La empresa Induraees abrirá este mes de septiembre en la localidad de Osorno (Palencia) la primera planta de reciclaje de residuos eléctricos y electrónicos de Castilla y León, según el proyecto que presentó ayer, día 31 de agosto, la propia empresa y la Junta de Castilla y León.
El gerente de la empresa, Mariano Arana, explicó que los residuos que van a reciclar "tienen un alto componente contaminante", por lo que el primer paso del reciclaje será "aspirar los gases para su licuación".
A continuación se separarán de los aparatos otros materiales contaminantes, como pueden ser las pilas, para "poder triturar el resto y usarlo de nuevo como materia prima para la elaboración de nuevos aparatos".
La puesta en marcha de las líneas de tratamiento permitirá que se recicle durante el primer año el 30 por ciento de los residuos eléctricos y electrónicos de la Comunidad aunque, a medio plazo, el objetivo es llegar al cien por cien.
En la actualidad, los residuos eléctricos y electrónicos de la Comunidad superan las 30.000 toneladas, por lo que "con las 9.000 del primer año ya se cumplirá la obligación de la normativa europea de reciclar un mínimo de cuatro kilos por persona y año".
Los residuos a reciclar se clasifican en tres tipos: la línea blanca, que incluye lavadoras y frigoríficos; la línea marrón, compuesta de televisores, y la línea gris, formada básicamente por teléfonos móviles.
La inversión prevista por Induraees es de ocho millones de euros, que incluye 20 puestos de trabajo de forma inicial y 50 a los dos años de funcionamiento de la planta.
Sostenible, José Manuel Jiménez, señaló por su parte de que "ya es hora de que se hable de los residuos en clave positiva, ya sea en clave de inversión, puestos de trabajo y oportunidad de desarrollo".
"Esto supone un cambio importante de cultura para poder llegar a ver los residuos como materia prima y como una industria", añadió, aunque no adelantó si la Junta de Castilla y León elaborará una normativa para que todos los recursos eléctricos y electrónicos se reciclen en la comunidad a partir del momento en qué esté en marcha la primera planta de tratamiento.
El gerente de la empresa, Mariano Arana, explicó que los residuos que van a reciclar "tienen un alto componente contaminante", por lo que el primer paso del reciclaje será "aspirar los gases para su licuación".
A continuación se separarán de los aparatos otros materiales contaminantes, como pueden ser las pilas, para "poder triturar el resto y usarlo de nuevo como materia prima para la elaboración de nuevos aparatos".
La puesta en marcha de las líneas de tratamiento permitirá que se recicle durante el primer año el 30 por ciento de los residuos eléctricos y electrónicos de la Comunidad aunque, a medio plazo, el objetivo es llegar al cien por cien.
En la actualidad, los residuos eléctricos y electrónicos de la Comunidad superan las 30.000 toneladas, por lo que "con las 9.000 del primer año ya se cumplirá la obligación de la normativa europea de reciclar un mínimo de cuatro kilos por persona y año".
Los residuos a reciclar se clasifican en tres tipos: la línea blanca, que incluye lavadoras y frigoríficos; la línea marrón, compuesta de televisores, y la línea gris, formada básicamente por teléfonos móviles.
La inversión prevista por Induraees es de ocho millones de euros, que incluye 20 puestos de trabajo de forma inicial y 50 a los dos años de funcionamiento de la planta.
Sostenible, José Manuel Jiménez, señaló por su parte de que "ya es hora de que se hable de los residuos en clave positiva, ya sea en clave de inversión, puestos de trabajo y oportunidad de desarrollo".
"Esto supone un cambio importante de cultura para poder llegar a ver los residuos como materia prima y como una industria", añadió, aunque no adelantó si la Junta de Castilla y León elaborará una normativa para que todos los recursos eléctricos y electrónicos se reciclen en la comunidad a partir del momento en qué esté en marcha la primera planta de tratamiento.
Ecoticias.com 01/09/08
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