Después del concierto de ayer, dormimos en mi piso y tranquilamente desayunamos y papá me hizo algunas chapucillas necesarias, jejeje, ¡benditas manos tienes, papá!.
Así que ya salimos tarde de casa, dimos un paseo y nos fuimos a comer, llegamos a esta Taberna La Posada, nos sentamos y después de una hora y media de espera llegaron nuestros primeros platos... un desastre absoluto, en todo. Y ni siquiera tuvieron el detalle de invitarnos al café después de tanta espera, ¡increible. Así que teníamos que dejar constancia de esta situación y pedimos las hojas de reclamaciones. Una lástima que haya sitios así que no cuiden nada ni lo que hacen ni a la gente.
Anina.
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