"El teatro de la Ópera,
situado en la Avenida del Ring, es uno de los teatros operísticos de
mayor fama internacional. Construido en 1869 según los planos de los
arquitectos August Siccard von Siccardsburg y Eduard van der Nüll y
reinaugurado en 1955 tras los destrozos de la Segunda Guerra Mundial,
ofrece al público internacional un amplio repertorio de altísimo nivel
unos 300 días al año.
Echando
una mirada entre los bastidores de la Ópera Nacional de Viena, que
cuenta con el mayor repertorio del mundo, se puede descubrir mucho de lo
que pocas veces pueden ver los visitantes nocturnos de la ópera. Una
visita guiada aportará valiosos conocimientos sobre la historia de la
casa, su arquitectura y el funcionamiento de la ópera.
Desde el
vestíbulo se llega a la escalinata, pasando por espléndidas salas (el
Salón del Té, la Sala de Mármol, la Sala Gustav Maler) hasta la sala de
espectadores con vistas al escenario".
Nos acercamos hasta la Ópera Estatal de Viena, para preguntar si quedaba alguna entrada para poder asistir a la Ópera, pero evidentemente estaba todo agotado. Cuando estuve en Praga asistí a la Opera y fue algo extraordinario, por eso me hubiera gustado ver una con Jordi en Viena, creo que es algo que hay que ver y sentir al menos una vez en la vida, pero bueno, otra vez será...
Así que como no pudimos ver la Ópera pues nos animamos a hacer la visita guiada al edificio, ¡nos gustó mucho! la gran escalinata de mármol de la entrada, adornada con esculturas que representan las siete artes liberales y relieves de ópera y ballet, el vestíbulo Schwind con escenas de óperas y bustos de compositores y directores famosos, el Salón de té donde Francisco José y sus íntimos solían disfrutar de los entreactos, el escenario equipado con la tecnología más avanzada y el magnífico auditorio.
Anina.
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