Me van a perdonar que escriba de esto que resulta ya tan cansino, pero es que creo que lo que 'ellos' pretenden es escurrir el bulto aprovechándose de nuestro hartazgo. Y es que el sobreseimiento del caso de presunto cohecho en el que está implicado Francisco Camps, aunque sea un 'cohecho impropio', clama al cielo ante el buen uso de la razón, alterando la paz veraniega, esa que se encuentra inmovilizada por el santísimo poder de la siesta mental que echa este país durante agosto, que a nivel legal es 'inhábil judicialmente', como lo es en realidad casi todo el año.
Tenemos una larga tradición de sentencias de lo absurdo, fundamentadas sobre todo en el inmovilismo mental y el tradicional compadreo con la derecha más acérrima y talibana por parte del sector más granado del intocable poder judicial. Con este panorama de jubilados beligerantes en activo, defendiendo a capa y espada los mandamientos anteriores a nuestra joven democracia, qué otra cosa cabe esperar que el que se justifique la mentira, que se lave la cara a lo inmoral, que se minimice la paternidad de ese cura que ante la tentación de la carne tuvo un resbalón, porque la culpa en realidad es de la 'carne'...
Cuando los pecadores pertenecen al gremio o a la 'casa común' de los poderes tradicionales de esa gran mafia asentada en los lugares estratégicos del poder, la democracia lo va teniendo jodido, y empieza a sufrir en realidad una enfermedad degenerativa que la transforma en otra cosa, que la deja incompleta y que no permite que funcione y actúe como lo haría una democracia adulta y bien formada. Entonces, ¿qué podemos esperar de este panorama tan desalentador? Las filas del PP además acusan al PSOE según palabras de su secretaria general, María Dolores de Cospedal, de que «con este Gobierno, lamentablemente la democracia está en un serio peligro». ¿Es que para defender la democracia lo lícito es mentir ante todo un pueblo sin que la mentira suscite ninguna consecuencia?
A fe mía que a estos niños del PP se les tiene muy consentidos. Si no aprueban el curso en junio, pues deberán pasarse las vacaciones de verano estudiando para aprobar en septiembre, cuando los jueces vuelvan a sus casposos aburrimientos.
Jesús Cifuentes - El norte de Castilla -
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