sábado, 4 de septiembre de 2010

FIESTA HISTÓRICA (CIFU)

Hola gentes. La carretera interminable de los músicos en gira me coloca hoy en Zaragoza, donde hemos estado haciendo la presentación de nuestro último trabajo “Introversiones”, del que hemos dado buena cuenta para emociones diversas de melancolía y memoria histórica musical de quienes han tenido el gusto de asomarse a nuestra orilla.
Ayer y antier hicimos lo propio en Madrid, mañana será lo mismo en Barcelona y al día siguiente será en Valencia, para volver por fin a casa, momento que se me antoja imposible dado que la prórroga de la ausencia se está haciendo tan larga que ya no sabe uno en qué momento volverá a dormir en su cama o si tenía cama propia, por no hablar de zonas más íntimas de la higiene.
El caso es que algo de lo que somos preguntados de forma permanente no solo por los medios regionales sino también por los nacionales, cosa de la que me choca enormemente que se hagan eco, es de nuestra vuelta a la plaza mayor de Valladolid después de (estando yo presente) más de 15 años. Me llama la atención que esta ausencia local tenga un eco “nacional”, porque al fin y al cabo nadie quiere dar oídos a quien no tiene orejas, sobre todo cuando somos nosotros, los protagonistas, los menos preocupados por esa situación, de la que diré que no siendo de recibo, por fortuna hemos recibido el abrazo mucho más grande de toda la geografía del Estado, y de otros países de Europa.
El mundo es mucho más grande de lo que son las comidillas locales que a veces se convierten en el ombligo del universo, y en esta agrupación, compuesta por grandes corredores de fondo que llevan 25 hermosos años 25 dando la talla sin tregua, este tipo de movidas son contempladas como un problema menor, porque lo que en el fuero interno sabíamos es que tarde o temprano tendríamos ocasión de volver, de estar en el lugar natural del que somos ciudadanos de a pie, cronistas y participantes comunes de las glorias y sinsabores que se gasta nuestra ciudad a la que amamos incondicionalmente, a la vez que en ocasiones odiamos también.
No creo que nos pase algo sustancialmente diferente al común de la ciudadanía, porque todos vivimos en ese mar ambivalente de amor y odio fraguado por las miserias y las grandezas de nuestra ciudad, a veces amable, a veces agresiva, a veces vapuleada y a veces loca por unos habitantes que la vuelven loca en todos los sentidos.
Así que de lo que estamos es muy contentos de que haya llegado el momento de tomarnos el lujo de la presencia, oculta pero presente siempre de volver a ocupar un espacio común, que, por favor no se lo pierdan, será una fiesta histórica

Jesús H. Cifuentes (el norte de castilla)

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