Durante el primer semestre del nuevo año, España presidirá una UE que deberá revisar y actualizar las grandes políticas de aquí a 2020. De especial relevancia son asuntos como la estrategia económica post-Lisboa, el Plan de Energía 2010-2012, la puesta en práctica de lo acordado en Copenhague o la definición del objetivo 2020 sobre conservación de la biodiversidad. Desde Madrid y Bruselas, WWF desarrollará una campaña durante este semestre crucial para el medio ambiente, con el fin de conseguir una Presidencia sostenible de la UE.
Según WWF, este es un momento clave para avanzar hacia un nuevo modelo en el que los objetivos ambientales estén integrados en las políticas y en el que la huella ecológica sea un indicador clave con el que medir si se está avanzando en la dirección correcta. La actual crisis económica revela claramente que el modelo actual ha fallado, aunque esta no sea más que una de las caras visibles de una crisis ecológica sin precedentes. El declive de las especies, el cambio climático y el agotamiento de los recursos naturales son algunos de los indicadores que nos muestran claramente la necesidad urgente de cambiar de rumbo.Desde WWF se pide a la Presidencia española de la UE que se centre y actúe en cinco asuntos clave:
Biodiversidad: mucho más que protección. 2010 será el Año Internacional de la Biodiversidad. España, uno de los países de la Unión con mayor biodiversidad y mayor superficie en la red Natura 2000, debe dar ejemplo y adoptar medidas que permitan frenar la pérdida de riqueza natural en su propio territorio. Además, debe liderar el proceso para definir objetivos ambiciosos para 2020 sobre conservación de biodiversidad y ecosistemas. Estas metas deberán ser presentadas por la UE en octubre, en la COP del Convenio de Biodiversidad.
Cambio climático: de las promesas a los hechos. Se trata del mayor reto ambiental, social y económico al que se enfrenta la humanidad y la Presidencia española se producirá justo al término de la cumbre del clima de Copenhague. Sea cual sea el resultado, España debería liderar una mayor ambición en la reducción de emisiones (hasta el 40% en 2020) y un compromiso de 35.000 millones de euros anuales para los países en desarrollo. De igual forma, ha de establecer un objetivo vinculante de ahorro de energía primaria de, al menos, un 20% en términos absolutos en el nuevo Plan de Acción de Eficiencia Energética.
Agua: urgente recuperación de ríos, humedales y acuíferos. En 2009 deberían haberse aprobado los planes de cuenca de la UE, tal como establecía la Directiva Marco de Agua. España, la quinta nación del mundo en huella hídrica (volumen total de agua en bienes y servicios per cápita) y uno de los países europeos más retrasados en la aprobación de los planes de cuenca, puede corregir su trayectoria y, dando ejemplo a otros países mediterráneos, impulsar una aplicación ambiciosa de la Directiva de Agua.
Pesca: frenar el agotamiento de los recursos. Con casi un 90% de las pesquerías en aguas europeas fuera de los límites biológicos de seguridad, la negociación de una nueva Política Común de Pesca es, al mismo tiempo, un difícil reto y una oportunidad única. Se trata de seguir las recomendaciones científicas, aplicar el principio de precaución y tener como objetivo la protección del conjunto del ecosistema marino.
Agricultura: impulsar el necesario cambio de rumbo. Durante 2010 se seguirá avanzando en definir la nueva Política Agraria Común más allá de 2013. El reto es transformar la actual PAC, centrada en la producción y las infraestructuras, en una política rural y ambiental común que contribuya a luchar contra el cambio climático, a proteger la biodiversidad y a usar sosteniblemente los recursos. Para ello, el debate sobre la futura PAC debe ser participativo, con la implicación de todos los sectores interesados (entre ellos, agricultores, consumidores, ONG ambientales y de desarrollo).
Para Juan Carlos del Olmo, Secretario General de WWF España, “la UE debe seguir liderando los avances en la defensa de la biodiversidad y el medio ambiente. También debe resolver los obstáculos e implantar las políticas internas que le permitan mejorar y marcar nuevos y ambiciosos objetivos globales para proteger la biodiversidad”. “La Presidencia española debería canalizar la inercia generada a favor del cambio y transformarla en políticas concretas”. Y concluyó: “Para lograrlo debe demostrar ambición, recursos y coherencia, también en España”.
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