Cuando escribo esto amanecemos con la noticia del asesinato de Osama Bin Laden por parte de comandos de élite del ejército norteamericano llamados los Navy Seal, que son unos tipos duros entre los duros entrenados para poder actuar en cualquier ambiente y en condiciones muy exigentes, casi siempre aislados de su mando y de otras unidades. Su curso de selección y entrenamiento es considerado uno de los más duros, junto con el de los SAS.
La cuestión es que serán pocas las personas que lloren la muerte de este fanático, pero me aterra pensar cómo han transcurrido las cosas ante los ojos del mundo, sin que nadie se lleve las manos a la cabeza ni cuestione las formas, ante el gran jefe yanqui. De momento no han presentado fotos ni vídeos de la “hazaña”, y por lo que dicen han echado el cuerpo del jefe de Al Qaeda al mar, contra la tradición religiosa de los musulmanes: "La manera por la que se han desecho del cuerpo de Bin Laden va a generar problemas, por las formas, sobre todo porque va a dar pábulo a los grupos más radicales para dudar de la operación", asegura Javier Martín, corresponsal en Teherán de la agencia EFE y experto en el mundo islámico.
De cualquier modo cada vez el mundo real se acerca al cinematográfico en cuanto a este tipo de operaciones. Desconozco cual serán los convenios internacionales al respecto, pero dudo mucho que entre en el territorio de la legalidad que los norteamericanos puedan operar militarmente en Pakistán, dejar sus fiambres tras de sí, recoger los bártulos y marcharse para casa y aquí paz y después gloria.
La foto de Obama viendo en directo la ejecución de su casi tocayo, rodeado de uniformados cuajados de “condecoraciones” es todo un poemario. Parece que están jugando a la play, y que los milicos le están enseñando al presidente un juguetito nuevo ante la mirada asombrada de éste.
Por cierto, que en Italia en todas las cadenas de televisión estuvieron dando durante más de una hora la noticia inversa: la muerte de Obama en todas las cadenas nacionales y privadas, es más, una locutora se “equivoca” diciendo que el muerto es Osama, para posteriormente auto corregirse, diciendo que es Obama.
Total. Que cada vez está menos clara cual es la realidad, porque ni tan siquiera se conoce en profundidad los oscuros trasuntos que hay acerca de los atentados del 11-S, ni la de los mangoneos de una crisis que solo sirve para beneficiar a los que se la inventaron, ni porqué la clase política de este país tiene unas prebendas que los acercan más a la época feudal que al siglo XXI, ni si el bueno de la película es dios o el demonio. En esta época de la ceguera universal está todo por demostrar, aunque nadie tenga ganas de conocer cual es realmente la verdad.
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