Hay quien desde su alumbramiento goza de la genialidad de unos pocos elegidos tocados por la varita mágica del azar, de una confluencia astral única e irrepetible para quien tiene el don, el duende, el genio insondable por el que toda ocurrencia u obra se convierte en magistral. Son pocos los casos en que la naturaleza suelta esas gotas de lo más granado de su esencia.
Pero por el contrario, hay quienes se constituyen en corredores de fondo de la vida, que a base de esfuerzo, tesón y perseverancia, consiguen llegar a la meca de su destino, de su arte, de su pasión. Esos son quienes tienen en realidad doble mérito, porque se han tallado a sí mismos contra viento y marea, por más que las circunstancias sean adversas. Este es el caso de Merzougui.
Merzougui nació el 30 de agosto de 1991 en Kalmim (Marruecos), y llegó a la isla de Lanzarote con 15 años en una patera en la que los sueños que conjugan la travesía te pueden pasar una factura que acabe con tu vida. Pero Merzougui sabía cual era su anhelo y no dudó en embarcarse en la patera que le llevó desde Sidi Ifni huyendo de la miseria al inicio de su sueño olímpico, porque Merzougui es un atleta de obstáculos especializado en los 3000 metros. Toda una metáfora de la vida para quien con una sonrisa ha recibido la nacionalidad española por carta de naturaleza, y hoy vienes compite en las semifinales del campeonato del mundo junior que se están disputando en Moncton (Canadá), y si sale victorioso, competirá la final el domingo.
Merzougui es un ejemplo de los saltos mortales que puede dar la vida, y de que pese a las adversidades, la miseria, la depresión y la violencia, nosotros podemos ser los timoneles de nuestro propio barco, de nuestros sueños.
Lejos de querer soltar un rollo tipo literatura de autoayuda, uno es que ante casos así se quita el sombrero, porque dan esperanza a la raza humana, porque ante murallas impenetrables de acero blindado, la perseverancia es capaz de abrir una puerta que te permita pasar al otro lado de la vida.Y es que no todo es fútbol. No todo son contratos millonarios para formar parte de los clubs exclusivos del olimpo mediático, tipo Ronaldo, pongamos por caso.
Sin duda sus músculos son suyos, así como su cuenta millonaria, y su inoperancia en el mundial. Según los tabloides, su hijo, comprado por 12 millones de € a su madre, es fruto de una noche loca de sexo con una camarera de un garito neoyorquino, a la que literalmente propuso así el amor: “Me, you, fuck, fuck”.
Pedazo de gol.
Jesús H. Cifuentes - el norte de castilla-
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