Artículo publicado por Vicenç Navarro en la revista digital SISTEMA, 27 de septiembre de 2012
Este artículo analiza estudios
realizados en EEUU que señalan que los hombres exitosos en el mundo de
los grandes negocios privados, y los partidos políticos próximos a los
intereses empresariales privados, no son (como comúnmente se cree) los
personajes o los partidos más eficaces en la gobernanza económica de los
países. El artículo discute la relevancia de estos estudios para
España.
Una de las
percepciones más generalizadas sobre el Tea Party en EEUU fue que éste
era un movimiento popular (que recordaba a las revueltas populares del
pueblo llano estadounidense frente al imperio británico) frente al poder
del gobierno federal (ver mi artículo El Tea Party en EE.UU. (y en
España), El Plural, 03.09.12). Tal percepción, claramente promovida por
grandes empresas estadounidenses (los sectores más reaccionarios de lo
que en EEUU se llama la Corporate Class), ha sido aceptada, no sólo por
los mayores medios de información, sino incluso por algunos autores de
la izquierda española.
La breve existencia de tal movimiento ha
mostrado claramente que es un movimiento de la ultraderecha
estadounidense, ampliamente financiada por grupos económicos afectados
negativamente por las decisiones del gobierno federal presidido por el
presidente Obama. Su máxima victoria ha sido el control del Partido
Republicano dirigido por un hombre de negocios, el Sr. Mitt Romney, que
ha hecho su fortuna a base de la especulación financiera, basada en Wall
Street, el centro de la banca de EEUU. Este dirigente, candidato
republicano a la Presidencia de EEUU, ha enfatizado su experiencia
exitosa como “hombre de negocios” como su mayor mérito frente al actual
presidente, el Sr. Barack Obama, al cual considera inepto para la
gobernanza del país por no haber tenido nunca experiencia empresarial.
Tal cultura e ideología empresarial ha alcanzado su máxima expresión en
el apoyo del candidato Romney a la propuesta del mayor especulador del
sector inmobiliario, el Sr. Donald Trump, de modificar la Constitución
de EEUU para añadir que sólo los ciudadanos nacidos en EEUU y que hayan
tenido un mínimo de experiencia como businessman, es decir como gestor
de empresas privadas, pueda ser presidente de EEUU.
Tal énfasis en la importancia de la
experiencia empresarial para ser presidente de EEUU ha generado toda una
serie de análisis politológicos para ver si es cierto que los
presidentes que hayan tenido una experiencia como hombres de negocios
hayan sido mejores presidentes, responsables de políticas que hayan
obtenido mejores resultados económicos (utilizando como indicadores de
eficiencia económica el crecimiento económico, la producción de empleo y
la rentabilidad de las inversiones en Bolsa). Pues bien, según tales
estudios (ver Timothy Egan, “Business, Mitt Romney and the Presidency”
The New York Times.com 2/05/12), la historia económica de las diferentes
Presidencias muestran que los peores presidentes han sido precisamente
los “hombres de negocios” que habían sido exitosos en el mundo privado.
Ninguno de los más exitosos en el mundo privado fue un Gran Presidente.
En realidad, los que tuvieron mejores indicadores económicos (incluyendo
los indicadores citados) fueron Franklin D. Roosevelt, John F. Kennedy,
Bill Clinton, Dwight Eisenhower y Harry Truman. Sólo este último había
sido un businessman exitoso antes de ser elegido presidente. Los peores
fueron Herbert Hoover, George Bush, padre e hijo, y Jimmy Carter, todos
ellos “hombres de negocio” exitosos.
Otro estudio ha llegado a la misma
conclusión (Paul Bedard, “80-year study: Democrats better at
Economics”). El Partido Republicano, en general, más cercano al mundo
empresarial de la Corporate Class, ha sido menos exitoso en producir
empleo, en estimular la economía y en aumentar la rentabilidad de las
inversiones en Bolsa que el Partido Demócrata. Durante los 40 años de
gobierno Republicano una inversión de 100.000 dólares al principio del
periodo republicano daba, como promedio al final del periodo, 126.027
dólares. En los 40 años del gobierno Demócrata tal cantidad produjo
3.912.210 dólares. Como bien indica Paul Bedard, a la luz de estos datos
parecería sorprendente la fama que tiene el mundo empresarial de ser
muy eficiente. En realidad, la enorme crisis financiera y empresarial
(resultado de la excesiva influencia del mundo financiero y empresarial
sobre las instituciones políticas) debería cuestionar tal inmerecida
fama de competencia.
En realidad, la propia experiencia del
“hombre exitoso de negocios”, el Sr. Mitt Romney, añade más evidencia al
error de la tesis de que la experiencia empresarial privada sea un
valor añadido de gran importancia y relevancia para la gestión pública,
Durante su mandato como gobernador del Estado de Massachussets, tal
Estado fue de los estados de EEUU con menor creación de empleo,
acumulando a la vez la mayor deuda pública por habitante. Mitt Romney
hizo grandes recortes del gasto público que ralentizó su crecimiento
económico sin resolver el déficit público ni la deuda pública de su
Estado.
Otros ejemplos, en este caso en el
Partido Demócrata, uno de los mayores desastres creados en EEUU fue la
desregulación de los mercados financieros, diseñada y promovida por el
banquero Robert Rubin (de Goldman Sachs) cuando fue Ministro de Economía
y Hacienda, nombrado por el Presidente Clinton. A la luz de éstos y
otros muchos casos, sería aconsejable que se desanimara a “hombres
exitosos en el mercado privado” a que se les diera responsabilidades
públicas, pues la aplicación de los principios y modos de operación de
la empresa privada pueden ser no sólo ineficientes, sino incluso
peligrosos en la gestión del sector público.
La relevancia de lo dicho para España
Estas observaciones son relevantes para
España, donde existe una percepción generalizada de que el sector de las
grandes empresas es más eficiente que el sector público, creyéndose,
como consecuencia de ello, que el gran empresario (frecuentemente
referido como un “técnico”) tiene una experiencia que se valora muy
positivamente en la gestión de lo público. Así, como ya he comentado en
el artículo citado anteriormente, el economista Xavier Sala i Martín,
próximo al mundo empresarial catalán, en su entrevista en las elecciones
del 2006 al entonces candidato a la Presidencia de la Generalitat de
Catalunya, el Sr. Montilla, criticó en La Vanguardia (16.10.06) su
inexistente experiencia empresarial en el mundo privado, considerando
tal hecho como un handicap en su candidatura.
Hoy en día, en los gobiernos, tanto
español como catalán, existen “hombres de negocios” responsables de
muchos Ministerios (Defensa, cuyo Ministro procede de la industria
armamentista), y Consejerías (Sanidad en Cataluña, cuyo Conseller era
Presidente de la Patronal Hospitalaria privada) en sectores en los
cuales habían trabajado, proyectando sus valores y su experiencia en la
gestión de lo público, con resultados previsibles en la optimización de
los intereses privados a costa de los públicos.
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