Bueno señores. Aquí está puntual el veranillo y con él la disminución del volumen de los periódicos, y la levedad de sus contenidos, que si no más refrescantes, de cualquier modo menos pesados e indigestos. Porque con toda la chavalería desbocada ya con las vacaciones, los horarios de la rutina se ven completamente alterados, y más si la olla a presión se nos pone a 38º de calorina insoportable. Pero a lo que voy. La levedad con la que de repente pasan debates del Estado de la nación, y demás cuestiones de peso en circunstancias normales, subrayan sin duda la incredulidad y la lejanía con que los ciudadanos sesteantes valoramos los trajines de la “alta política”, siempre a la sombra del aire acondicionado, nunca sudores por su frente.
Pero como siempre hay notas de color para sobresaltar la modorra omnipresente, en esta semana ha saltado a la palestra informativa, con escaso éxito de difusión mediática y repercusión política, un manifiesto firmado por un batiburrillo de capos de la progresía, de pesos muy diversos entre su valía personal, pero definitivamente pesados en sus ámbitos profesionales.
El Manifiesto lo han titulado “Una ilusión compartida”, y está firmado por una veintena de conocidos juristas, artistas, periodistas e intelectuales –entre ellos, Baltasar Garzón, Pedro Almodóvar, Isabel Coixet, Joaquín Sabina, Almudena Grandes, Luis García Montero o Pilar Bardem– para ayudar a construir una plataforma “en la que confluyan las distintas sensibilidades existentes en la izquierda” y "encontrar el consenso necesario para crear una ilusión compartida".
El texto, motivador en su contenido pero gastado en sus planteamientos, dice “El descrédito de la política y las quejas asiduas sobre la corrupción de la vida democrática no pueden dejar indiferentes a las conciencias progresistas. Son muchas las personas que, desde diferentes perspectivas ideológicas, se han sentido indefensas en medio de esta crisis económica, social e institucional. La izquierda tiene un problema más grave que el avance de las opciones reaccionarias en las últimas elecciones municipales. Se trata de su falta de horizonte. Mientras los mercados financieros imponen el desmantelamiento del Estado del bienestar en busca de unos beneficios desmesurados, un gobierno socialista ha sido incapaz de imaginar otra receta que la de aceptar las presiones antisociales y degradar los derechos públicos y las condiciones laborales”
En el manifiesto se hace una alusión subliminal a todo el movimiento ciudadano del 15-M y su esfuerzo transformador, como catalizador del desencanto y de los ánimos renovados por plantarle cara al desencanto, pero para variar, la propuesta de alternativa es una casilla vacía. ¿Seguiremos durmiendo la siesta, para variar?
No hay comentarios:
Publicar un comentario