18 de Agosto de 2008
Sin duda una de las herramientas que ha provocado la transformación de los hábitos y costumbres en las comunicaciones de este reciente siglo ha sido San Internet, donde se ha volcado todo el fondo cultural del catálogo general de la sapiencia y las artes de la raza humana. Pero como casi todo tiene su lado oscuro, esa misma raza se ha ocupado casi con más ahínco en acumular en esa misma plataforma su estupidez y su cretinismo, de tal manera que el tráfico de datos que circulan por la red, aparte de las descargas ilegales de música y vídeo que la hace el común de los mortales, el grueso consta de pornografía y “pepeeses” de chorradas emotivo-burlescas, sin contar con los miles de intentos de estafa que se venden a los incautos que no dejan de picar.
Debe ser por esta vertiente, la estúpida y la garrula, por la que el concejal Lluís Suñé de Iniciativa per Cataluña, candidato a diputado también en estas últimas elecciones (por suerte sin conseguirlo) ha tenido colgado en su “blog” una vergonzosa campaña independentista anónima, que es donde se esconden la mayor parte de las cobardías, por la cual el tratamiento que se daba a esta cuestión económico-nacionalista se formulaba en el eslogan “Extremadura needs you” , proponiendo la aportación de 1000€ al mes para fomentar la adopción de niños extremeños, los cuales ilustran el “cartel” de la campaña semidesnudos y harapientos.
El argumento que esgrime este jumento es el de intentar quitar el cartel de insolidarios que cuelgan los catalanes, aprovechando que con la publicación de las balanzas fiscales queda demostrada la solidaridad de Cataluña con el resto de las comunidades autónomas.
Desde luego no creo que este sea la forma ni el camino para demostrar nada de las solidaridades que dicen gastarse. Porque si esa es la manera de hacerlo, yo prefiero que ningún catalán se solidarice conmigo, por más culé que sea yo. A nadie le gusta que le humillen para recibir las migajas de nada, porque balanzas fiscales aparte, lo cierto es que hoy por hoy la desigualdad interterritorial sigue siendo nuestro triste pan sin que se vislumbre el menor atisbo de que la cosa vaya a cambiar. Es como el peso de los refranes y de las ideas comunes que nos hacen esclavos del tipo “siempre ha habido pobres y ricos” El caso es que las comunidades y su recepción de las competencias ha sido desde siempre la historia de las desigualdades, y de que a pesar de los avances que ha habido por el lógico avance del tiempo y el peso de la razón, solo hay que viajar por el país y hacer uso de sus servicios públicos y sociales, y analizar las ventajas fiscales de unos y otros lugares para corroborar la evidencia del desequilibrio tradicional que hace que los pobres sean más pobres y los ricos más ricos, lo que viene a ser casi sinónimo de unos más tontos y otros más listos para esta joya de la política que nos regala el independentismo catalán.
Jesús H. Cifuentes
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