Artículo publicado por Vicenç Navarro en el diario PÚBLICO, 16 de agosto de 2012
Este artículo documenta que una
de las causas más importantes del descenso de los ingresos al Estado
desde que se inició la recesión, 2007, se debe a la notable reducción de
impuestos que tuvo lugar durante el periodo anterior. El artículo
señala que si no se hubieran hecho tales reducciones impositivas, que
beneficiaron primordialmente a las rentas del capital y a las rentas
superiores, se podrían haber evitado gran número de los recortes
actuales.
El Estado español (tanto a nivel
central como autonómico) se ha caracterizado por su pobreza, pobreza que
también ha caracterizado a los otros Estados intervenidos (Grecia,
Portugal e Irlanda). Los ingresos al Estado en España, al final del
periodo de expansión económica, en el año 2007, representaban el 41% del
PIB, un porcentaje menor que el promedio de la UE-15 (45% del PIB), el
grupo de países más desarrollados económicamente de la UE. Es importante
contrastar este bajo porcentaje con los porcentajes en los países
escandinavos: Noruega 58%, Dinamarca 56%, Suecia 55% y Finlandia 53%,
porcentajes mucho más elevados que los de España y los otros países
intervenidos, hecho que se debe al contexto político que ha determinado
históricamente la evolución de tales Estados. En aquellos países
escandinavos los partidos progresistas han gobernado la mayoría de años
desde el fin de la II Guerra Mundial. En los países intervenidos, sin
embargo, han sido las fuerzas conservadoras las que han gobernado la
mayoría de años durante tal periodo, reflejando un gran poder e
influencia sobre sus Estados. Los escasos ingresos al Estado es un
indicador de ello. Estos países, con la excepción de Irlanda, estuvieron
gobernados durante muchos años por dictaduras de ultraderecha
caracterizadas por su escasa sensibilidad social, junto con un gran
desarrollo de su aparato represivo. Irlanda no tuvo una dictadura pero
sí que estuvo gobernada durante la mayoría del citado periodo por
gobiernos profundamente conservadores. Y aunque en todo ellos, los
periodos democráticos que siguieron sus regímenes dictatoriales o
autoritarios consiguieron corregir parte de sus déficits de ingresos al
Estado, su heredado retraso todavía lastra y explica sus escasos
recursos públicos. Esta realidad es raramente citada en los análisis
económicos de tales Estados, poco conscientes de la importancia del
contexto político para explicar el fenómeno económico.
La situación en España
Los ingresos al Estado incrementaron
sustancialmente durante el periodo democrático alcanzando su máximo
nivel al final de su último periodo expansivo. En 2007, los ingresos al
Estado per cápita fueron de 9.654 euros. Ahora bien, a partir de
entonces, tales ingresos descendieron, de manera que en el año 2011,
habían bajado a 8.175 euros, siendo tal cifra el 62% del promedio de la
UE-15, que era 13.126 euros. Esta bajada se ha interpretado como
resultado del descenso de la actividad económica, lo cual, es cierto
solo en parte (y una parte relativamente menor). Veamos los datos,
provenientes en su mayoría del Informe Anual de Recaudación Tributaria
del Estado Español y que han sido analizados en detalle en el informe
Cambio en las políticas fiscales en el periodo 2007-2011 de Pilar
Castellà, publicado por el Observatorio Social de España.
En el año 2007 los ingresos al Estado
alcanzaron la cifra de 200.676 millones de euros. En el año 2008 tales
ingresos bajaron de una manera muy marcada, recaudándose 173.453
millones de euros, descenso que se ha atribuido al descenso de la
actividad económica, lo cual no es del todo cierto. En realidad, aquel
año 2008 fue el año de la aplicación de la Ley 35/2006 que conllevó una
bajada generalizada de impuestos, con el consiguiente descenso de los
ingresos al Estado (un 14% en 2008 y un 17% en 2009). En solo tres años
se pasó de ingresar más de 200.000 millones de euros en 2007 a 144.023
millones en 2009, una reducción del 28%, un descenso muy considerable.
Ello respondía a aquella actitud generaliza en la primera década del
siglo XXI, época de plena hegemonía del pensamiento liberal en los
círculos económicos, incluidos en los del partido socialdemócrata
gobernante en España, en los que se asumía que la reducción de impuestos
era una medida positiva y deseable, postura descrita claramente en el
famoso eslogan del entonces presidente del gobierno, el Sr. Zapatero,
que afirmaba “que bajar los impuestos es de izquierdas”. En realidad
voces discordantes con este pensamiento fuimos ignoradas, cuando no
insultadas, definiéndonos como “anticuados” (o la manera amable de
decirlo, “socialdemócratas tradicionales”) tal como apareció en la
respuesta de Jordi Sevilla a mi crítica a su libro De nuevo socialismo,
donde se proponía tal bajada de impuestos, siendo tal libro el punto de
referencia del pensamiento de la Nueva Vía que gobernó España durante la
mayoría del periodo de gobierno Zapatero (ver este debate en mi libro
El subdesarrollo social de España. Causas y Consecuencias).
Según el informe de recaudación
tributaria del año 2008 elaborado por el Servicio de Estudios
Tributarios y Estadísticas del Ministerio de Economía y Hacienda, tal
rebaja generalizada de impuestos significó la pérdida de recaudación en
2008 de nada menos que 19.540 millones, que era el 72% de la pérdida
total de ingresos al Estado. Solo un 28% (7.683 millones) se debía al
impacto de la crisis. Este dato, de una enorme importancia, apenas ha
aparecido en los medios de información, incluidos los económicos.
Otro ejemplo del impacto de los cambios
fiscales en los ingresos al Estado es que, en 2010, los ingresos al
Estado subieron (pasando de 144.023 millones en 2009 a 159.536 en 2010),
una subida de un 11%, a pesar de que la economía continuaba en crisis y
en recesión. Ello fue consecuencia de la reforma tributaria de aquel
año, que aumentó los impuestos generando más ingresos.
La bajada de impuestos como causa del descenso de ingresos públicos
Cuando se analiza donde hubo una mayor
disminución de los ingresos al Estado durante el periodo 2007-2010
resultado de estos recortes de impuestos se observa que el mayor
descenso procedió de la rebaja del impuesto de sociedades que bajó un
63,9%. El segundo fue el impuesto sobre el consumo, el IVA, que bajó un
12,1%, seguido del IRPF que descendió un 7,8%. Repito de nuevo, una
causa importante de estos descensos correspondió a las reformas
fiscales, y no solo a la disminución de la actividad económica. Según el
Ministerio de Economía y Hacienda los ingresos derivados del impuesto
de sociedades disminuyeron en 17.521 millones de euros en solo un año,
lo cual supuso un descenso de ingresos del 39,1%. Pues bien, según el
mismo informe, el 46% de este descenso de debió a las reformas fiscales
del 2007 (un descenso de 5 puntos en tal impuesto) y un 54% al descenso
de la actividad económica. En otras palabras, las rebajas de impuestos
de sociedades significaron un recorte de 8.120 millones de euros.
Un tanto semejante ocurrió en cuanto al
IRPF. Las reformas (la mayoría, regresivas) del IRPF, incluido el
aumento de deducciones, significaron un descenso del 10,5% en 2008
(respecto a 2007) de los ingresos al Estado procedentes de este
impuesto, lo cual significó una merma de 8.620 millones de euros. Este
impuesto se reformó más tarde en 2009, eliminándose la deducción de 400
euros por contribuyente, aumentándose los impuestos de la sección rentas
del capital, dentro del IRPF (un aumento del 19% del gravamen del
capital de 6000 euros o menos y 21% para ingresos mayores),
corrigiéndose, aunque muy ligeramente, el enorme sesgo existente en los
impuestos IRPF a favor del capital a costa del trabajo. En realidad, si
las rentas del capital tributaran igual que las rentas del trabajo, los
ingresos al Estado (a través del IRPF) aumentarían en 4.354 millones, es
decir un 64% (datos del 2008). Resultado de estas reformas del 2009,
los ingresos al Estado subieron a pesar de que la crisis continuó.
El que ha estado más afectado por la
crisis es el impuesto sobre el consumo, el IVA. Los ingresos cayeron un
12% durante el periodo 2007-2010, incrementándose de nuevo, al subir tal
impuesto en 2010, en 2.010 millones en 2010.
Estos datos confirman que los recortes
de la carga impositiva, que beneficiaron más a las rentas del capital
que a las rentas del trabajo, fueron una de las causas mayores de la
caída de los ingresos al Estado, acentuada todavía más, por la caída de
la actividad económica. Retrospectivamente se puede concluir que, tal
como unos poco predijimos, estos recortes de impuestos tuvieron un
impacto mucho más negativo que positivo sobre la eficiencia económica
del país. Muchos de los recortes realizados ahora podrían haberse
ahorrado si no se hubieran hecho aquellos recortes en los momentos de
aparente bonanza. La congelación de las pensiones, por ejemplo, con la
que se intenta un ahorro de 1.500 millones de euros, se podría haber
ahorrado si no se hubiera reducido el impuesto de sucesiones que mermó
en 2.552 millones a las arcas del Estado. El argumento tan promovido por
las elites gobernantes en este periodo de austeridad 2007-2012, de que
“no había alternativas”, no puede sostenerse en base a la evidencia
existente. Sí que las había y las continúa habiendo, en estos momentos
de incluso mayores recortes y cambios de impuestos que sistemáticamente
afectan más negativamente a las clases populares –tanto en su consumo
como en sus rentas- que a las rentas superiores y a las rentas del
capital.
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