Los músicos en gira terminamos, como quien dice, de venir de la ciudad mexicana interminable de Guadalajara, la que dice la canción que está en un llano. Hemos estado allí porque este año nuestra comunidad ha sido la “estrella invitada” de la Feria Internacional del Libro (FIL), que es la segunda feria más grande del mundo tras la de Fráncfort, y la primera de las letras en castellano.
Con el lapidario lema de “Castilla y León, cuna del castellano”, la Junta de CyL ha tenido a bien trasladar a todo un elenco de escritores y artistas de todo pelaje, entre los que hemos tenido el privilegio de estar, clausurando lo que fueron los últimos momentos de la feria, que he de decir que han sido inolvidables, pues ver cómo a miles de kilómetros se han tendido puentes que llegan más allá de las palabras, es tremendamente emocionante.
Pero en la crónica del viaje, he de relatarles que nuestro avión salió de casualidad y con dos horas de retraso del aeropuerto de Barajas, siendo el último vuelo que despegó antes de que entrasen a escena los “controladores” cerrando el espacio aéreo, por lo que tras 12 horas duras de vuelo hasta México DF nos encontramos con que el vuelo que enlazaba hasta Guadalajara lo habíamos perdido, con el consiguiente delirio traumático, del que la diosa fortuna nos liberó obrando el milagro de que nos hicieran lugar en el último vuelo que iba a esa ciudad.
Con el cambio horario (son 7 horas antes allí) uno no sabe si es de noche o de día, pero lo cierto es que cuando por fin llegamos al hotel, entre pitos y flautas llevábamos viajando casi un día entero, por lo que fuimos a tomar unos tequilas para brindar a la salud de los controladores aéreos, esos grandes profesionales de los emolumentos de los que casi nadie sabe nada, dada su escasez presencial en los movimientos sociales de vanguardia, salvo que tienen unos sueldos que se caga la perra.
Como estábamos fuera de la madre patria las noticias iban apareciendo a cuentagotas, por lo que cuando uno se entera de que los militares han tomado los aeropuertos y que se ha declarado el “estado de alarma”, no sabe uno muy bien qué pensar, si es el “estado” en el que andamos siempre, o que si es “el otro”, entregarse al tequila ante tanto delirio. Por suerte en esta ocasión los milicos venían de salvadores, y agradecidos que estamos.
Comentábamos los músicos en pleno delirio de jet lag si no podrían ir los milicos también a dar “un repaso” a las entidades financieras y administrativas, pero claro, ahí entramos en un territorio cenagoso donde los haya. Mejor lo dejamos, que al menos hemos conseguido volver a casa. Viva México, cabrones!!
Jesús Cifuentes
No hay comentarios:
Publicar un comentario