Artículo publicado por Vicenç Navarro en el diario PÚBLICO, 24 de julio de 2012
Este artículo critica la
postura, reflejada en una reciente editorial de El País, que asume que
los mercados financieros debían responder favorablemente a las políticas
de austeridad que está realizando el gobierno Rajoy. El artículo
cuestiona tales supuestos.
El editorial
de El País del pasado 21 de julio (“Situación crítica”) presenta la
postura que caracteriza el pensamiento dominante en el establishment
español sobre la situación financiera del país. Tal editorial indica que
los mercados financieros no están respondiendo a las medidas de
austeridad muy marcada puestas en marcha por el gobierno español
presidido por el Sr. Rajoy. Por el tono del editorial, su autor parece
asumir que los mercados deberían haber tomado nota de tales medidas y
recuperar su confianza en el Estado español, exigiendo unos intereses
más bajos a su deuda pública, los cuales han alcanzado niveles que son
inasumibles. Este supuesto que asume que el Estado español “tiene que
hacer sus deberes” (lo cual implica en el lenguaje del establishment
español recortar y recortar gasto público, entre otras medidas, para
reducir el déficit público) a fin de recuperar “la famosa confianza de
los mercados” está justificando toda una serie de medidas que están
llevando al país al desastre. Ignora, además, un hecho clave: el tamaño
de la deuda pública y del déficit no es la causa de que la prima de
riesgo esté ya por las nubes en España.
¿Cuál es, pues, la causa? Y la respuesta
la hemos estado señalando unos pocos sin que se nos hiciera caso desde
hace ya tiempo. El hecho de que España tenga una prima de riesgo tan
elevada se debe a dos factores. Uno, a que España no tiene un Banco
Central. Si lo tuviera, éste haría lo que hace un Banco Central digno de
su nombre: imprimiría moneda y con ella compraría deuda pública,
forzando la bajada de los intereses de su deuda. Esto es lo que hace el
Banco Central estadounidense (The Federal Reserve Board), el Banco de
Inglaterra, el Banco del Japón y un largo etcétera. El editorialista de
El País no ha captado todavía (como tampoco lo ha captado el
establishment español) que los intereses de la deuda pública no los
determinan los mercados financieros, sino predominantemente el Banco
Central del país que genera la deuda. Al no tener un Banco Central,
consecuencia de estar en la Eurozona, España no puede regular los
intereses de su deuda pública. Y como consecuencia, éstos suben y suben
porque es lo que le conviene a los mercados financieros, que se ceban y
enriquecen a base de tales escaladas en el precio de la deuda.
El segundo hecho que explica la elevada
prima de riesgo de la deuda pública española es que, además de no tener
un Banco Central, el que así se llama en la Eurozona (el Banco Central
Europeo (BCE)) no es un Banco Central, sino que es predominantemente un
lobby de la banca alemana. El establishment español parece que no ha
captado esto tampoco. Si fuera un Banco Central imprimiría dinero
y compraría la deuda pública de los Estados de la Eurozona que pagan
unos intereses exagerados por su deuda. Con ello, los intereses
bajarían. Pero el BCE no hace esto. Dice que lo tiene prohibido (aunque
lo hace muy de vez en cuando, en situaciones extremas). Lo que sí hace
es imprimir dinero y se lo presta a la banca privada a unos intereses
muy bajos (0,75%) y con este dinero la banca compra deuda pública a unos
intereses elevadísimos (un 7% y un 6% en el caso español e italiano).
¡Un negocio redondo!
Ahora bien, el BCE se pasó de rosca. Y ahora, la banca privada (incluyendo la alemana) está llena de bonos públicos y privados de los países periféricos y le preocupa que ahora los Estados de estos países no puedan pagar. Alemania posee la friolera cantidad de 770.000 millones de euros de deuda pública y privada de los países intervenidos (Grecia, Portugal, Irlanda y España). De ellos, 274.000 millones en España. Los dos bancos alemanes más importantes, el Deutsche Bank y el Commerzbank, tienen cada uno 14.000 millones de euros. La banca alemana tiene gran cantidad de deuda pública y privada española (que le ha proporcionado excelentes intereses, y por lo tanto, beneficios), y ahora quiere asegurarse de que España no colapse y se quede sin cobrar la deuda. De ahí la “ayuda” financiera, que en realidad es ayuda a la banca alemana. Y de ahí que el BCE esté presionando para que estos Estados paguen lo que deben a los bancos alemanes, entre otros. La famosa ayuda financiera a la banca española (100.000 millones de euros) es primordialmente una ayuda a la banca alemana (entre otros bancos) tal como indicó recientemente con toda franqueza Peter Bofinger, consejero económico del gobierno Merkel en su entrevista a Der Spiegel (14.07.12), señalando que “esta ayuda no es a estos países, sino a nuestros propios bancos, que tienen gran cantidad de la deuda privada en aquellos países” (ver mi artículo “La economía alemana no es un ejemplo” en www.vnavarro.org).
Ahora bien, el BCE se pasó de rosca. Y ahora, la banca privada (incluyendo la alemana) está llena de bonos públicos y privados de los países periféricos y le preocupa que ahora los Estados de estos países no puedan pagar. Alemania posee la friolera cantidad de 770.000 millones de euros de deuda pública y privada de los países intervenidos (Grecia, Portugal, Irlanda y España). De ellos, 274.000 millones en España. Los dos bancos alemanes más importantes, el Deutsche Bank y el Commerzbank, tienen cada uno 14.000 millones de euros. La banca alemana tiene gran cantidad de deuda pública y privada española (que le ha proporcionado excelentes intereses, y por lo tanto, beneficios), y ahora quiere asegurarse de que España no colapse y se quede sin cobrar la deuda. De ahí la “ayuda” financiera, que en realidad es ayuda a la banca alemana. Y de ahí que el BCE esté presionando para que estos Estados paguen lo que deben a los bancos alemanes, entre otros. La famosa ayuda financiera a la banca española (100.000 millones de euros) es primordialmente una ayuda a la banca alemana (entre otros bancos) tal como indicó recientemente con toda franqueza Peter Bofinger, consejero económico del gobierno Merkel en su entrevista a Der Spiegel (14.07.12), señalando que “esta ayuda no es a estos países, sino a nuestros propios bancos, que tienen gran cantidad de la deuda privada en aquellos países” (ver mi artículo “La economía alemana no es un ejemplo” en www.vnavarro.org).
Una última observación. Creerse que el
euro está en peligro porque la prima de riesgo española está en las
nubes (como asume también el editorial de El País) es desconocer el
sistema de gobierno de la Eurozona. El euro le está yendo pero que muy
bien al Estado alemán y a la banca alemana. Como he detallado en otro
artículo (ver artículo citado) a los mayores bancos alemanes les está
yendo muy bien, y los bonos públicos del Estado alemán son los más
seguros que hay en el mundo (junto con los estadounidenses). ¿Dónde
está, pues, el problema del euro?
El problema para el euro y para la banca
alemana sería si España se saliera del euro, que es lo último que el
establishment alemán y europeo desearían, pero que España debería
considerar seriamente como alternativa. El BCE no cambiará a no ser que
perciba el peligro que supone para la banca alemana que España salga del
euro. Y tal percepción no ocurrirá mientras el gobierno español siga
dócilmente lo que le digan el BCE y la Comisión Europea, pues los
intereses de éstos no son los intereses de la población española, sino
los intereses financieros alemanes que dominan aquellas instituciones.
Pedirle al BCE que ayude al Estado español porque éste “está haciendo
sus deberes” (tal como termina el editorial de El País) es no entender
quién y cómo la Eurozona está gobernada.
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