En general el vidrio está compuesto de sílice (arena), sosa y cal, aunque presenta pequeñas variaciones en su composición según cuál sea su aplicación, por lo que sus propiedades pueden variar ligeramente. Así el vidrio puede ser usado para envasar alimentos, medicamentos y productos cosméticos, pero también puede ser usado para otras muchas aplicaciones: como vidrio plano (por ejemplo ventanas), cristales blindados, fibra óptica, bombillas, vajillas, adornos...
Precisamente estas diferencias en la composición son las que hacen importante la correcta separación y clasificación de los residuos de vidrio, ya que si los mezcláramos para reciclarlos el material resultante puede ser más frágil o perder parte de las propiedades que hacen de él un material tan versátil.
De esta manera los residuos de vidrio pueden proceder tanto de los envases como de otras aplicaciones. El primero es de procedencia fundamentalmente urbana, mientras que la mayor parte del vidrio con otras aplicaciones procede del sector industrial. Ambos tipos se pueden reciclar por separado por lo que sus vías de recogida y recuperación deben ser diferentes.
La recogida selectiva del vidrio de procedencia urbana se inició hace ya muchos años en varios países europeos. Este sistema de recogida consiste en la instalación en las calles de contenedores específicos (denominados iglús) donde sólo se debe depositar el vidrio procedente de envases (no se deben depositar bombillas, ventanas, vajilla ni ningún vidrio que no proceda de envases). En cuanto a la recogida de vidrio industrial lo más frecuente es que se haga a través de gestores autorizados que se encargan de su correcta clasificación y de entregarlos a los gestores autorizados para su reciclado.
Una importante ventaja del vidrio es que es un material 100 % reciclable, que no pierde sus propiedades ni sus características durante el proceso de reciclaje. Por otro lado, al reciclar una tonelada de vidrio se ahorra 1,2 toneladas de materia prima virgen, reduciendo al mismo tiempo un 26% del consumo energético necesario. El proceso de reciclado es sencillo y se puede resumir en tres fases: clasificación y limpieza (donde se eliminan impurezas e impropios), trituración y fundición.
La principal aplicación del vidrio reciclado es su utilización en la fabricación de envases de vidrio de color. Además, algunas empresas se dedican a utilizarlo en la fabricación de mobiliario urbano. También se están desarrollando tecnologías para utilizarlo como materiales de construcción, baldosas antideslizantes, áridos para hormigón, materiales de aislamiento, pintura reflectante para señalización viaria, etc.
fida.es
Precisamente estas diferencias en la composición son las que hacen importante la correcta separación y clasificación de los residuos de vidrio, ya que si los mezcláramos para reciclarlos el material resultante puede ser más frágil o perder parte de las propiedades que hacen de él un material tan versátil.
De esta manera los residuos de vidrio pueden proceder tanto de los envases como de otras aplicaciones. El primero es de procedencia fundamentalmente urbana, mientras que la mayor parte del vidrio con otras aplicaciones procede del sector industrial. Ambos tipos se pueden reciclar por separado por lo que sus vías de recogida y recuperación deben ser diferentes.
La recogida selectiva del vidrio de procedencia urbana se inició hace ya muchos años en varios países europeos. Este sistema de recogida consiste en la instalación en las calles de contenedores específicos (denominados iglús) donde sólo se debe depositar el vidrio procedente de envases (no se deben depositar bombillas, ventanas, vajilla ni ningún vidrio que no proceda de envases). En cuanto a la recogida de vidrio industrial lo más frecuente es que se haga a través de gestores autorizados que se encargan de su correcta clasificación y de entregarlos a los gestores autorizados para su reciclado.
Una importante ventaja del vidrio es que es un material 100 % reciclable, que no pierde sus propiedades ni sus características durante el proceso de reciclaje. Por otro lado, al reciclar una tonelada de vidrio se ahorra 1,2 toneladas de materia prima virgen, reduciendo al mismo tiempo un 26% del consumo energético necesario. El proceso de reciclado es sencillo y se puede resumir en tres fases: clasificación y limpieza (donde se eliminan impurezas e impropios), trituración y fundición.
La principal aplicación del vidrio reciclado es su utilización en la fabricación de envases de vidrio de color. Además, algunas empresas se dedican a utilizarlo en la fabricación de mobiliario urbano. También se están desarrollando tecnologías para utilizarlo como materiales de construcción, baldosas antideslizantes, áridos para hormigón, materiales de aislamiento, pintura reflectante para señalización viaria, etc.
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