por no mirar hacia otro lado. Gracias por hacer que cosas extraordinarias sigan pasando.
Y si conseguimos todo esto, no es porque seamos excepcionales, sino porque juntos tenemos poder: lograr mediante la denuncia y la presión que cualquier gobierno o institución del mundo, por muy poderosa que sea, respete la dignidad humana. Y créeme cuando te digo que esto es algo realmente extraordinario.
Fijate: sólo en el último año hemos contribuido a salvar la vida de Percy Walton (enfermo mental condenado a pena de muerte en EE.UU.) y de Perwiz Kambakhsh (joven afgano condenado a ser ejecutado por blasfemia) entre otros; también hemos conseguido la liberación de varios defensores de derechos humanos marroquíes críticos con la monarquía y de Brígida Asongsua en Guinea Ecuatorial. Además, gracias a ti y a todas las personas que luchamos contigo, Irán ha anunciado la suspensión las lapidaciones en su país, la Asamblea General de las Naciones Unidas ha aprobado una moratoria de las ejecuciones en todo el mundo y la elaboración de un Tratado Internacional sobre Comercio de Armas.
Todos estos logros pudieron parecer inalcanzables, pero hoy son una realidad. Y podría seguir con esta enumeración, pero ahora lo importante es que seamos conscientes de todo lo que podemos conseguir sin más armas que nuestra determinación y nuestra esperanza.
Mientras siga habiendo abusos e injusticias, seguiremos con nuestra labor. Porque, además de justa, nuestra lucha es eficaz: somos independientes, política y económicamente, de gobiernos y partidos políticos. Sólo así podemos hacer posible lo que a menudo puede parecer imposible.
Así que gracias. Gracias por no conformarte, gracias por no callarte, gracias por no mirar hacia otro lado. Gracias por hacer que cosas extraordinarias sigan pasando.
Recibe un afectuoso saludo,
Esteban Beltrán
Director – Amnistía Internacional Sección Española
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