Artículo publicado por Vicenç Navarro en la columna “Dominio Público” en el diario PÚBLICO, 22 de noviembre de 2012
Este artículo presenta el
informe del Observatorio Social de España sobre el impacto de la crisis
en las familias y en la infancia en España, mostrando que el deterioro
del bienestar y calidad de vida de tales colectivos es más acentuado de
lo que se ha publicado anteriormente. El crecimiento de la pobreza y
sobre todo de la pobreza extrema, es de los mayores existentes en la
Unión Europea de los 15. El riesgo de pobreza afecta también a sectores
de las clases medias que nunca pensaron que se encontrarían en tal
situación. El informe publicado como libro “El impacto de la crisis en
las familias y en la infancia”, Ariel, también muestra que las causas de
tal deterioro no es solo la crisis sino la manera como se está
respondiendo en España.
El Observatorio Social de España (OSE)
es una red de investigadores de varias universidades españolas que desde
el año 2004 analizan la situación social en España y en sus CCAA,
estudiando la evolución de las transferencias públicas (como las
pensiones y las ayudas a las familias) y servicios públicos del Estado
del Bienestar (como sanidad, educación, servicios sociales, vivienda
social, escuelas de infancia –mal llamadas guarderías en España-,
servicios domiciliarios a las personas dependientes, prevención de la
exclusión social e integración de los inmigrantes, entre otros), así
como las condiciones del mercado de trabajo y la distribución de las
rentas en el país. Estos son los temas que todas las encuestas señalan
como los que centran la mayor atención de la población en España, aunque
no siempre centran la atención mediática o el debate político en el
país.
El OSE ha publicado (2005, 2007 y 2009)
voluminosos informes que contienen una detallada exposición de la
situación de cada uno de estos componentes del Estado del Bienestar en
España y en cada una de sus CCAA, comparándolos también con los
existentes en otros países de la Unión Europea. Tales volúmenes,
publicados bajo el título La Situación Social en España (Volúmenes I, II
y III), son ampliamente utilizados, no sólo por académicos e
investigadores, sino por los medios de información del país.
El último volumen, el cuarto, acaba de
publicarse y su presentación a los medios de información se hizo el
pasado día 20 de noviembre en el salón de actos de la Obra Social de La
Caixa en Barcelona que financió el proyecto. El tema de este volumen es
el impacto de la crisis en las familias e infantes en España y en las
CCAA. Es imposible resumir en estas líneas tal cantidad de información
empírica. Ahora bien, sí que es de gran interés e importancia resaltar
algunas de las conclusiones.
Una de ellas es que la crisis está
afectando muy negativamente al bienestar y calidad de vida de las
familias y de los infantes y adolescentes en España en magnitudes e
intensidad mucho mayores a las que se conocían y publicaban. Los datos
del informe son impactantes. De 2007 a 2009, ya en el inicio de la
crisis, la pobreza entre los infantes había crecido un 45%, el mayor de
los incrementos de la pobreza infantil entre los países estudiados en
esta parte del informe (Dinamarca, Alemania, Francia e Irlanda). Y lo
que es incluso más preocupante es que el mayor crecimiento se ha dado
entre los niños que viven en pobreza extrema. El capítulo escrito por el
Profesor Sebastián Sarasa (uno de los mejores expertos en temas de
pobreza en Europa) y la profesora Francesca Luppi, ambos de la UPF,
documenta el hecho de que España es el país, entre los antes citados,
con mayor pobreza y mayor pobreza extrema entre familias y entre
infantes. La imagen extendida de que España como sociedad valora la
familia no queda documentada en el estudio. En realidad, el gasto
público social por familia, por infante o por persona en España es de
los más bajos no solo entre estos países sino entre los países de la
UE-15, el grupo de países de la UE que tienen un desarrollo económico
semejante al español.
Otro dato importante es que el deterioro
del bienestar de las familias no se debe sólo al declive de la
economía, sino también (y en gran medida) a la manera como se está
respondiendo a esta crisis. Así, el mismo capítulo de los Profesores
Sarasa y Francesca Luppi muestra como Alemania tuvo, al principio de la
crisis, un bajón de su economía más acentuado que España. Y, sin
embargo, tuvo un incremento del desempleo mucho menor que España, donde
el desempleo se disparó. Como el Profesor Sarasa y Francesca Luppi
documentan, una de las causas de esto es la diferente respuesta que se
dió en cada país al bajón económico. En contra de lo que se ha hecho en
España, donde las reformas laborales se han centrado en la desregulación
del mercado de trabajo -lo que ha facilitado el despido del
trabajador-, en Alemania las reformas se centraron, entre otras medidas,
en el reparto del tiempo de trabajo, de manera que la respuesta al
bajón de la demanda de productos y servicios no fue facilitar el despido
(lo que ha disparado el desempleo en España), sino la disminución del
número de horas trabajadas, con reparto del tiempo productivo. Hoy el
desempleo en Alemania es sólo el 5%. En España es el 25%. Ello tiene un
impacto devastador para las familias y para sus infantes. El deterioro
del mercado laboral ha jugado un papel determinante en el crecimiento de
la pobreza y de la pobreza extrema entre las familias y los infantes.
Otro resultado del estudio es la
conclusión de que la sustitución de la función protectora del Estado
(resultado de la disminución del gasto público) por los servicios y
transferencias del tercer sector (el sector privado de servicios, no
lucrativo de la economía y voluntariado) ha sido claramente insuficiente
para cubrir los enormes agujeros que los recortes han producido en la
protección de las familias e infantes. El esfuerzo de este sector (que
ha alcanzado niveles de sacrificio, compromiso y dedicación casi
heroicos) ha sido insuficiente para responder a las enormes necesidades.
Como la Profesora Mònica Clua y Albert Sesé muestran con datos
contundentes, el tercer sector está abrumado y desbordado. No da abasto.
La crisis está ya abocando a amplios
sectores de la población a niveles de consumo de subsistencia básica.
Así, las profesoras Marta Domínguez y María José González, también de la
UPF, en su capítulo “El impacto de la crisis en el bienestar social de
la infancia en España” muestran como la crisis que había iniciado su
impacto negativo en disminución de consumo como vestimenta y recreo está
ya alcanzando niveles de austeridad en temas vitales como la
alimentación, lo que pone en peligro la salud y la subsistencia de las
familias. La búsqueda de alimento en lugares de desecho (como
contenedores y mercados) se ha convertido en una práctica común para la
mayoría de las familias en pobreza extrema y para grandes sectores de la
población pobre. Y el riesgo de pobreza se ha extendido enormemente,
incluyendo a sectores de las clases medias que nunca habían pensado que
se encontrarían en una situación tan cercana a la pobreza o en la misma
pobreza. La pobreza no es ya un fenómeno minoritario, pues incluso los
que no están en la pobreza tienen miedo e inseguridades por el riesgo de
caer en ella. Este es el capítulo de los profesores Calero y Choi de la
Universidad de Barcelona que desarrolla y documenta el alcance entre la
población de la exclusión social, que es incluso mayor que el del
riesgo de pobreza. La exclusión social está alcanzando dimensiones
epidémicas entre amplios colectivos de la población -inmigrantes,
familias monoparentales y familias numerosas. El deterioro de la
situación de las familias con niños es mucho mayor que el de las
familias sin niños.
Este informe, publicado como libro (El
impacto de la crisis en las familias y en la infancia) por la editorial
Ariel documenta como esta crisis está afectando a dos colectivos –las
familias y los infantes- que se presentan en el discurso oficial del
país uno como el eje de la sociedad –la familia- y el otro como su
futuro –los niños-. En realidad, en pocos países se habla tanto de la
familia. Y en cambio, y tal como demuestra el estudio, España es el país
donde las familias y los niños están más desprotegidos y más afectados
negativamente por la crisis.
Sería de esperar que los medios de
información dieran a conocer tal informe para que la ciudadanía fuera
consciente de esta realidad. Un buen indicador de que ello pueda ser así
es que en la presentación del libro en un auditorio lleno a rebosar de
periodistas, estos aplaudieron al final de la presentación, por la
claridad y accesibilidad de los datos y de la exposición. Es deseable
que este aplauso al documento se traduzca en su amplia difusión. Así lo
esperamos. Y así el país se merece.
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