Después de pasar un mal rato en Pravia, por nuestro despiste de aparcar el coche en una zona en la que había mercado los jueves y que nos lo llevara la grúa y todo lo que ello conlleva (hicimos el día), ¡que rabia siente uno por ser tan tontos! en fin...
Nos fuimos a olvidar nuestras penas con la brisa del mar... llegamos a este rinconcito tan bonito en San Esteban de Pravia, pero no paramos porque ya era la hora de comer y teníamos que buscar un sitio. El día se estaba poniendo feo para colmo de males, jajaja.
Anina.
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