Una producción de: Bandidos Films
Género: Farsa política
Duración: 120 min.
Sonido: Dolby SRD
Dirección: Luis Estrada
Asistentes de Dirección: Martín Torres y Álvaro Curiel
Producción: Luis Estrada; producción ejecutiva: Sandra Solares; gerencia de producción: Carlos Estrada; coordinación de producción: Marc Bèdia
Guión: Luis Estrada, Jaime Sampietro, Vicente Leñero y Fernando León Rodríguez, sobre una historia de Luis Estrada y Jaime Sampietro
Fotografía: Norman Christianson
Dirección Artística: Ana Solares y Salvador Parra; diseño y realización del pueblo: Salvador Parra; ambientación: Leopoldo Escobosa; coordinación de arte: Zaida Monteforte
Vestuario: María Estela Fernández
Maquillaje: Felipe Salazar y Alfredo Mora; peinados: Isabel Amezcua
Edición: Luis Estrada
Efectos Especiales: Alejandro Vázquez
Sonido: Santiago Núñez y Andrés Franco
Música: Santiago Ojeda
Comentario:El escándalo suscitado por La ley de Herodes representa un eslabón más -ojalá que el último- en la lamentable cadena de censuras por motivos políticos que ha agobiado al cine de nuestro país.
Como en su tiempo lo fueron La sombra del caudillo (1960) o Rojo amanecer (1989), La ley de Herodes fue primero aprobada como proyecto fílmico, para luego ser objeto de un burdo intento de veto que terminó provocando la renuncia de Eduardo Amerena, director del Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE), y el consiguiente desprestigo de las autoridades cinematográficas mexicanas.
La ola desatada por el escándalo generó una gran publicidad gratuita a la cinta, la cual se convirtió en una de las más taquilleras de principios del año 2000. Sin embargo, la polémica terminó por desviar la atención del público hacia aspectos de índole extra-cinematográfica, dejando a un lado algo muy importante: que La ley de Herodes es una excelente película.
La impecable factura técnica de Luis Estrada -evidente en Bandidos (1990) y en la esplendorosa y poco difundida Ámbar (1994)- se manifiesta en La ley de Herodes tanto en su cuidada escenografía, como en el meticuloso trabajo fotográfico de Norman Christianson, que remeda hasta en las "nubes perfectas" al estilo de don Gabriel Figueroa.
La sapiencia cinematográfica del director convierte a la cinta en un verdadero "baúl" de referencias cinematográficas a la Época de Oro. En ella están los personajes de María Candelaria (1943) (incluyendo la cochinita), la música de las rumberas, el homenaje a Tin Tan en el personaje interpetado por Damián Alcázar, entre otras alusiones a los "años dorados" de nuestra cinematografía. Sin embargo, la historia nos advierte que no todo tiempo pasado fue mejor. Al contrario, fue igual o peor.
La carrera de Luis Estrada ha sido esporádica pero firme. Su pasión por el cine es evidente y ha sido criticado precisamente por ello. No es un director muy querido por la crítica nacional (en alguna ocasión un crítico mexicano se refirió a él como "el Spielberg tenochca"). A pesar de ello, Estrada sigue empeñado en hacer cine en México y ha conseguido, por primera vez, que una película suya sea exhibida en condiciones adecuadas para que el público pueda apreciarla.
A partir de La ley de Herodes, e independientemente de los proyectos que tenga Luis Estrada en el futuro, su carrera como cineasta ha alcanzado un punto importante. Seguramente, allá donde esté, el "Perro" Estrada debe sentirse muy orgulloso de su "cachorro".
Género: Farsa política
Duración: 120 min.
Sonido: Dolby SRD
Dirección: Luis Estrada
Asistentes de Dirección: Martín Torres y Álvaro Curiel
Producción: Luis Estrada; producción ejecutiva: Sandra Solares; gerencia de producción: Carlos Estrada; coordinación de producción: Marc Bèdia
Guión: Luis Estrada, Jaime Sampietro, Vicente Leñero y Fernando León Rodríguez, sobre una historia de Luis Estrada y Jaime Sampietro
Fotografía: Norman Christianson
Dirección Artística: Ana Solares y Salvador Parra; diseño y realización del pueblo: Salvador Parra; ambientación: Leopoldo Escobosa; coordinación de arte: Zaida Monteforte
Vestuario: María Estela Fernández
Maquillaje: Felipe Salazar y Alfredo Mora; peinados: Isabel Amezcua
Edición: Luis Estrada
Efectos Especiales: Alejandro Vázquez
Sonido: Santiago Núñez y Andrés Franco
Música: Santiago Ojeda
En 1949, durante el sexenio del presidente Miguel Alemán, el corrupto alcalde de San Pedro de los Saguaros es linchado y decapitado por los indígenas que habitan el lugar. Corren tiempos electorales y el gobernador no está dispuesto a ver peligrar su posición por un escándalo político, por lo que ordena a su secretario de gobierno, el licenciado López, que nombre un nuevo alcalde para San Pedro. López decide que el más indicado es Juan Vargas, un inofensivo y fiel miembro del partido que seguramente no será tan corrupto como su antecesor.
Comentario:El escándalo suscitado por La ley de Herodes representa un eslabón más -ojalá que el último- en la lamentable cadena de censuras por motivos políticos que ha agobiado al cine de nuestro país.
Como en su tiempo lo fueron La sombra del caudillo (1960) o Rojo amanecer (1989), La ley de Herodes fue primero aprobada como proyecto fílmico, para luego ser objeto de un burdo intento de veto que terminó provocando la renuncia de Eduardo Amerena, director del Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE), y el consiguiente desprestigo de las autoridades cinematográficas mexicanas.
La ola desatada por el escándalo generó una gran publicidad gratuita a la cinta, la cual se convirtió en una de las más taquilleras de principios del año 2000. Sin embargo, la polémica terminó por desviar la atención del público hacia aspectos de índole extra-cinematográfica, dejando a un lado algo muy importante: que La ley de Herodes es una excelente película.
La impecable factura técnica de Luis Estrada -evidente en Bandidos (1990) y en la esplendorosa y poco difundida Ámbar (1994)- se manifiesta en La ley de Herodes tanto en su cuidada escenografía, como en el meticuloso trabajo fotográfico de Norman Christianson, que remeda hasta en las "nubes perfectas" al estilo de don Gabriel Figueroa.
La sapiencia cinematográfica del director convierte a la cinta en un verdadero "baúl" de referencias cinematográficas a la Época de Oro. En ella están los personajes de María Candelaria (1943) (incluyendo la cochinita), la música de las rumberas, el homenaje a Tin Tan en el personaje interpetado por Damián Alcázar, entre otras alusiones a los "años dorados" de nuestra cinematografía. Sin embargo, la historia nos advierte que no todo tiempo pasado fue mejor. Al contrario, fue igual o peor.
La carrera de Luis Estrada ha sido esporádica pero firme. Su pasión por el cine es evidente y ha sido criticado precisamente por ello. No es un director muy querido por la crítica nacional (en alguna ocasión un crítico mexicano se refirió a él como "el Spielberg tenochca"). A pesar de ello, Estrada sigue empeñado en hacer cine en México y ha conseguido, por primera vez, que una película suya sea exhibida en condiciones adecuadas para que el público pueda apreciarla.
A partir de La ley de Herodes, e independientemente de los proyectos que tenga Luis Estrada en el futuro, su carrera como cineasta ha alcanzado un punto importante. Seguramente, allá donde esté, el "Perro" Estrada debe sentirse muy orgulloso de su "cachorro".
Vi esta película del estuche que le regalé a Juanma del festival de Sundance, hace tiempo, con él, pero me debí de olvidar de comentarla aquí, ayer la vimos otra vez pero esta vez con mis padres en casita, es muy buena, a ellos también les gustó mucho.
Anina
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