El sueño americano parece que se ha hecho realidad con la inusitada elección como presidente de los Estados Unidos de Barack Hussein Obama, el primer presidente negro de ese país que trabaja de timón en el viaje de las riendas del mundo.
El sueño americano es algo de lo que en España se sabe poco, o se contempla con el escepticismo tan castellano de lo 'forastero', de lo que no es de aquí. Porque si existe un 'sueño americano', que nosotros sepamos no hay un 'sueño español', o un 'sueño ruso', o un 'sueño irlandés'... Y eso no es que los norteamericanos sean los únicos con capacidad para soñar. Más bien, son los que hasta ahora que han jodido los sueños de los demás, porque con esa garra del águila yanqui tan clavada en el territorio ajeno, no han hecho últimamente otra cosa que remover la mierda de la violencia y el capitalismo voraz a cualquier precio.
Así que quizá de una buena vez, con este futuro presidente glamuroso cual estrella de rock ilustrado, con este trabajador de las palabras que tan bien ha sabido utilizar, las cosas y los sueños empiecen a tomar una dimensión real, si no nos traiciona a todos cuando se asome al vértigo de lo que rodea al poder. Porque lo que sigue a continuación es meterse en ese traje desmedido que es la Casa Blanca, y ver si le sientan bien sus entresijos. De momento me entero de que «los máximos responsables de los servicios de inteligencia del país empiezan hoy a ponerle al día de la salud del espionaje norteamericano y a contarle algunas cosas que como senador tenía vedadas».
¿Qué es lo que está vedado? ¿Cuál es el 'sueño americano vedado'? ¿Es que antes de ser presidente la realidad es una y cuando lo eres se convierte en otra? La esperanza que estaba en barbecho parece que empieza a germinar y que las cosas, si queremos todos, pueden cambiar. La verdad, si se quiere, puede ser tan tangible y tan benevolente como una tortilla de patata, desprendiendo un aroma tan sonriente que de repente la vida se convierte en el placer que siempre debió ser, con sobresaltos, pero sin desgarros; con accidentes, pero sin zancadillas; con realidades y sueños.
Martin Luther King sonríe en la tumba a pesar de la bala que tiene en el cuerpo. El sueño continúa aún despierto.
El sueño americano es algo de lo que en España se sabe poco, o se contempla con el escepticismo tan castellano de lo 'forastero', de lo que no es de aquí. Porque si existe un 'sueño americano', que nosotros sepamos no hay un 'sueño español', o un 'sueño ruso', o un 'sueño irlandés'... Y eso no es que los norteamericanos sean los únicos con capacidad para soñar. Más bien, son los que hasta ahora que han jodido los sueños de los demás, porque con esa garra del águila yanqui tan clavada en el territorio ajeno, no han hecho últimamente otra cosa que remover la mierda de la violencia y el capitalismo voraz a cualquier precio.
Así que quizá de una buena vez, con este futuro presidente glamuroso cual estrella de rock ilustrado, con este trabajador de las palabras que tan bien ha sabido utilizar, las cosas y los sueños empiecen a tomar una dimensión real, si no nos traiciona a todos cuando se asome al vértigo de lo que rodea al poder. Porque lo que sigue a continuación es meterse en ese traje desmedido que es la Casa Blanca, y ver si le sientan bien sus entresijos. De momento me entero de que «los máximos responsables de los servicios de inteligencia del país empiezan hoy a ponerle al día de la salud del espionaje norteamericano y a contarle algunas cosas que como senador tenía vedadas».
¿Qué es lo que está vedado? ¿Cuál es el 'sueño americano vedado'? ¿Es que antes de ser presidente la realidad es una y cuando lo eres se convierte en otra? La esperanza que estaba en barbecho parece que empieza a germinar y que las cosas, si queremos todos, pueden cambiar. La verdad, si se quiere, puede ser tan tangible y tan benevolente como una tortilla de patata, desprendiendo un aroma tan sonriente que de repente la vida se convierte en el placer que siempre debió ser, con sobresaltos, pero sin desgarros; con accidentes, pero sin zancadillas; con realidades y sueños.
Martin Luther King sonríe en la tumba a pesar de la bala que tiene en el cuerpo. El sueño continúa aún despierto.
Jesús Cifuentes - El Norte de Castilla
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