La mejor forma de reducir las cifras de residuos impropios consiste en conocer los conceptos generales sobre separación y reciclaje, y aclarar las principales dudas.
Conocer los conceptos básicos y las dudas más frecuentes evita el vertido de residuos impropios que perjudican el sistema de reciclaje.
¿Dónde echo un brik de leche? ¿Al contenedor amarillo o al azul? ¿Y qué hago con una bombilla? La gran variedad de envases y productos utilizados en la vida cotidiana provoca dudas a la hora de su reciclado. Responder correctamente es importante, ya que si los envases no se depositan en su contenedor el proceso de reciclaje se resiente. La mejor forma de reducir estas cifras de residuos impropios consiste en conocer los conceptos generales sobre separación y reciclaje, y aclarar las principales dudas.
Las cifras de reciclaje en España aumentan cada año, en la misma línea que la concienciación de los consumidores. Por ejemplo, un estudio señala que el 86% de los españoles afirma separar en su hogar algún tipo de residuo del resto de la basura orgánica.
Ahora bien, no siempre se acierta con el contenedor, especialmente cuando se trata del amarillo: se recoge una media del 25% de residuos impropios. Por su parte, los consumidores parecen tenerlo más claro con los demás contenedores. En el caso del iglú verde, sólo se encuentra un 2% de impropios, informa Ecovidrio, la sociedad sin ánimo de lucro que gestiona la recogida y reciclaje del vidrio. En cuanto al contenedor azul, la cifra se eleva hasta el 5%.
La separación correcta de los envases es muy importante, ya que los distintos materiales requieren también procesos de reciclaje diferentes. Por ello, si acaban mezclados se dificulta su clasificación y su reciclaje. Además, si los envases que deberían ir a alguno de los contenedores azul, verde o amarillo se depositan en el de residuos orgánicos, les espera el vertedero, con el consiguiente impacto medioambiental y económico.
Normalmente se suele acertar teniendo claros los colores de los contenedores y su objetivo principal: contenedor verde, envases de vidrio; contenedor amarillo, envases ligeros de plástico, latas y briks; y contenedor azul, papel, cartón y periódicos. Ahora bien, algunos envases pueden crear confusión, de manera que conviene conocer con detalle los envases que cada contenedor permite y los errores más comunes:
Contenedor amarillo
Aquí se depositan los envases ligeros, que pueden dividirse en tres grandes grupos:
* Envases de plástico: botellas vacías de líquidos (refrescos, agua, aceite, batidos, etc.), de productos de higiene personal (gel de baño, colonia, champú, suavizante, etc.) y de limpieza (lejía, limpiasuelos, limpiacristales, detergente, suavizante, lavavajillas, etc.); tarrinas de yogurt, natillas, cuajada, mantequilla, queso fresco, etc.; bandejas de poliespán (corcho blanco); botes de alimentos (ketchup, mostaza, etc.); hueveras de plástico; vasos de plástico; tubos de plástico de productos de higiene personal (pasta de dientes, etc.); bolsas de plástico para alimentos (congelados, frutas, verduras, pan de molde, bollería, pasta, legumbres, patatas fritas, etc.) y de un solo uso de comercios; agrupadores de plástico que unen las latas; envoltorios de plástico transparente que acompaña a las bandejas de carne, frutas, verduras, pescado, papel film para envolver y conservar alimentos, o el que envuelve revistas, fascículos, prensa, etc.
* Envases de metal: latas de bebidas (refrescos, cerveza, etc.), de conservas (anchoas, atún, berberechos, sardinas, etc.) o de sopas; tubos de comida e higiene personal (leche condensada, crema de afeitar, etc.); sprays de cosmética personal (laca, desodorante, espuma de afeitar, etc.), ambientadores, etc.; bandejas de aluminio de comidas precocinadas; papel de aluminio; tapas metálicas de los frascos; bolsas y recipientes de aluminio para alimentos (alimentos infantiles, sopas, purés, pasta precocinada, café, etc.).
* Briks: tanto de bebidas (leche, zumo, agua, vino, etc.) como de productos de alimentación (de tomate, bechamel, sopas, caldos, natillas, gazpacho, etc.).
Por su parte, los impropios más frecuentes en el contenedor amarillo suelen ser, CD, ropa y calzado, sartenes, cubiertos y ollas y objetos de plástico que no son envases. Para este tipo de residuos se encuentra también el contenedor de genéricos, aunque lo ideal sería llevarlos a un punto limpio, unas instalaciones públicas donde los consumidores pueden depositar residuos domésticos peligrosos o voluminosos (aparatos eléctricos y electrónicos, juguetes con componentes electrónicos, pilas, termómetros, escombros, colchones, sofás, lámparas, etc.). En el mismo caso se encuentran productos como tubos de pegamento, perchas, auriculares, grapadoras, biberones, bolígrafos, cepillos de dientes y del pelo, cintas de video y disquetes, calcetines, estropajos, fiambreras de plástico, fregonas, escobas, pañales, compresas, bastoncillos de los oídos, preservativos, cuchillas de afeitar, peines, plumeros, aerosoles, pelotas, etc.
Otro tipo de envases que por su contenido especialmente nocivo para el medio ambiente no pueden ir al contenedor amarillo son los de plástico de productos corrosivos, peligrosos o de pintura (se deben llevar a un punto limpio). Si son de aceite de coche y se cambia en un taller, sus responsables deben hacerse cargo de su correcta gestión ambiental, al igual que los neumáticos o las baterías.
Los envases de medicamentos, como tubos de pomadas, se deben depositar en los contenedores Sigre de las farmacias, así como en los puntos limpios.
En cuanto a las bombillas, los consumidores pueden depositarlas en puntos limpios, de recogida específica o cambiarlas por nuevas en los comercios, cuyos responsables deben responsabilizarse de su gestión ambiental. Asimismo, las tiendas que venden aparatos eléctricos y electrónicos están obligadas a hacerse cargo de los aparatos antiguos para su reciclaje en el momento de compra de uno nuevo.
Contenedor azul
Este contenedor está concebido para los residuos de los siguientes productos: folios, publicidad de los buzones, cajas de cartón (de zapatos, cereales, galletas, de comida congelada, etc.), hueveras de cartón, periódicos, revistas, cómics, cuadernos (sin espirales, las cuales van al orgánico), cajetillas de tabaco, sobres (sin ventanillas, que van al amarillo), libretas, papel de regalo, cajas de lápices, paquetes de envolver azúcar, harina, etc., y bolsas de papel.
El impropio más significativo es el brik, que aunque es de cartón tiene también plástico y aluminio, por lo que debe depositarse en el contenedor amarillo. Asimismo, otros residuos que también pueden dar pie a dudas son las colillas o los cartones plastificados, que no deben ir al azul, sino al de genéricos. Y tampoco se depositan servilletas, papel o cartón sucio o manchado de grasa, ya que dificulta o incluso impide el reciclado y contamina el resto del papel y cartón. Por ello, deben ir al contenedor de orgánicos.
Contenedor verde
En el iglú verde se depositan botellas de vidrio (cervezas, vinos, mostos, sidras, licores, zumos, refrescos, etc.) y tarros y frascos de vidrio tanto de bebidas y alimentos como de perfumes o cosmética. Eso sí, estos envases deben ir sin tapas o tapones. Si son de plástico irán al contenedor amarillo, y si son de corcho, al contenedor de residuos orgánicos.
En cambio, no se deben verter tarros y botellas de medicamentos, que van al contenedor especial de Sigre o a los puntos limpios. En cuanto a las cristalerías, las vajillas, los jarrones, el vidrio plano, vidrio armado, vidrio laminado, las ventanas, etc., es decir, cualquier elemento de vidrio o cristal (vasos, ventanas, etc.) que no sea un envase, tienen también que depositarse en los puntos limpios. Asimismo, tampoco se deben tirar en los iglúes verdes cerámicas, porcelanas, ladrillos y piedras, ya que si llegan a los hornos vidrieros los envases resultantes son tan frágiles que tienen que ser desechados. Este tipo de residuos, también a los puntos limpios.
Por otra parte, los envases deben estar vacíos de líquidos y restos de comida (tampoco hace falta limpiarlos con agua) antes de depositarlos. También se recomienda aplastar, aplanar o plegar los envases para reducir su volumen y aprovechar mejor el espacio. Y si, a pesar de todo, persiste la duda, es preferible depositar el residuo en el contenedor de genéricos para no entorpecer el sistema de reciclaje.
Los consumidores, fundamentales no sólo para reciclar
Además de reciclar, los consumidores pueden ser más activos solicitando a las instituciones la colocación de más contenedores y puntos limpios, la ampliación de otros sistemas de recogida de residuos, como pilas o aceite usado, o que se aumente la frecuencia de recogida de los contenedores, para evitar la imagen de unos contenedores colapsados o con residuos hasta los bordes. También se puede participar activamente en campañas puntuales promovidas por organismos públicos o entidades privadas, como recogida de móviles, ropa usada, gafas usadas, etc. y reclamar la ampliación de las mismas.
Asimismo, es esencial recordar la escala de importancia de las tres erres: reciclar está muy bien, pero sobre todo hay que reducir la cantidad de residuos generados y reutilizar los productos todo lo que se pueda. De esta manera, se necesitarán menos recursos naturales y un menor gasto de energía para su producción y transporte.
fuente: Alex Fernández Muerza - www.consumer.es - EROSKI
Conocer los conceptos básicos y las dudas más frecuentes evita el vertido de residuos impropios que perjudican el sistema de reciclaje.
¿Dónde echo un brik de leche? ¿Al contenedor amarillo o al azul? ¿Y qué hago con una bombilla? La gran variedad de envases y productos utilizados en la vida cotidiana provoca dudas a la hora de su reciclado. Responder correctamente es importante, ya que si los envases no se depositan en su contenedor el proceso de reciclaje se resiente. La mejor forma de reducir estas cifras de residuos impropios consiste en conocer los conceptos generales sobre separación y reciclaje, y aclarar las principales dudas.
Las cifras de reciclaje en España aumentan cada año, en la misma línea que la concienciación de los consumidores. Por ejemplo, un estudio señala que el 86% de los españoles afirma separar en su hogar algún tipo de residuo del resto de la basura orgánica.
Ahora bien, no siempre se acierta con el contenedor, especialmente cuando se trata del amarillo: se recoge una media del 25% de residuos impropios. Por su parte, los consumidores parecen tenerlo más claro con los demás contenedores. En el caso del iglú verde, sólo se encuentra un 2% de impropios, informa Ecovidrio, la sociedad sin ánimo de lucro que gestiona la recogida y reciclaje del vidrio. En cuanto al contenedor azul, la cifra se eleva hasta el 5%.
La separación correcta de los envases es muy importante, ya que los distintos materiales requieren también procesos de reciclaje diferentes. Por ello, si acaban mezclados se dificulta su clasificación y su reciclaje. Además, si los envases que deberían ir a alguno de los contenedores azul, verde o amarillo se depositan en el de residuos orgánicos, les espera el vertedero, con el consiguiente impacto medioambiental y económico.
Normalmente se suele acertar teniendo claros los colores de los contenedores y su objetivo principal: contenedor verde, envases de vidrio; contenedor amarillo, envases ligeros de plástico, latas y briks; y contenedor azul, papel, cartón y periódicos. Ahora bien, algunos envases pueden crear confusión, de manera que conviene conocer con detalle los envases que cada contenedor permite y los errores más comunes:
Contenedor amarillo
Aquí se depositan los envases ligeros, que pueden dividirse en tres grandes grupos:
* Envases de plástico: botellas vacías de líquidos (refrescos, agua, aceite, batidos, etc.), de productos de higiene personal (gel de baño, colonia, champú, suavizante, etc.) y de limpieza (lejía, limpiasuelos, limpiacristales, detergente, suavizante, lavavajillas, etc.); tarrinas de yogurt, natillas, cuajada, mantequilla, queso fresco, etc.; bandejas de poliespán (corcho blanco); botes de alimentos (ketchup, mostaza, etc.); hueveras de plástico; vasos de plástico; tubos de plástico de productos de higiene personal (pasta de dientes, etc.); bolsas de plástico para alimentos (congelados, frutas, verduras, pan de molde, bollería, pasta, legumbres, patatas fritas, etc.) y de un solo uso de comercios; agrupadores de plástico que unen las latas; envoltorios de plástico transparente que acompaña a las bandejas de carne, frutas, verduras, pescado, papel film para envolver y conservar alimentos, o el que envuelve revistas, fascículos, prensa, etc.
* Envases de metal: latas de bebidas (refrescos, cerveza, etc.), de conservas (anchoas, atún, berberechos, sardinas, etc.) o de sopas; tubos de comida e higiene personal (leche condensada, crema de afeitar, etc.); sprays de cosmética personal (laca, desodorante, espuma de afeitar, etc.), ambientadores, etc.; bandejas de aluminio de comidas precocinadas; papel de aluminio; tapas metálicas de los frascos; bolsas y recipientes de aluminio para alimentos (alimentos infantiles, sopas, purés, pasta precocinada, café, etc.).
* Briks: tanto de bebidas (leche, zumo, agua, vino, etc.) como de productos de alimentación (de tomate, bechamel, sopas, caldos, natillas, gazpacho, etc.).
Por su parte, los impropios más frecuentes en el contenedor amarillo suelen ser, CD, ropa y calzado, sartenes, cubiertos y ollas y objetos de plástico que no son envases. Para este tipo de residuos se encuentra también el contenedor de genéricos, aunque lo ideal sería llevarlos a un punto limpio, unas instalaciones públicas donde los consumidores pueden depositar residuos domésticos peligrosos o voluminosos (aparatos eléctricos y electrónicos, juguetes con componentes electrónicos, pilas, termómetros, escombros, colchones, sofás, lámparas, etc.). En el mismo caso se encuentran productos como tubos de pegamento, perchas, auriculares, grapadoras, biberones, bolígrafos, cepillos de dientes y del pelo, cintas de video y disquetes, calcetines, estropajos, fiambreras de plástico, fregonas, escobas, pañales, compresas, bastoncillos de los oídos, preservativos, cuchillas de afeitar, peines, plumeros, aerosoles, pelotas, etc.
Otro tipo de envases que por su contenido especialmente nocivo para el medio ambiente no pueden ir al contenedor amarillo son los de plástico de productos corrosivos, peligrosos o de pintura (se deben llevar a un punto limpio). Si son de aceite de coche y se cambia en un taller, sus responsables deben hacerse cargo de su correcta gestión ambiental, al igual que los neumáticos o las baterías.
Los envases de medicamentos, como tubos de pomadas, se deben depositar en los contenedores Sigre de las farmacias, así como en los puntos limpios.
En cuanto a las bombillas, los consumidores pueden depositarlas en puntos limpios, de recogida específica o cambiarlas por nuevas en los comercios, cuyos responsables deben responsabilizarse de su gestión ambiental. Asimismo, las tiendas que venden aparatos eléctricos y electrónicos están obligadas a hacerse cargo de los aparatos antiguos para su reciclaje en el momento de compra de uno nuevo.
Contenedor azul
Este contenedor está concebido para los residuos de los siguientes productos: folios, publicidad de los buzones, cajas de cartón (de zapatos, cereales, galletas, de comida congelada, etc.), hueveras de cartón, periódicos, revistas, cómics, cuadernos (sin espirales, las cuales van al orgánico), cajetillas de tabaco, sobres (sin ventanillas, que van al amarillo), libretas, papel de regalo, cajas de lápices, paquetes de envolver azúcar, harina, etc., y bolsas de papel.
El impropio más significativo es el brik, que aunque es de cartón tiene también plástico y aluminio, por lo que debe depositarse en el contenedor amarillo. Asimismo, otros residuos que también pueden dar pie a dudas son las colillas o los cartones plastificados, que no deben ir al azul, sino al de genéricos. Y tampoco se depositan servilletas, papel o cartón sucio o manchado de grasa, ya que dificulta o incluso impide el reciclado y contamina el resto del papel y cartón. Por ello, deben ir al contenedor de orgánicos.
Contenedor verde
En el iglú verde se depositan botellas de vidrio (cervezas, vinos, mostos, sidras, licores, zumos, refrescos, etc.) y tarros y frascos de vidrio tanto de bebidas y alimentos como de perfumes o cosmética. Eso sí, estos envases deben ir sin tapas o tapones. Si son de plástico irán al contenedor amarillo, y si son de corcho, al contenedor de residuos orgánicos.
En cambio, no se deben verter tarros y botellas de medicamentos, que van al contenedor especial de Sigre o a los puntos limpios. En cuanto a las cristalerías, las vajillas, los jarrones, el vidrio plano, vidrio armado, vidrio laminado, las ventanas, etc., es decir, cualquier elemento de vidrio o cristal (vasos, ventanas, etc.) que no sea un envase, tienen también que depositarse en los puntos limpios. Asimismo, tampoco se deben tirar en los iglúes verdes cerámicas, porcelanas, ladrillos y piedras, ya que si llegan a los hornos vidrieros los envases resultantes son tan frágiles que tienen que ser desechados. Este tipo de residuos, también a los puntos limpios.
Por otra parte, los envases deben estar vacíos de líquidos y restos de comida (tampoco hace falta limpiarlos con agua) antes de depositarlos. También se recomienda aplastar, aplanar o plegar los envases para reducir su volumen y aprovechar mejor el espacio. Y si, a pesar de todo, persiste la duda, es preferible depositar el residuo en el contenedor de genéricos para no entorpecer el sistema de reciclaje.
Los consumidores, fundamentales no sólo para reciclar
Además de reciclar, los consumidores pueden ser más activos solicitando a las instituciones la colocación de más contenedores y puntos limpios, la ampliación de otros sistemas de recogida de residuos, como pilas o aceite usado, o que se aumente la frecuencia de recogida de los contenedores, para evitar la imagen de unos contenedores colapsados o con residuos hasta los bordes. También se puede participar activamente en campañas puntuales promovidas por organismos públicos o entidades privadas, como recogida de móviles, ropa usada, gafas usadas, etc. y reclamar la ampliación de las mismas.
Asimismo, es esencial recordar la escala de importancia de las tres erres: reciclar está muy bien, pero sobre todo hay que reducir la cantidad de residuos generados y reutilizar los productos todo lo que se pueda. De esta manera, se necesitarán menos recursos naturales y un menor gasto de energía para su producción y transporte.
fuente: Alex Fernández Muerza - www.consumer.es - EROSKI
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