Resulta que un estudio realizado por el Instituto Marqués, una organización catalana que lleva más de 80 años trabajando en el entorno de la ginecología y la obstetricia, viene a iluminar la conclusión de que más de la mitad de la población masculina de este país tiene el semen hecho una pena en cuanto a calidad se refiere.
El estudio que en su página web dice que fue realizado en los meses de junio y julio del 2007 saca sus conclusiones un año después para concluir que la población masculina española está afectada en buena parte por los «disruptores estrogénicos», una mala gente que provoca que en la formación de los testículos que se desarrollan en el tercer mes de gestación, la cosa se quede a medio camino de formación, con lo que en la futura madurez del hombre, el semen con el que pretenda reproducirse está medio alelado.
Y todo esto gracias a los agentes químicos de los alimentos, los pesticidas y la contaminación en general. Nada de alimentar el mito por el cual las dificultades de reproducción están relacionadas con otras causas. Ni tabaquismo, ni estrés, ni alcoholismo, ni calzoncillos ajustados, dicen en el estudio, lo que me deja más tranquilo, porque siempre la culpa de todo la tiene el tabaco, del que desgraciadamente soy usuario, como de toda una larga ristra de vicios a los que de forma consuetudinaria se les suele echar la culpa de todos los males de la sociedad.
O sea que la culpa verdadera de nuestra futura extinción viene de la mano de lo que comemos y respiramos. Qué maravilla. Seguro que ahora que lo sabemos y los estudios científicos lo han demostrado, la cadena de alimentación que se nutre de trasgénicos y tratamientos químicos variados para que el tomate sea más bonito a la vista aunque no sepa a nada va a cambiar de manera radical.
Seguro que ahora que sabemos que lo que respiramos es una verdadera basura, las plantas industriales van a invertir en cambiar sus modelos de desarrollo por otros más modernos y ecológicos.
Seguro que ahora que sabemos qué estamos haciendo mal, vamos a cambiar para hacerlo bien.
Por cierto, el semen de mayor calidad es el gallego. Ole sus huevos.
El estudio que en su página web dice que fue realizado en los meses de junio y julio del 2007 saca sus conclusiones un año después para concluir que la población masculina española está afectada en buena parte por los «disruptores estrogénicos», una mala gente que provoca que en la formación de los testículos que se desarrollan en el tercer mes de gestación, la cosa se quede a medio camino de formación, con lo que en la futura madurez del hombre, el semen con el que pretenda reproducirse está medio alelado.
Y todo esto gracias a los agentes químicos de los alimentos, los pesticidas y la contaminación en general. Nada de alimentar el mito por el cual las dificultades de reproducción están relacionadas con otras causas. Ni tabaquismo, ni estrés, ni alcoholismo, ni calzoncillos ajustados, dicen en el estudio, lo que me deja más tranquilo, porque siempre la culpa de todo la tiene el tabaco, del que desgraciadamente soy usuario, como de toda una larga ristra de vicios a los que de forma consuetudinaria se les suele echar la culpa de todos los males de la sociedad.
O sea que la culpa verdadera de nuestra futura extinción viene de la mano de lo que comemos y respiramos. Qué maravilla. Seguro que ahora que lo sabemos y los estudios científicos lo han demostrado, la cadena de alimentación que se nutre de trasgénicos y tratamientos químicos variados para que el tomate sea más bonito a la vista aunque no sepa a nada va a cambiar de manera radical.
Seguro que ahora que sabemos que lo que respiramos es una verdadera basura, las plantas industriales van a invertir en cambiar sus modelos de desarrollo por otros más modernos y ecológicos.
Seguro que ahora que sabemos qué estamos haciendo mal, vamos a cambiar para hacerlo bien.
Por cierto, el semen de mayor calidad es el gallego. Ole sus huevos.
Jesús Cifuentes - El norte de Castilla
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