La vida es tremendamente insospechada a pesar de las apariencias. Porque las apariencias de la vida nunca nos empujan a pensar en un destino final, que por fatal es en lo último que uno anda pensando y siempre será insospechado. Uno se va a la cama siempre con la tranquilidad de que le arropa el sueño, a pesar de las batallas que se anden cursando en el mundo real………. Porque a la hora de irse a descansar, a pesar de la inquietud de esos pensamientos desconcertantes que te sobrevienen a menos cinco, lo último es pensar en escopetas o cuchillos………..La ceguera que provoca el despecho, los celos o el complejo desvarío de una relación de pareja rota son un fenómeno estudiadísimo, pero poco prolijo en sus conclusiones terapéuticas, porque nadie aquí da con el prozak necesario para regular ese cúmulo de desatinos virulentos que la jornada de este miércoles pasado causaron la muerte a tres mujeres en el mismo día, en un desarrollo macabro de distintas historias paralelas con un mismo final, como un thriller norteamericano.
Laura murió asesinada en Madrid a los 22 años. María Victoria a los 49 en El Puerto de Santa María. Virma en Cullera a los 45, y María José, de 55, aquí en Valladolid. Todas el mismo día. Ninguna de ellas sabía o podía imaginar lo que se les iba a venir encima esa misma jornada. Todas pensaban en su horizonte común de esperanza, de dificultades, de las miserias de la vida y de lo cabrones de sus futuros verdugos, pero casi todas sin darle importancia porque la vida y los hijos te marcan un horizonte y una sonrisa a seguir. Los hijos, a no ser que se esté realmente machacado a nivel tóxico o psiquiátrico, son una línea de flotación a la esperanza. Pero como no hay nada escrito, puede pasar que esa “niña” de la que hablaba Rajoy en un tono tipo la canción “Chiquitita” de ABBA, tenga tras de sí una españa más profunda de la que habíamos imaginado. La “españa profunda” tradicional se le había asignado como un sanbeníto al entorno rural, pero está claro que todos presenciamos cómo la “profundidad” hoy por hoy pertenece a la locura urbanita que no acaba de digerir bien todo lo que se le viene encima.No sé por qué esa zona del cuerpo humano en la que una ceja se junta a otra, tiene que provocar lo más temido del macho ibérico dominante (que para nada es el cerdo). Esa suerte de desatinos que resuelven cómo una mirada de soslayo que alguien dirige, se convierte en sospechosa, y posteriormente en un tiro de escopeta en la cabeza.¿Quién y cómo se dan las licencias de armas? ¿Porqué una sociedad civil muere por disparos en cuestiones de violencia de género? ¿Tiene la sociedad civil derecho o acceso a pegar “legalmente” tiros?
¡Adiós mamá! . He quedado con papi que me ha prometido un excalestri al otro lado del barrio!
Jesús H. Cifuentes
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