No soy experto, ni mucho menos, en doctrina de la Iglesia pero no es difícil conseguir testimonio de las declaraciones de muchos papas, autoridades eclesiásticas y teólogos católicos defendiendo la obligación de pagar impuestos.
He encontrado algunas como las siguientes:
- Pío XII: “No existe duda alguna sobre el deber de cada ciudadano de soportar una parte de los gastos públicos Pío XII, Alocución a los Congresistas de la Asociación Internacional de Derecho financiero y fiscal (2 de octubre de 1856)
- Juan XXIII: “Todos los hombre y todas las entidades intermedias tienen obligación de aportar su contribución específica a la prosecución del bien común. Esto comporta el que persigan sus propios intereses en armonía con las exigencias de aquél y contribuyan al mismo objeto con las prestaciones -en bienes y servicios- que las legítimas autoridades establecen”. Juan XXIII, Pacem in terris.
-Concilio Vaticano II: “Entre estos últimos (deberes cívicos) es necesario mencionar el deber de aportar a la vida pública el concurso material y personal requerido por el bien común”. GS, 75.
-Juan Pablo II: ‘Los ciudadanos, que deben ser defendidos en sus derechos, deben ser al mismo tiempo educados para participar justamente en las cargas públicas, bajo forma de tasas o impuestos, porque es también una forma de justicia, cuando se obtienen beneficios de los servicios públicos y de las múltiples condiciones de una vida apacible en común…”. Juan Pablo II, Discurso a la Confederazione Fiscale Europea (7 de noviembre de 1980), L’Osservatore Romano, 12 de abril de 1981, p. 18.
-Catecismo de la Iglesia Católica: ‘La sumisión a la autoridad y la corresponsabilidad en el bien común exigen moralmente el pago de los impuestos…”. Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2240.
A la vista de estas declaraciones no puedo entender que la jerarquía de la iglesia católica se niegue a pagar los impuestos que le corresponden. Sobre todo, cuando al mismo tiempo reclama y obtiene ayudas y privilegios con recursos que aportan todos los ciudadanos (sean o no católicos), en cantidades que yo creo que son más elevadas que las que pueda recibir en cualquier otro país del mundo.
Hay que predicar con el ejemplo.
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