Semana de vendimia en Campo y Los Barrios, días espléndidos de sol, calor y de trabajo, en los que disfruté con toda la cuadrilla, pero en los que eché de menos a mi tio Mario, siempre tan alegre y tan animoso, y que a pesar de no poder vendimiar por su lesión de espalda tenía las viñas estupendas y aún sacó fuerzas para cortar la hoja y que nuestro trabajo fuera mucho más fácil ¡si es que hace más el que quiere que el que puede!
Querido tio, eres un sol, sabes que iría contigo al fin del mundo, te mereces todo lo bueno en este mundo porque eres un hombre extraordinario.
Anina.
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