lunes, 2 de marzo de 2009

El actual sistema energético tiene una dependencia desmesurada de las energías fósiles

En España, tanto desde el punto de vista económico como desde el de la afección al medio ambiente, esta insostenibilidad es aún mayor que en el resto de países Europeos.
Con la grave problemática del progresivo agotamiento de los recursos, su encarecimiento, y el impacto ambiental inherente a su utilización mediante procesos mayoritariamente térmicos, nos encontramos ante una situación insostenible.

En España, tanto desde el punto de vista económico como desde el de la afección al medio ambiente, esta insostenibilidad es aún mayor que en el resto de países Europeos. En nuestro País, en los últimos años la cantidad de electricidad generada por las nuevas instalaciones alimentadas con gas natural en centrales de ciclo combinado, ha sido del orden de tres veces superior a la generada por la eólica. En consecuencia, nuestra dependencia energética se ha incrementado ostensiblemente. Con la implantación de las nuevas estrategias adoptadas en Europa, y las de nuestro país para las próximas décadas, no solamente no se atenúa esta situación, sino que nos conduce a otra aún más insostenible.

Ante este escenario, en todos los ámbitos se está imponiendo un debate sobre qué tipo de fuentes energéticas deben emplearse: fuentes convencionales, nucleares o renovables. Este debate se ha agudizado más a consecuencia del “cambio climático” en el que participa el alarmante incremento de emisiones de CO2 de nuestro actual sistema energético, y por otro lado, la situación de la reconocida crisis económica global en que nos encontramos, en la que los desmesurados y crecientes costos energéticos debidos a nuestra dependencia energética, están teniendo una relevante influencia.

Sin embargo, el primer y esencial tema que debería abordarse, es el inmenso despilfarro que en los procesos de nuestro sistema energético se está produciendo. De la energía que tomamos de las fuentes, en términos generales referidos a la totalidad del sistema energético, solamente aprovechamos el 20%, y en el caso de los medios de transporte, el aprovechamiento es del 10% El problema más acuciante a resolver es el de la escandalosa ineficiencia, y en consecuencia, los debates y estudios deberían orientarse en la posibilidad de la aplicación de sistemas verdaderamente eficientes.

Desde el grupo consolidado y reconocido por el Gobierno de Aragón, sobre “Sistemas de integración de energías renovables”, se apuesta por un nuevo escenario energético, basado principalmente en energías renovables de forma distribuida en microrredes de integración, aplicado en entornos locales e individualizados. Por motivos tecnológicos, no hay ninguna necesidad de combustibles fósiles, ya que en el actual sistema energético con el 80% de energía derrochada, y solamente con la captación de la radiación solar incidente en superficie, con las tecnologías fotovoltaicas disponibles hoy en el mercado, podríamos suministrar 400 veces la que estamos consumiendo procedente de todas las fuentes hoy utilizadas.

En el nuevo escenario, en el que las necesidades energéticas serían del orden de cinco veces inferior al actual, y con sistemas de captación solar con eficiencias muy superiores a las actualmente disponibles en el mercado (40% en sistemas de próxima disponibilidad), la energía eléctrica de captación solar en superficie, podría llegar a ser del orden de 10.000 veces la energía que necesita la humanidad para su desarrollo. Si contamos además con la aportación energética eólica e hídrica mediante técnicas de integración podremos comprender que las renovables son fuentes inmensamente abundantes y sobradas para las necesidades del desarrollo sostenible de la humanidad.

Este escenario energético fundamentado en sistemas con eficiencias (desde la captación a la utilización) comprendidas en el entorno del 90%, y que nos reduce drásticamente las necesidades de consumo y el impacto ambiental, es hoy técnicamente factible y se estructura en cuatro conceptos esenciales:

* La generalización de la energía eléctrica como vector mayoritario.

* La obtención de la energía eléctrica por procedimientos directos (sin procesos intermedios térmicos o electroquímicos).

* El almacenamiento directo de la energía eléctrica con alta densidad y eficiencia.
* La utilización de los sistemas de generación y almacenamiento próximos y adaptados al consumo, distribuidos localmente mediante la conformación de microrredes de integración.

En este escenario energético descentralizado, la fuente energética principal será sin lugar a dudas la radiación solar, (la inmensa central de fusión existente en nuestro sistema solar) mediante captación directa. Esta fuente es totalmente renovable, distribuida y a la disponibilidad de cada uno.

Un factor determinante en la implantación de este escenario, está siendo la aparición de las innovaciones tecnológicas que están revolucionando los convencionales límites de la electricidad y de la electrónica. La nanotecnología, está permitiendo la obtención de nuevos materiales nanoestructurados aplicados a los sistemas fotovoltaicos, a los sistemas de almacenamiento directo de la energía eléctrica, y a los semiconductores de electrónica de potencia, incrementando de forma espectacular las prestaciones que hasta ahora se habían conseguido. Por ejemplo, la energía eléctrica que se puede almacenar en los actuales súper condensadores, y en los esperados en breve híper condensadores, es del orden de millones de veces la conseguida hace tan solo dos años, con sistemas estáticos de eficiencia cercana al 100%, y centenares de miles de ciclos de vida. En las baterías de ión litio con electrodos nanoextructurados, la densidad de almacenamiento energético es del orden de 10 veces el de las baterías convencionales, siendo mucho mayor su duración y muy inferior el impacto ambiental. El otro factor esencial del cambio, es el de la implantación de los sistemas distribuidos mediante microrredes locales de integración, en contraposición al actual sistema centralizado, caracterizado esencialmente por su pérdida de eficiencia, y su enorme dificultad de control.

En el actual escenario energético estamos inmersos en un atraso tecnológico manifiesto, que nos ha conducido a estas grandes infraestructuras centralizadas, ineficientes, económica y medioambientalmente insostenibles, y difícilmente controlables. La alternativa renovable supone un cambio drástico del sistema actual, nos introduce en un escenario energético distribuido adaptado al consumo local, autosuficiente, y conducente a un escenario definitivo libre e individualizado. La aplicación de esta alternativa supone la verdadera revolución energética, tal como ha ido sucediendo en el escenario industrial con el fraccionamiento de la fuerza motriz, en el ámbito informático con los microprocesadores de bolsillo y en el de las comunicaciones con los teléfonos móviles e Internet, las cuales han terminado imponiéndose, porque dan respuesta a una necesidad inherente al ser humano, la de la realización individual y liberalizada.

Las actividades de investigación desarrolladas en el CIRCE por el grupo de integración de recursos, está dedicada desde hace mas de diez años a las nuevas tecnologías de integración distribuida mediante microrredes estabilizadoras de la red mallada existente, y adaptadas a la demanda local, (polígono industrial, empresa, comunidad de vecinos o una casa). Tecnológicamente este escenario es en la actualidad perfectamente aplicable, siendo el impedimento esencial en estos momentos, el que al tratarse de una tecnología no implantada en los mercados, resultan sistemas energéticos excesivamente caros.

Pero con las innovaciones de los últimos años, (y las que actualmente se encuentran en fase experimental), y la imparable irrupción en el mercado del coche totalmente eléctrico como instrumento impulsor de la aplicación del nuevo escenario energético, (tal como lo fue a mediados del siglo pasado, promoviendo el cambio de la sociedad del carbón y la biomasa a la del petróleo), puede hacer que el nuevo sistema se imponga definitivamente antes de lo previsto para cubrir permanentemente las necesidades energéticas del desarrollo sostenible de la humanidad. Los plazos y tiempos no dependen de las dificultades científico-técnicas, sino que dependen de las voluntades político-comerciales del “orden mundial” que en cada momento se considere conveniente o necesario.

flickr - www.ecodes.org

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